│• El Beso •│

58.8K 6.3K 4.3K
                                    

Giré mi cuerpo sin imaginarme que estaba al borde de la cama, y por poco caigo de la misma, pero una mano me empuja de nuevo a ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Giré mi cuerpo sin imaginarme que estaba al borde de la cama, y por poco caigo de la misma, pero una mano me empuja de nuevo a ella. De no ser por William que estaba parado a mi lado, hubiera caído de lleno al piso.

Lo observé extrañada por su silencio mientras seguía poniéndose el reloj digital que estaba sobre la mesita de noche. Había dormido con él, y lo peor no era eso, lo peor era que la noche anterior me había comportado como una adolescente hormonada.

Inmediatamente mis mejillas se calentaron cuando nuestras miradas se toparon por unos segundos antes de que volviese a centrarse en lo que hacía.

Al verlo parado de espaldas tan sereno, supe que debía darle las gracias, porque si lo pensaba a fondo, no sé que hubiera pasado de mí en estos momentos, quizás estaría fría y con un cuadro de Hipotermia muy grave.

A pesar de las situaciones que habíamos lidiado y su lejanía, él se había comportado bastante bien conmigo y me había brindado atención cuando más lo necesitaba.

Tuve una crisis después de tantos años y estaba muy arrepentida de mis acciones, debía de ser sincera conmigo misma. Era una completa irresponsable. Sabiendo las consecuencias que me traería recordar aquel día, dejé que el dolor me segara.

Acepté derrumbarme bajo mis cinco sentidos.

— William — intenté pronunciar su nombre sentándome contra el respaldar de la cama, pero no salió. Como acto de reflejo tragué saliva y todo rastro de arrepentimiento se extendió por la expresión en mi rostro.

Esto no está pasando.

Era como sentir agujas en la garganta. Él al darse cuenta de la condición en mi voz, alzó una de sus cejas con suma expectación.

No tenía voz, solo sonidos agudos salían por mi boca.

— Tráele un té caliente — Al escuchar su ronca voz, recorrí la habitación y grande fue la sorpresa al encontrarlo sentado en el mismo sillón donde ayer estuve yo, con su cuerpo levemente erguido y sus codos reposando sobre sus piernas. Lucía imponente en aquella pose tan casual. — En lo que llamamos a Grayson — dejando de lado su intimidante ser, rápidamente negué con la cabeza en desacuerdo.

Estaba ofendida de que me tratase como una inválida, yo también era médico, podía automedicarme.

— Yo iré al laboratorio... — intenté explicárselo con mucho esfuerzo, pero William me interrumpió.

— Tú te quedarás aquí y acatará mis órdenes — se agachó para tomar unas medias del cajón de la mesita de noche, sin despegar sus ojos de mí — porque calladita te ves más bonita de lo que ya eres. — No, absolutamente no. Ya había hecho lo que quería la noche anterior, no tenía más nada que hacer aquí.

Además su cambio de humor estaba exasperándome.

Sólo hace un momento estaba totalmente serio y al siguiente estaba soltando comentarios simpáticos, típicos de él; y Hans era otro asunto ¿Cuál era la necesidad de llamarlo? Con él era suficiente explicar la razón de mi malestar.

N U E S T R A (Míos #1) En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora