//Siempre que me necesites,...
Un mes atrás, más o menos,...
Fue un día frío, con viento fuerte y cielo triste. Un día típico de mediados de invierno donde las nubes opacaron todo el panorama y el restaurante gozó de poca clientela durante casi todo el día.
Por la falta de ánimos, el jefe Zeff ordenó que al cerrar, todos los trabajadores se fueran a casa, y que él y su pupilo se encargarían de la limpieza del local. Obviamente nadie protesto. Y poco después del cierre, la única alma allí presente fue la del joven cocinero rubio.
Sanji bufo ruidosamente cuando el chef le dio las buenas noches, dejándolo con todo el trabajo por hacer. Vaya estafa, estúpido vejestorio.
Horas después, Sanji había terminado de lavar y guardar la losa, barrer y fregar el suelo, subir las sillas a las mesas, organizar el servicio, guardar los manteles y sacudir las cortinas. El rubio se declaraba oficialmente un muerto en vida, pero pese al evidente agotamiento que sufría su cuerpo, su mente seguía lo suficientemente activa como para irse a la cama. Así que salió por la puerta principal y encendió un cigarrillo.
Era una noche completamente cerrada. No había luna, no habían estrellas. Era una oscuridad tan aplastante, que incluso las farolas de los postes de las calles no lograban iluminar nada.
A pesar de que le rubio odiaba la oscuridad desde pequeño, Sanji no logró persuadir a su cuerpo de volver a la seguridad del establecimiento a su espalda. En cambio, simplemente se apoyó contra las barandas del restaurante y fumó tranquilamente en una paz que pocas veces tendría el honor de presenciar.
Fumo un cigarrillo, luego otro, luego otro. Fue casi al terminar su tercer cigarrillo que comprendió que era lo que hacia allá fuera. Y Sanji sonrió por lo bajo cuando la silueta tan conocida se abría paso en la oscuridad hacia él.
Trafalgar Law emergió de la oscuridad luciendo sorprendentemente agotado, arrastrando los pasos lentamente hacia el restaurante. Las ojeras bajo sus ojos eran aún más profundas y prominentes de lo que alguna vez pudiese recordar. Y sus manos se aferraban a su abrigo casi dolorosamente. Sanji se dedicó a observarle fijamente sin dejar de fumar hasta que el moreno le reconoció.
Y en cuanto lo hizo, Law se detuvo en seco. Sus orbes abriéndose desproporcionadamente en su moreno rostro. Y Sanji no pudo evitar sonreírle, no con diversión por lo exagerada de su expresión, sino más bien con cariño, casi podría admitir para sí mismo, ternura. Porque Law jamás se mostraría tan vulnerablemente sorprendido con nadie más que con él.
Después de minutos eternos de contemplación silenciosa, Sanji hizo una seña con las manos instándole a acercarse. Law, mudo y estático, solo observo desde la distancia.
─ ¿Planeas quedarte allí parado toda la noche?─ preguntó Sanji. Law titubeo por un momento. Se mordió los labios antes de comenzar a acercarse.
Escaló los tres escalones hacia la plataforma del restaurante, y se detuvo frente a las doradas puertas del local, a corta distancia del rubio. Law le observó con el ceño fruncido.
─ ¿Cómo sabrías que vendría?─ Sanji se encogió de hombros ante su pregunta. Tomo lo último de su cigarrillo antes de apagarlo contra la planta de su zapato. Y volverse a cuerpo completo hacia el moreno.
─ No lo sabía.─ confirmó. Law observó al rubio guardar la colilla dentro de un cenicero de plata dentro de sus bolsillos. Sus manos se mantuvieron escondidas.
Sanji se incorporó de su posición en la barandilla y se acercó hasta el moreno. Alzó sus manos para reafirmar el moteado sombrero sobre los oscuros cabellos del médico. Y Law contuvo repentinamente la respiración.
─ Vas a quedarte a pasar la noche, ¿verdad? Puedo preparar algo de café para ambos antes de dormir.─ mencionó apartándose un par de pasos atrás y abrirse paso hacia la entrada del restaurante sin esperar la respuesta del mayor. Law frunció el ceño mientras le seguía.
─ No creo que a Akaashi-ya le guste la idea.─ comentó Law cuando las doradas puertas se cerraron tras su espalda. Sanji colocó el seguro y se encamino a la cocina.
─ Vamos, al viejo le encantará darte alguna tarea para recompensar tu estadía. Y no olvides que también soy, en parte, dueño de este lugar.─ Law hizo una mueca con los labios siguiendo a rubio hasta la cocina. Rápidamente Sanji comenzó a preparar todo lo necesario para hacer café.
─ Supongo que es lo justo.─ Law se apoyó contra una encimera sin dejar de observar los movimientos del rubio. Cuando Sanji lo atrapó mirándole fijamente, Law desvió su mirada y escondió su boca bajo el cuello de su abrigo.
─ Siempre serás bienvenido aquí, Law.─ Law encontró los azulados orbes de Sanji en la distancia. Plata contra Azul. Y un millar de sentimientos entre ambos. Law cerró los ojos con una débil sonrisa tirando de las comisuras de sus labios.
─ Lo sé, Sanji. Lo sé.
...yo estaré ahí para ti. //
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¿De mi?
FanfictionDespués de 10 años de existencia indiferente, recelosa e introspectiva alguien logro lo que Sanji jamás creyó posible. ¿Quién fue capaz de robarle el corazón al tan intocable Cirujano de la Muerte? Historia paralela a ¿Enamorado? ¿Yo? aunque desde...