cinco

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Apunto de juntar nuestros labios, nos detuvimos cuando alguien abrió la puerta sonoramente. Me sonrió mirándome a los ojos y gruñí molesta, a lo que el rió. "No se enoje, preciosa, tenemos toda la vida para besarnos todo lo que queramos" besó mi cuello y nos reímos.

[•••]

Tuve una noche increíble, eran las seis de la mañana y me encontraba entrando a casa a escondidas, con los tacones en mano, una sonrisa imborrable estaba plasmada en mi rostro.

Estaba totalmente en mi mundo perfecto cuando escuché un carraspeo que paralizó mi corazón. Levanté la mirada topándome con mi mamá y un señor bastante grande de tamaño.

"Hija" dijo en un tono serio. Fruncí el ceño, dejando mis tacones a un lado, me acerqué a ellos confundida.

"¿Qué está pasando?" quise quitarme la duda, el señor no tenía expresión alguna en su rostro mientras que mi madre se miraba asustada. "¿Mamá?" la tomé del brazo.

"¿Dónde estuviste?"

"En una fiesta, pensé que mi hermana te contaría" respondí.

"Con Natanael Cano" el señor afirmó, tardé en responder pero terminé asintiendo con la cabeza. "¿Qué hacías con el?" me interrogó.

"Solo pasamos el rato, después del concierto. Una pequeña fiesta." resumí asustada.

"Solo he venido a advertirles que por ningún motivo se puede repetir esto" dijo el señor. "Es la primera y última advertencia, no habrá otra. Está en ustedes querer llegar a las consecuencias" nos amenazó.

Se retiró y miré a mi madre pidiendo una explicación. "Ese muchacho. No te imaginas para quien trabaja." acarició mi cabello. "¿No te hizo nada?" preguntó preocupada.

"Claro que no me hizo nada" Natanael había sido de lo más lindo conmigo. "A qué te refieres con que para quien trabaja? Él hace música." salí a su defensa.

"No seas ingenua, mija. Ese tipo de cantantes no solo viven de la música, está metido en negocios pesados."

"¿Y porqué ese señor tiene que venir a amenazarnos?" pregunté "¿Nosotras que tenemos que ver en si ese vato canta o es narco? Solo fue una fiesta"

"Todavía estás muy pequeña para entender. Cuando estés más grande podré contarte, hay cosas que todavía no se aclaran" dijo

"Mamá, tengo 17, puedo entender todo perfectamente"

"No tocaremos el tema. No creo que te sea tan difícil olvidarte de ese niño, ni siquiera querías ir al concierto"

"Pero Daniela lo adora" dije.

"Al rato tendré que hablar con ella, nadie en esta casa si quiera lo nombrará" caminó a la cocina "Ahora ve a dormir" pidió.

Caminé a mi habitación pensando en qué demonios había pasado y como todo cambiaba de forma tan drástica: antes no tenía interés en conocerlo, lo conozco, no es lo que pensaba, tenemos una de las pláticas más profundas que he tenido en mi vida, cambió la perspectiva de él, casi nos besamos, las palabras que me decía y ahora... ahora no sabía porque pero jamás lo volvería a ver.

Terminé de desmaquillarme, ya tenía la pijama pero el sueño no llegaba a mi. Tomé mi bolso, para sacar mi teléfono y no encontraba nada. Rebusqué como loca y nada, no estaba.

Maldita sea, lo había olvidado ahí. "No, no, no" a mi mente llegaron recuerdos de hace unas horas.

"A ver, una sonrisita" el flash iluminó la habitación "Mándame esta foto" me enseñó la fotografía y a pesar de que se miraba borrosa estaba linda. De su gorra sacó un marcador, me pidió mi brazo así que dejé mi celular sobre la cama y ahí, en mi piel escribió una combinación de números"

La tinta permanente se había corrido un poco pero los números 023 018 886 seguían ahí. Si quería recuperar mi teléfono no debería decirle a mi madre que lo olvide ahí, porque pondría como solución comprarme otro, con tal de que no lo volviera a ver. Ese teléfono tenía mis cosas más importantes, si lo deseaba recuperar era por eso y no por otra cosa.

Con sigilo caminé hasta el teléfono de la sala, lo levanté y marqué los números. Un tono, nada, dos tonos, nada. Al tercer tono la línea se conectó.

"Hey, Nata" susurré.

"Natanael está dormido, agotado se podría decir" había doble sentido en sus palabras, risa de mujer "¿Qué quieres?" preguntó la voz femenina.

"¿Quizá cuando despierte podrías decirle que Gaby llamó?" no quise sonar molesta pero algo en mi interior había crujido, estaba con otra y yo pensando en lo lindo que había sido lo que tuvimos.

"¿Gaby? Ah pero si tú eres la novia" su tono cambió "No ha parado de mencionarte mientras lo hacíamos. Lo siento mucho pero es mi trabajo hacer esto" colgué.

Siempre tú: Natanael CanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora