Aviso de contenido: El siguiente capítulo cuenta con menciones de depresión y suicidio. Si eres sensible ante alguno de estos temas, te recomiendo saltarlo.
Xanax —Elohim
"Un secreto por una sonrisa falsa"
Fiorella
Camino entre el grupo de chicas que parlotea de algo ni siquiera alcanzo a escuchar y me dirijo a mi casillero para buscar mi cambio de ropa limpio. Esta vez la clase de gimnasia estuvo un tanto pesada y terminé sudando a chorros. Lo primero que hice fue adentrarme a la ducha y quitarme el mal olor. Con la pequeña llave, abro el candado y este desbloquea la puerta. Al abrirla, una pequeña nota cae y retrocedo con violencia. Miro el sobre sin saber que hacer y de repente ya no me siento segura. Observo el vestidor con desconfianza, como si cualquiera de las chicas que estuviera aquí hubiera sido cómplice de que esa nota llegara a mí.
Esta vez, no creo que haya sido Massimo, hoy a penas y tuvo tiempo de saludarme porque tuvo que salir a resolver unos asuntos al muelle y a pesar de que ayer se portó de lo más atento después de haber pasado por mí a la escuela, hoy parecía ser otro. Es como si solo pudiera tener al buen Massimo por periodos y cuando llegaba el Jefe, el mafioso que no le importaba nada. Parecía que tampoco le importara yo.
Ajusto el nudo de mi toalla y me agacho para recoger el sobre que permanece inerte al lado de mis pies. Lo tomo con desconfianza y siento en la banca detrás de mí para poder leer lo que sea que diga esta vez. Como siempre, no hay remitente, así que solo me dispongo a romper el sobre y leer la carta.
"Mi querida y hermosa Fiorella. Siento que han pasado siglos desde la última vez que te escribí, pero no te alarmes. No me he olvidado de ti. He tenido que resolver unos asuntos de suma importancia y no podían esperar, una disculpa por mi ausencia.
De seguro te preguntarás como ha llegado esta carta a tu casillero, bueno, por más que quisiera decirlo, no he sido yo. Tengo muchos contactos que me ayudan en lo que les pido y esta vez necesitaba que alguna chica hiciera llegar mi comunicado hacia ti. Te sorprendería lo fácil que es sobornar a alguien. Por cierto, quiero decirte que esa escenita de ayer con Massimo no me agradó para nada. Yo tampoco me alegré por lo que esos mocosos te hicieron (no te preocupes, ya me encargué de ellos), pero, sobre todo, me desagradó que el imbécil de D'Amico te haya devorado en público como si fueras un objeto al cual reclamar. Tremendo cavernícola.
Por eso, mi Zapyast'ye. Deberías reconsiderar el estar conmigo, ¿qué digo? igual vas a terminar en mis brazos. Prometo hacerte la mujer más feliz del mundo, llenarte de regalos y sobre todo hacerte el amor como nadie más lo ha hecho. Serás mía, tenlo por seguro".
Mis ojos no se despegan de la hoja en un buen rato. No sé cuánto pasa, no sé si alguien más sigue en la habitación. Siendo sincera, no sé qué es lo que pasa a mi alrededor. Tanto mi mente como mi cuerpo se han desconectado. Esta vez no hay gritos, no hay llanto. No hay nada. El terror me ha paralizado por completo, ni siquiera soy capaz de pronunciar palabra alguna, es como si por más que intentara gritar, pedir ayuda, no sirviera de nada.
Porque ya no soy nada.
(***)
Observo mi reloj por tercera vez mientras aguardo en la entrada de la casa. Franco lleva diez minutos de retraso y mi cita es en quince, el tráfico era horrible cuando volvíamos de la escuela, así que espero que haya disminuido o no llegaré a tiempo. Decido salir hacia la calle para que así Franco no tenga que entrar y estacionarse. Me despido de los guardias con amabilidad y aguardo recargada en uno de los pilares de la entrada.
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Massimo (Familia Peligrosa I) ©
Lãng mạnFiorella Brown está sumergida en el infierno. Después de un trágico accidente, se ve obligada a estar bajo las órdenes de su padre y de su hermana, quienes se aprovechan de ella, convenciéndola de que es la causante de todos sus males. Sin nada de e...