03🌛

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Terminé de colocarme mi abrigo y tomé mis llaves con la intención de salir discretamente del apartamento para encontrarme al del 5D en el ascensor. Por lo general tardaba unos dos minutos en bajar y todo eso hasta mi piso, por lo que sin más remedio, salí de allí encontrándome a Mary del otro lado de la puerta.

—Hola —saludó antes de soltar un bostezo.

— ¿Qué haces aquí afuera y en pijama, Mary? —indagué al verla en su pijama de una pieza completa dónde tenía diseños de su banda favorita.

¿Qué más faltaba? ¿Calzones con las caras de sus cantantes favoritos? Iug, eso sí sería asqueroso y por nada del mundo iba a lavar su ropa cuando fuera mi turno hacerlo.

—Salí por esto —levantó su mano  derecha y observé que traía una revista, la cual nunca antes había visto—, es para ver trabajos, ya sabes, cuando quieres cambiar de empleo…

— ¿Vas a salirte de tu trabajo? Creí que lo amabas, Mary —eso sonó tan cursi, iug.

—No es para mí, babosa —y ahí estaba la Mary que conocía—; es para un compañero de trabajo que necesita conseguirle un trabajo a su hermana menor, eso es todo —aseguró, pero de igual forma sonreí antes de hablar:

— ¿Segura que es eso? ¿O solo quieres impresionar a ese galán? —Sus ojos se abrieron tanto que no pude evitar soltar una carcajada ante eso.

—A veces quisiera odiarte, Kensie —sonreí ampliamente.

—Imposible odiarme cuando me amas, mujer —ella suspiró y sin más cambió de tema, a lo cual no dije nada.

—Como sea, el ascensor está averiado y tú galán se ha ido hace como cinco minutos  — ¿Iba enserio? ¿Acaso podía tener peor suerte?

— ¿Y por qué crees que iba precisamente a verlo a él? Hay algo que se llama puntualidad…

—Acéptalo, querías coquetear con él y se ha ido. No fingas conmigo. Ahora vete a trabajar que con algo tenemos que pagar la renta de este lugar —suspiré resignada ante eso, y ante el hecho de que debía llegar mucho antes a mi trabajo, y salí de allí sin más remedio.

Mi plan era sencillo.

Iba a bajar con él en el ascensor y le iba a  coquetear, y, quizás, hasta conseguiría su número telefónico. Pero por azares del destino hoy no podía hacer eso. Ahora me tocaba bajar las escaleras sola e irme a trabajar más temprano de lo normal.

Minutos después estaba afuera y sentía como mi cuerpo se congelaba ante el frío que hacía este día. Comencé a caminar hacia el lado en que quedaba mi trabajo y a las pocas cuadras sentí que alguien venía siguiéndome.

¿Iban a robarme? ¡No tenía mucho dinero, joder! ¿Acaso me veían ricachona o qué diablos?

Seguí caminando mientras buscaba un lugar con bastantes personas en dónde pudiera esperar que el tipo ese se cansará y se fuera por otra víctima, y no, no le deseaba eso a nadie. Pero al final no encontré nada, por lo que tuve que cruzar hacia un callejón y esperar que, en las mejores de mis suertes, él siguiera de largo. Me escondí cerca de un contenedor de basura y luego escuché pisadas, lo que me hizo saber que venía por mí. ¿A quién diablos se le ocurre entrar a un callejón vacío? Solamente a mí.

Agarré mi bolso y busqué dentro de él, encontrándome con mi perfume de repuesto. ¿Si se lo hechaba en los ojos, le ardería? Yo creo que sí.

Kensie 1, ladrón 0.

Cuando estuvo más cerca, me incorporé de mi lugar con la intensión de rociarle el perfume, lo cual hice y luego me arrepentí, aunque no tanto, al ver de quién rayos se trataba.

Serenata Equivocada. 💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora