4

58 3 0
                                    

Me tuve que levantar especialmente temprano. Darrell quería que aprendiera a moverme en auto por Miami. Dejó su auto en mi casa, y yo saqué a pasear a mi nuevo e increíblemente azul bebé. La misión era sencilla: recorrer los caminos más recurrentes en auto para nosotros.

Era sábado y las Universidades estaban cerradas— al menos para nosotros que no teníamos ninguna clase ese día— pero justo por eso no llevábamos tanta prisa. Conduje hasta su Universidad, y me pasé el retorno, pero logré volver a la mía. Estuve manejando por un par de horas para poder aprender los caminos, los retornos, y cruceros. Al final ya tenía una vaga idea de cómo eran las rutas que más usaría yo.

Teníamos el día libre, y Darrell había dicho que en cuanto su madre saliera de trabajar iría a visitarme. Después de todo jamás nos veíamos, y entendía que entre semana estuviera ocupada y cansada. Me alegró que mi tía quisiera que comieramos juntos. Así que regresamos a la casa y compramos algunas cosas. Darrell me ayudó a cocinar, y también compré unas botanas, papas, cacahuates y un jugo tamaño familiar. Puse las cosas en tazones y serví el jugo en una jarra, lo demás lo guardé en el refrigerador. Hicimos pasta, crema de tres quesos, calabacitas rellenas y bolitas de pollo picante para ponerlas en la pasta, junto con papas hervidas y brócoli.

Para cuando mi tía llegó la comida estaba recién hecha y servida.

    — Hola, niños.— nos saludó, entrando a la casa. Dejó las llaves en la mesa de la entrada y nos sonrió.

    — Hola, tía.— estaba terminando de poner algunas cosas en la mesa.

Darrell se asomó por la puerta corrediza de la cocina y saludó a su mamá.

Nos sentamos en la mesa, y mi tía puso algunas bolsas de papel encima.

    — ¿Cómo te estás instalando, Becca?

    — Ay, tía, pero si me instalé durante las vacaciones.

    — Pero apenas hoy pude visitarte.— me sonrió.— ¿Ya fuiste al centro comercial? ¿Cómo ves la Universidad?

    — Bueno, no he ido a ningún lado. Solo al supermercado, a unas tiendas de por aquí cerca, unos cafés, y la Universidad. Y me gusta la escuela. Es grande y bonita.— le contesté.

Seguimos comiendo y platicando. Fue un día bonito y relajado. Estuve con gente de mi familia— no pude hablar con Nick ese día, no contestó, supuse que estaba ocupado, pero tampoco llamó—, hablamos, reímos, por un momento no sentí que estuviera sola, y eso me gustó.

Pero cuando mi tía y Darrell se fueron volví a quedarme sola, y me hundí en ese pensamiento. Tal vez había ido demasiado lejos al mudarme de ciudad para no verlo, o para no ver a nadie. Pero había parecido una buena idea en el momento.

El día acabó y ni una llamada de Nick. Luego llegó el domingo. Mi tía y mi primo estaban en su casa, haciendo cosas en familia tal vez. Mi hermano seguía sin responder mis llamadas, y yo estaba intentando no preocuparne.

Estaba recostada en mi cama, disfrutando de un día de tranquilidad— aunque bastante solitario—, con ganas de consentirme y darme un día para mí. Todavía tenía algo de dinero de mis ahorros... Bastante poco a decir verdad, pero prefería gastarlo en mi. Además, los gastos escolares eran cosas que mis padres todavía cubrían. Así que me levanté. Separé mi ropa para echarla a lavar y dejé la lavadora puesta para empezar a barrer. También trapeé, y quité polvo de los pocos muebles que había. Terminé de lavar la ropa por la tarde noche.

Me bañé y al salir me puse la pijama. Me coloqué una mascarilla, me serví jugo y encargué una pizza. Apagué todas las luces menos las de la cocina y puse mi serie favorita.

Me senté y disfruté de tiempo para mí mientras llegaba la pizza. Pasó un capítulo y el timbre sonó.

Me quité la mascarilla antes de abrir.

El chico me entregó la pizza, tenía dos papeles arriba, el ticket... Y una nota. Fruncí el ceño confundida.

    — ¿Y esto?— le pregunté señalando el papel y le extendí el dinero.

    — Me dijeron que lo entregara en el pedido de Rebecca Moore.— se encogió de hombros y tomó el dinero.

Observé el papel.

    — ¿Quién te lo...?— ya se había ido en la moto. Bueno.

Entré en la casa y cerré de un portazo. Abrí la pizza y tomé la nota.

"La vida en Miami te parece muy buena, ¿No, Becca? ¿Tu hermano sabe por qué te fuiste realmente?"

La nota me pareció extraña. Estaba escrita como si esa persona me conociera, además, quién la hubiera enviado sabía que tenía un hermano, y que me acababa de mudar. Y al parecer también la razón de haberlo hecho. Aún así no ví posibilidad de asustarme realmente. No había nada en la carta. Era algo que estaba escrito muy al azar. Podía ser solo alguien gastándome una mala broma. Tal vez algún tonto de mi Universidad que hubiera descubierto mis redes y visto que no era de aquí, alguna foto con mi hermano, algo así.

No le tomé bastante importancia. Doblé la nota y la dejé ahí antes de tomar un rebanada de pizza y continuar viendo la tele.

Se dieron las once y ya ni recordaba la nota. Apagué la televisión y recogí las cosas, las lavé y me subí para dormir. Revisé el teléfono y no tenía ni un mensaje de Nick. Así que le escribí, pero seguía algo preocupada.

Otra vez no respondió. Y de pronto, la tonta propuesta de Alex me llegó a la mente. Había dicho puras tonterías. Una relación falsa, sí, ¿Para qué? No le veía el punto, si quería una novia que se buscara una de verdad. Si quería una relación que se esforzara para construir una. Si nos involucrábamos en una falsa sería una pérdida de tiempo.

Aún así, me sorprendí pensando en lo que había dicho. La chica parecía muy intensa. Tal vez ella hubiera enviado la nota. A lo mejor había revisado mis redes. Pero me estremecía el pensar que tal vez sí estuviera algo loca. La nota no contenía ninguna amenaza, no tenía nada realmente. Solo un par de cosas que, después de revisar mis redes, cualquiera podría haber adivinado. Pero me causaba un mal presentimiento.

Tal vez solo fuera que venía algo resentida de lo que me había sucedido antes. Volví a ignorar el asunto y me dormí. Solo me estaba sugestionando.

Tienes Prohibido EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora