Parte 1

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Una oleada de nostalgia le invadió en cuanto sus delgados dedos temblorosos acariciaron aquel collar de plata, que solía usar el pequeño rubio que le había robado el corazón y se había adueñado de sus pensamientos hacía unos años. Un suspiro lleno de pesadez se escapó de sus labios tras dejarlo nuevamente en su lugar; el centro de la repisa era el lugar honorífico para el objeto. Ni en sus más oscuras pesadillas se le habría pasado por la mente que la razón de sus crímenes sería su última víctima, su motivo por pecar. No se permitió llorar la pérdida y se mantuvo firme en todo momento.

Su mirada pasó descaradamente por las memorias de otras personas en su historia, en el primer estante habían tres objetos, cada uno con su propia narración y su final macabro.
Un anillo, una llave y un mechón que había pertenecido a un sonriente y llamativo pelirojo. Eran sus trofeos.

El anillo perteneció a un castaño llamado Kim Seok Jin, de quien se deshizo a plena luz del día en un mísero lugar de mala muerte en la séptima calle de la ciudad, por un callejón poco transitado. Cortó el dedo del susodicho una vez su último latido había cesado y con las manos llenas de sangre se encaminó hacia su auto, rompiendo el vidrio para agarrar y desbloquear el móvil del magnate, borrar cualquier evidencia respecto a la dudosa invitación con la que le había atraído a ese lugar y largarse de allí sin más. Ese pequeño anillo de plata pura e incrustaciones de zafiro era el símbolo de su muerte.

La llave de acero había sido de un tal Taehyung, Kim Taehyung. Él fue una de las relaciones más largas de su amado Jimin, con un futuro prometedor entre ambos que ya no existía. El chico le había dado una buena pelea, tanto que él casi se había visto al borde de la muerte, de no ser porque el moreno era un idiota descuidado al que pudo terminar empujándolo por las escaleras de su hogar. El muchacho sufrió un trauma cráneocefálico, producto del crónico golpe que sufrió en su cabeza, que derivó una serie de traumas que terminaron por matarlo. Al principio estuvo en coma y terminó falleciendo al mes.

Jung Hoseok era dueño del cabello; había sido un hermoso chico lleno de positivismo y que irradiaba un aura de felicidad que le llenaba de paz cada vez que sus miradas se cruzaban. No iba a mentir, en su momento sintió atracción por el teñido, pero no era nada comparado con el fiel amor que profesaba a Jimin. Antes de deshacerse de su cuerpo tuvo el descaro de quedarse con un mechón de ese cabello brillante tono escarlata que tanto le gustaba.

En la repisa baja solamente yacía una cosa; una hoja llena de sangre, perteneciente a un clásico de la literatura inglesa. Las letras eran ilegibles por la sangre seca que adornaba la hoja, sangre perteneciente a Kim Nam Joon. Una historia lo suficientemente sangrienta como para revolverle el estómago cada vez que recordaba el rostro desfigurado e irreconocible que dejó en el chico tras golpearlo un sinfín de veces con la portada de pasta de aquel libro grueso. Ese caso había sido el único que, hasta el día de hoy, no habían encontrado explicación alguna e información suficiente respecto al agresor. No había culpable, pero el caso había sido archivado.

Acomodó su abrigo antes de salir de casa entre los recuerdos de sus fantasmas. Ese día debía presentar su trabajo de investigación ante el tribunal, y si no se apuraba iba a quedar como un total irresponsable frente a sus superiores.

〈☠〉

— No comprendo cómo Jeongguk fue capaz de cometer tal atrocidad—.

Su actitud preocupada, su tono congestionado y su mirada deprimente eran el reflejo de su incredulidad ante el caso. Se encontraba argumentando sus pruebas.

Min Yoon Gi era un detective, se había especializado en logística y tenía un título de criminalista e investigación, y las ironías de la vida le habían llevado a declarar ante el caso de su hermanastro, el joven Jeon.

Su trabajo era impecable, las pruebas no mentían y todo apuntaba a que Jungkook era el culpable de aquella morbosidad.

— La víctima tenía unas grotescas marcas rojas en la piel del cuello, producto de un forcejeo. Lo único que adornaba su cuello era una delgada cadena de plata, la cual fue encontrada en el auto de Jeongguk—.

Estaba testificando en contra de alguien de su familia, con quien se había criado; hijo del señor que les había ayudado económicamente después de la trágica muerte de su padre y que ahora era el esposo de su madre.

— En el teléfono de Jimin, su último mensaje tenía a Jeon como destinatario. Era una invitación a encontrarse en su departamento. Jimin y yo éramos amantes desde hacía un buen tipo, es la razón por la que estaba en su casa antes de lo acontecido—.

Las piezas encajaban perfectamente; Jimin y Jeongguk eran una pareja un tanto inestable, esa sería la razón por la que Park le engañaba con su hermanastro y a su vez era la razón por la que las muestras del esperma hallado en el cuerpo de Jimin pertenecían a Yoongi.

— Él tiene antecedentes penales. Algunas peleas callejeras, multas de tránsito por exceso de velocidad y por conducir en estado de ebriedad, consumo ilegal de estupefacientes... Está sin control, pero nunca creí que haría algo como esto—.

Su hermanastro tenía una vida envidiable. Mientras que a Yoongi le habían exigido entrar a una carrera real y dejar a un lado su estúpido sueño con la música, a Jeongguk le habían dejado la elección libre, y a día de hoy seguía recibiendo ingresos de sus padres, ¿y cómo no? Si era el hijo de la feliz pareja, mientras que Min había sido el fruto de una relación pasada e inestable cuyo padre ahora estaba pudriéndose en un ataúd.

La noche del asesinato de Jimin se descubrió que Jeon estaba bajo la influencia de alcohol, su departamento aprestaba a alcohol y hallaron una gran cantidad de botellas vacías de cerveza adornando la sala de estar. Todo calzaba perfectamente; Jeon había sido el violador y asesino de Jimin.



Obsession - YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora