Capítulo ochenta.

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–Mierda mierda mierda –murmuraba desesperada mirando a mi alrededor mientras mantenía mis brazos abrazados a mi pecho cubriendo mi desnudez.

–¡Oye, abre la maldita puerta! –exclamó la inconfundible voz de Owen y me aterré aún más.

–Ten –Bloo lanzo su camiseta hacia mí.

Atrapé rápidamente la camiseta y sin pensarlo dos veces me la puse.

–¡¿Qué demonios haces, Bloo?! –profirió Loopy con molestia–. Traigo malditas bolsas pesadas en mis manos. ¡Abre la puerta!

–De acuerdo de cuerdo –Bloo rio y se retiró de la puerta permitiendo el paso.

Como una cobarde corrí hacia Bloo para escudarme en su espalda y él hizo su brazo hacia atrás en un intento de protección.

Loopy ingresó a la cocina dirigiéndose rápidamente a la mesa para dejar las bolsas de la compra y regresó su mirada hacia nosotros. Owen ya nos miraba uno a uno con reproche y negando con su cabeza.

–Oh ya veo –Loopy sonrió–, ¿estaban haciendo travesuras, niños?

–En la cocina –Owen se cruzó de brazos–. ¿Acaso no tienes habitación, Daniel? –reprochó.

¿Eh? ¿Mi bro acaba de reprochar el lugar y no el acto?

Antes estaba loco por protegerme de Bloo y ahora parece importarle muy poco lo que yo haga con él mencionado. Parece que ya no le importo demasiado a mi bro.

–Oh... –canturreó Nafla al entrar en la cocina y vernos a Bloo y a mí–. Cuando los gatos se van, los ratones hacen fiesta eh –sonrió.

Me sentía terriblemente avergonzada, sentí que todas las miradas estaban sobre mí a pesar de que cobardemente me escudaba detrás de Bloo.

–Basta, no intenten mirarla –pidió Bloo girándose procurando mantener su protección.

–¿Que no miremos qué? –cuestionó Nafla entre risas–. Bambi lleva esa fea camiseta tuya, no hay nada que ver.

–¡Pedí que no la miren! –exclamó Bloo y logramos salir con pasos hacia atrás de la cocina.

Al llegar al pasillo giré rápidamente y corrí hacia las gradas subiendo a prisa y no me detuve hasta llegar a la habitación de Bloo, él tardó un poco en entrar a la habitación y mantenía una sonrisa en su rostro.

–No te rías idiota, no es gracioso –lancé una almohada hacia él.

–¿Has visto que a Owen ya no le molesta que estemos juntos?

–Porque ya no le importo –rodeé mis ojos y me senté en la cama–. Está muy entretenido con su "amiguita" –hice comillas con mis dedos junto a infantiles muecas.

–No es su amiguita, es su novia –sonrió y cerró la puerta con llave.

–Lo que sea –me crucé de brazos–. No me importa.

–¿De verdad no te importa? –cuestionó mirándome atentamente mientras se ponía en cuclillas frente a mí.

–No –respondí secamente.

–Por supuesto que ya no te importa porque ahora me amas a mí –sonrió.

–Me obligaste a decirlo –levanté una ceja en reproche.

–¿Por qué no solo aceptas lo que sientes por mí y te permites ser feliz, conmigo? –cuestionó con voz suave mientras retiraba un mechón de cabello de mi rostro y lo dejaba detrás de mi oreja con una caricia.

RUDEWhere stories live. Discover now