Desperté y mi mundo estaba de cabeza. Lo último que recuerdo fue a mí abriéndome paso entre la multitud para huir de aquel tren que tenía una bomba en su interior, después todo se hizo negro, al parecer no logre escapar. Pero, sigo viva, solamente que en un lugar diferente: parecía una bodega apenas sostenible, estaba obscuro, no había ventanas, un montón de polvo volaba por el aire y, la peor parte, muchas mujeres estaban en esa bodega, vestidas con trapos viejos y sucios, pero todas eran bastante hermosas, lamentablemente sus ojos eran de tristeza.
Estaba confundida ante tal situación en la que me encontraba, muchas cosas pasaron por mi cabeza, no soportaba la confusión, así que me acerque a una de las chicas.
-¿Disculpa?- la toque del hombro para que supiera que le estaba hablando a ella, rápidamente volteo su mirada y quede tan maravillada con su belleza que casi olvido lo que iba a preguntar -¿Dónde estamos?- ella se me quedo mirando incrédula, como si lo que pregunte fuera lo más tonto del mundo.
-¿Por qué preguntas eso de repente, acaso estas media dormida?- dijo por fin, su voz era fina y hermosa, pero a la vez sonaba ruda. Le seguí la corriente
- Si, supongo que estoy delirando un poquito. ¿Y si me pones al día?- dije nerviosa para que creyera que realmente no estaba en mis cinco sentidos.
-Tus padres eran pobres, se ganaban la vida robando a las personas. Un día un señor le propuso un miserable precio por comprarte a ti, y por supuesto ellos te vendieron cuando tenías siete, desde ese entonces trabajaste como sirvienta para él y para su familia. Luego esa misma familia te vendió al cumplir los quince, ya que tu belleza se comenzaba a apreciar, desde entonces han pasado 2 años aquí, con nosotras, siendo mercancía para hombres con poder, para ser sus amantes, prostitutas y en el mejor de los casos concubinas del Emperador. ¿Así está bien? O ¿quieres más detalles?- esto último lo dijo con sarcasmo, y por supuesto me quede en silencio y ella volteo hacia donde estaba mirando inicialmente.
¿Qué mis padres me habían vendido?, eso no podía ser posible, yo vivo con mis padres hasta la fecha. Y de repente una idea inimaginable cruzo mi mente, la razoné hasta cinco veces para tomarla como una posibilidad. Yo había renacido, ese día en el tren morí y tome el cuerpo de una chica que no conozco, con una vida que no conozco. Rápido agarre un pedazo de espejo que encontré en una esquina de esa lúgubre bodega y mire mi rostro, era el mismo, realmente era mi yo original.
De alguna manera me sentía aliviada de que tuviera mi cara normal, pero no estaba tranquila, renacer siendo diferente pero a la vez igual, era demasiado extraño, pero podía creerlo ya que siempre fui de esas personas que creían en seres fantásticos, en monstros, en milagros, etc.
Yo nunca me considere hermosa, simplemente bonita, ya que muchas eran mejor que yo, y las chicas que estaban conmigo en esa bodega eran realmente hermosas. Pero yo me diferenciaba entre todas, ya que mis rasgos no eran como las de ellas. Supongo que eso les pareció exótico y me pusieron con las demás.
La puerta de la bodega se abrió
-Oye, niña- Un hombre gordo y alto dijo en la obscuridad acercándose a mí, me sujeto del brazo y me llevo hacia afuera. Caí al suelo
Mire alrededor y era un lugar muy parecido a Arabia. Un hombre estaba enfrente de mi con una bolsa en su mano derecha y me miraba con unos ojos perversos, esos ojos que te desnudan con la miraba, luego la aparto y observo al hombre gordo que estaba tras de mí.
-500 diasas- dijo el hombre frente a mí y le entregaba la bolsa al gordo. Supongo que las diasas eran como un tipo de moneda. El hombre gordo observo el interior de la bolsa
-Bien, ahora lárgate- dijo el hombre gordo, inmediatamente dando la vuelta para regresar a una pequeña casita que se ubicaba al lado de la bodega.
El hombre frente a mí era flaco, con cara de topo, alto, con ropas más útiles que las mías. Pero su mirada era lo que más resaltaba de él, era de odio; al verla me provocaba un escalofrió, jamás había visto una mirada así.
-Levántate- me dijo con voz ronca y antes de que pudiera mover mi cuerpo me agarro del cabello y me arrastro hacia un carruaje. Me quejaba y forcejeaba para que me soltara, ya que me dolía mucho –No luches o si no te voy a golpear- dijo por último y me lanzo al interior del carruaje. Parecía hecho para animales, y cerró la puerta de manera agresiva, escuche como ponía un candado o algo así. Luego el carruaje comenzó a moverse, había una ventana en una de las puertas. Manteniendo el equilibrio me acerque a esta y comencé a ver el exterior.
Era un desierto, con tiendas por doquier, parecían las 12:00 de la noche, pero ese lugar estaba despierto, vagabundos tirados en la arena, mujeres entregando su cuerpo, borrachos cantando, hombres desesperados por vender. Y luego pensé, ¿Esto no será un sueño? Si, tiene que serlo, estoy soñando. Pero ¿Por qué se veía tan real? ¿y el dolor que sentí ahora mismo? cuando ese hombre jalo mi cabello, también se sintió tan real. Pase una hora pensando y pensando, hasta que me quede dormida, baje la guardia. Vaya error mío
Próximo Capitulo

ESTÁS LEYENDO
La concubina del demonio de ojos azules
RomanceUna hermosa concubina es capaz de robarle el corazón al demonio de ojos azules