Prólogo

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Haber vivido toda tu vida en un barrio de quirkless te hace una persona mentalmente fuerte, aunque ese no es totalmente mi caso. La gente es muy distinta a cuando tienes algún don, a veces puedes llegar a enloquecer al sentirte tan marginado de la sociedad, hasta el punto de cometer atrocidades, delitos.

A la tierna edad de 15 años ya había cometido unos cuantos de ellos, no puedo negarlo. Robar, peleas callejeras, y un largo etc. Puede que viviéramos en un barrio de quirkless en Washington, Estados Unidos, pero eso no implicaba que mi familia lo fuera. Mi madre, japonesa, ella no poseía ningún quirk, pero en cambio mi padre sí, y yo por suerte o desgracia, lo heredé. Mi familia era bastante pobre, pero un familiar nuestro ciertamente no lo era.

Mi madre tiene un hermano mayor, del cual casi nunca habló. Es conocido mundialmente, un hombre que todo el mundo quiere, un hombre querido incluso para mi. En mi decimoquinto cumpleaños, aquel familiar nuestro nos llamó por teléfono, y mamá pareció sorprendida por aquella llamada. Curiosa, pregunté a mi madre quién era, pero ella se negaba en responder. Papá por su parte, decidió coger la llamada por ella, ya que mi madre estuvo a punto de colgar.

—¿Quién es, papá? ¿Otra vez piden el dinero del piso? —fruncí el ceño, apretando mis puños.

Mi padre negó con la cabeza, mientras escuchaba con atención la llamada de aquel desconocido. Mamá simplemente mordía sus uñas con nerviosismo, mirando a una esquina de la habitación. ¿Qué le ocurría? Me preguntaba. Bueno, la respuesta no era muy fácil de decir tampoco. Papá nos miró a las dos, pálido como un papel.

—Hija, ven... alguien quiere hablar contigo. —mi padre extendió el teléfono. Yo lo tomé.

—¿Diga, quién es? —contesté con desconfianza aquella llamada.

Hola _______, soy Toshinori Yagi... el hermano de tu madre, ¿cómo estás?

—¿...huh? ¿Desde cuándo mi madre tiene un hermano? —estaba muy confusa en aquel entonces, ya que mamá nunca nos contó de ningún hermano. Miraba a mis padres, en busca de una explicación.

Siento que esto sea muy repentino. Quería hablar con mi sobrina para el día de su cumpleaños... Qué alegría escuchar tu voz al fin.

Empecé a hablar con él un tanto incómoda. Me hacía preguntas un tanto personales para alguien que no conocía para nada, pero el hombre parecía realmente feliz al hablar conmigo, y es por eso que traté de no ser muy cortante con él por el teléfono. Después de unos cuantos minutos, empecé a ganar confianza, parecía un hombre muy amable ya que me hablaba con mucho respeto. Todo iba genial, hasta que mamá arrebató el teléfono de mis manos.

—¿¡Qué haces, mamá?!

—¡Toshinori, te dije que no llamaras a nuestra familia! —mamá parecía realmente furiosa, y ella solía ser una mujer serena— ¿Huh?

Pero su semblante cambió de un momento a otro. Las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos, mientras apretaba sus labios, tratando de no soltar ningún sollozo. Papá se acercó a ella, muy preocupado por su esposa. Yo, no sabía qué hacer. Mamá empezó a llorar desconsoladamente, poniéndose de cuclillas en el suelo, llevando una mano a su boca, reprimiendo que aquellos ruidos salieran de su boca. Indecisa, me acerqué a ella, tratando de tranquilizarla.

Después de unos minutos al teléfono, mamá se tranquilizó. Hablaba en ese entonces ya mucho más relajada. Me preguntaba, ¿qué estarían hablando, quién era ese supuesto tío mío? Muchas preguntas invadían mi mente en ese momento. Mamá acabó de hablar por teléfono, y miró el suelo fijamente, con el ceño fruncido. Después de ello, se acercó a nosotros con una ligera sonrisa en los labios.

Corazones explosivos - [Bakugou y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora