2. El muchacho de los ojos tristes.

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El desconocido le cedió el paso al elevador.

Entraron ambos y solo esperaron a llegar al 8 piso, Noah siempre se sentía incómodo al usar un elevador
¿Que era lo que debía hacer mientras estaba ahí? ¿Tararear? ¿Hablar? ¿Y si él no quería?

-¿Nuevo?

La voz profunda y neutra de su compañía lo saco de sus pensamientos.

-Oh... Sí, me mudé hace una semana.

-Bien.

Silencio.

Hubo de nuevo silencio pero Noah sintió paz interior al escuchar que habían llegado a su destino, ambos bajaron.

Y por última vez cruzaron miradas, ambos tenían la llave en la puerta y ambos giraron a verse antes de entrar, Noah sonrió pero en el desconocido solo quedo de nuevo el esfuerzo de una sonrisa.

El muchacho de los ojos tristesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora