Noveno día: ¡Amiga, date cuenta!

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— ¡Como que estás comprometida!

El grito de Yerin en la sala del departamento de Eunbi no se hizo esperar después de la noticia.

Joy con una sonrisa en el rostro alzó su mano derecha mostrando el anillo resplandeciente en su anular.

—Me lo pidió hace unas semanas. —Respondió Joy aún con la sonrisa en el rostro.

—Aun no me lo puedo creer, enserio. —Habló Eunbi después de procesar la noticia.

—Yo tampoco hasta ahora lo puedo creer, pero es que todo fue tan repentino y una cosa llevo a la otra y en unos minutos ya tenía el anillo en mi mano. —Respondió Joy recordando el momento en que pidieron su mano en matrimonio.

— ¿Es guapo? —Preguntó Sinb.

—Véanlo por ustedes mismas. —Joy saco su celular mostrándoles su fondo de pantalla en el cual se podía apreciar una foto de ambos juntos.

— ¡Te vas a casar con Sungjae! —Gritó de nuevo Yerin.

— ¿Cómo pasó? —Preguntó Sinb. —Digo, en todo el tiempo que estuvimos en el colegio él ni te miraba cuando lo animabas en los campeonatos de básquet.

—Cierto, o la vez cuando por San Valentín le diste esa carta con pastelitos y lo repartió con sus amigos. —Completó Yerin.

—Trabajo repartiendo pizzas como trabajo de medio tiempo hace tres años. Gracias a este trabajo he podido conocer gente increíble y una de esas fue Sungjae.

—Le llevaste pizza a su casa y se enamoró de ti. —Concluyó Yerin.

—Me hubiera encantado que sea así, pero no. —Joy tomó un sorbo de su vino. —Llamaron por cinco pizzas a una casa de sus amigos que había hecho una fiesta. Cuando llegue me dijeron que dejara las pizzas en la cocina y él estaba ahí. —Joy sonrió al recordar ese momento apretando levemente su anillo. —Me reconoció al instante y fue sorprendente para mí, ya que pensé que en el colegio ni sabía quién era. Intercambiamos números y volvimos a salir, luego me pidió ser su novia y ahora su esposa.

—Que hermosa historia. —Yerin limpio una lágrima falsa de su mejilla. —Es tan cliché que me dan ganas de escribir una historia con eso.

—Está a la venta. —Intervino Joy. —Sungjae es redactor en una Editorial y escribió su libro basado en nuestra historia. Realmente lloré cuando me enteré de eso. —De nuevo, Joy sonrió. —Me lo oculto durante cinco meses y me lo dijo cuando ya estaba a la venta. Es todo un idiota.

—Lo tienes a tus pies. —Finalizó Sinb.

—También lo tengo en otras zonas. —Joy sonrió con malicia. —Bueno, basta de hablar de mí. ¿Ustedes cuando se piensan casar?

Yerin se atoró con el vino que justamente estaba ingiriendo en ese momento.

— ¿Casarnos? —Preguntó finalmente Yerin.

—Sí, digo, ustedes hacen una hermosa pareja desde el colegio. ¿No creen que ya es hora?

—Joy, nosotras no estamos juntas. —Dijo Yerin.

— ¿No lo están?

— ¿No lo estamos? —Bromeó Sinb.

—No, Sinb. —Refutó Yerin a Sinb y miró a Joy. —Terminamos hace mucho.

—Serás la primera en tener la invitación de nuestra boda, no te preocupes, Joy. —Sinb tomó de su vino con una sonrisa.

—Cuento con tu palabra.

Treinta días para recuperarte | SinrinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora