CAPÍTULO 14

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Austin y Venus se quedan en el auto esperando a la llamada de la persona chantajista que aún es misterio quien sea. No están tan preocupados por el dinero ni por el trato, sino la persona con la que están haciendo el trato. ¿Pueden confiar en la persona? ¿Después de todo esto estarán seguros de que la foto no saldrá a la luz? ¿Podrán terminar de remodelar bien su apartamento? Eso no lo puede asegurar hasta que cierren el trato y pase un tiempo. Están confiando a ciegas, lo saben perfectamente; ni siquiera saben que la información sea verídica y sepan dónde está exactamente Federico, pero es mejor esto a arriesgarse.

A lo lejos del auto parqueado se escucha la cabina telefónica oírse, entonces Austin sale del auto sin mirar fijamente a Venus, pues tanto él como ella saben que los dos están aterrorizados. Los problemas de ellos se solucionaban entre ellos, no con personas desconocidas de por medio. Ellos hacían los tratos, no la gente a ellos.

Austin mantiene la vigilancia entre las personas que le rodean hasta llegar a la cabina, no hay ninguna persona visible que esté haciendo un acto sospechoso, ¿la persona estará por acá vigilando? Es seguro, si es lo suficientemente inteligente como para hacer este trato, entonces sabe que debe de estar con la vista fija entre sus presas, que son ellos. Descuelga el teléfono.

—En cinco minutos estará el metro A45E, que los llevará al hotel Anantara. La habitación 431 es la de ustedes. Recuerden no hacer nada sospechoso o la foto estará expuesta. También dejen uno de sus teléfonos debajo del auto color azul que está cerca de la entrada. Nos encontramos en la habitación.

Se corta la llamada.

Austin lo primero que hace es buscar el auto azul, la cual efectivamente se encuentra diagonal a la entrada de la estación de metro, en la primera fila. Se pregunta si el auto es de la persona chantajista, la cual no puede saberlo. A lo mejor sí lo es, pero no tendrá nada en el interior para que ellos entren en detalle. O puede que sea el auto de otra persona para ocultar su identidad y lo que le pertenece a toda costa, aunque le parece absurdo porque piensa que al final sabrán quien es, o eso es lo que espera.

Austin se va al interior del auto, que está Venus cambiando una y otra vez la emisora de la radio.

—¿Y? —pregunta Venus ansiosa.

—Debemos de dejar uno de nuestros teléfonos debajo de ese auto —le señala el auto, la cual Venus lo ve perfectamente —. Coger el metro A45E, pedir la habitación 431 que está a nuestro nombre y esperar a la persona.

—¿Has pensando quién podría ser? —le pregunta Venus. Es una pregunta que antes Austin se lo esperaba, pero ahora que sale de la boca de Venus, lo coge un poco de sorpresa, o a lo mejor es miedo la palabra "quién", ¿quién es?

—No lo sé —dice Austin nada más. Se quedan en un profundo silencio. Austin solo coge la maleta con el dinero más una maleta provisional y sale del auto. Venus lo persigue. Austin decide sin el consentimiento de Venus en dejar su celular debajo del auto y no el de Venus, aunque ella no protesta por ello, solo deja a Austin a hacer lo suyo.

Si lo que dijo la persona es cierto, entonces en menos de tres minutos el metro estará por llegar.

Austin se pregunta si la persona realmente está cerca nuestro, ¿Estará en el mismo metro? Si es cierto, entonces no tendrán que esperar a la persona en la habitación, pues prácticamente estará detrás de ellos. Pero, ¿y si no está cerca? Tienen la total ventaja de poder hacer algo al respecto, pero ¿Qué? Están en manos de una persona chantajista por un acto criminalista que Venus y Austin cometieron, es absurdo llamar a alguien o escapar. Solo es absurdo.

Al final el metro sí llegó y Austin y Venus empiezan a actuar más deprisa, pues quieren acabar con todo esto de una vez y saben que no tienen ningún plan para estafar a la persona chantajista, solo tienen que cumplir con las órdenes que le mandaron y bueno, no pueden hacer mucho en este caso porque ellos no tienen el poder.

Al paso de las horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora