Junio de 1998
Era un gran día para Taylor. Cada 21 de junio festejarían el cumpleaños de un nuevo miembro de la familia, y en especial este 21 de Junio de 1998. Estaba muy inquieto, emocionado. Su quinto hijo estaba por llegar al mundo, sería una hermosa niña, María Emilia.
Ese ingente momento se arrimaba a pasos agigantados. Los 8 meses por fin se acababan y esa larga espera valía la pena. Sentía la adrenalina correr por todo su ser, y la excitación carcomiéndolo de pies a cabeza.
Debbie ya estaba en su labor de parto.
Luego de unos minutos todo acabó. Su lloriqueo penetró en la totalidad de la habitación. La podía ver por fin, era hermosa. Era su niñita.
Sentía como la primera lágrima era desprendida de su lagrimal y corría por su mejilla al ver a su pequeña. La bella Afrodita no le llegaba ni a los talones a su hija, según él.
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Su pareja, Debbie, terminó muy cansada debido a todo el esfuerzo que hizo. Le dio el pecho hasta que la dulce pequeña quedó rendida en los brazos del dios Morfeo.
Roger tendría por primera vez a la bebé en brazos. Era uno de los mejores momentos, no cambiaría por nada esto.
La bebé se había despertado, exaltada, al no sentir el calor que le proporcionaba su mamá, dejando ver sus ojitos celestes oscuros. Al momento de sentir la voz y el calor de Roger concilió el sueño nuevamente.
No era capaz. Por más que quisiera no podía retener las lágrimas, era simplemente imposible. No sabía por qué, no tenía palabras para describir esa sensación, solo era...increíble. Se sentía el más afortunado de todo el planeta al poder experimentar estas sensaciones.
La delicadeza con la que la tenía, la dulzura con la que besaba su frente y la amorosa forma en que la miraba, derretía a Debbie. La tenía con sumo cuidado, como si el mínimo rose fuera a quebrar su sensible piel.
Con respecto a su primera noche, fue bastante buena.
El tiempo que durmió, la mayoría fue en el pecho de su padre, gracias al calor que este le irradiaba; a pesar de que sea verano, ella estaba muy bien con Roger. Excepto cuando tenía hambre, en ese momento estaba con su mamá.
Era impresionante la conexión que tenía con Roger, sobre todo en tan poco tiempo que llevaba de vida. Con tan solo que este esté cerca la niña paraba de llorar, casi de forma inmediata.
El que verdaderamente necesitaba un babero era el papá, podía quedarse horas viendo a su hermosa niña. Cada fracción de ella era una obra de arte digna de admirar.
Desde ese momento, ella sería reconocida desde pequeña por la gran popularidad de su padre, quien la amaría más que nadie en este mundo.
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Reconocida desde pequeña
De Todo¿Cómo sería la vida siendo la hija del gran baterista Roger Taylor? Emilia es reconocida desde pequeña gracias a la fama de su padre. Una chica común y corriente, con problemas como cualquier persona. • • • • • Cabe aclarar que la idea principa...