Capitulo 25

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Amber

Camille soltó un chillido y retrocedió tan rápido que tropezó con el borde donde empezaba la carretera. Nick se apresuró a sostenerla, pero yo me quede viendo entre los árboles, justo donde Mehgan estaba señalando.

Ya la sombra no estaba, y, por la reacción de Cam podía asegurar que le había visto y no era un invento estúpido de mi cerebro.

Nick titubeo — ¿Q-que fue eso?

Zack surgió de la nada junto a nosotros, sin camisa y con un largo corte en el hombro que estaba cerrando. Tenía sangre en un lado del cuello, pero, por el olor, no era suya.

— ¡¿Qué les pasa?! — exclamo, con un tono enojado. — ¡Tenemos que salir de aquí! ¿¡Que están mirando?!

El miro hacia el bosque buscando lo que nos había dejado tiesos, pero la sombra había desaparecido demasiado rápido. Zack miro un segundo por allá y luego reparo en Mehgan, en sus ojos negros y las venas negras que le subían por los brazos.

— ¿Qué le está pasando? — pregunto, señalándola. Me encogí de hombros, desconcertada. Todo estaba pasando muy rápido.

Nick respondió: — Cosas de Nigromante, mientras nos mantengamos con ella...

Nuestra conversación fue interrumpida por Edward. Su gruñido fue tan fuerte que Camille se sobresaltó. Caí en cuenta de lo que Zack decía y trate de empujar lejos mis nervios por Mehgan para centrarme en el riesgo de la situación.

— Vámonos, estamos expuestos.

— ¡Revisare el auto! — exclamo Nick, yéndose hacia la carretera. Al coche le faltaba una puerta, tenía los vidrios rotos y estaba que se destrozaba el mismo sobre la calle.

—Llévate a Camille. — le pedí a Zack. Camille se apegó a él como una lapa, sin quitar los ojos de encima de Mehgan.

Zack le tomo la mano, y en ese momento escuchamos las sirenas de policía. Cruzamos miradas asustadas inmediatamente. Los lobos se revolvieron incomodos, ladrando.

—Oh, oh.

— ¡Mierda! — exclamo Zack, luego miro a los chicos. — ¡Hay que deshacerse del auto!

Andrew y Edward comenzaron a ladrar entre ellos. Llame su atención— ¡Hay que deshacerse del auto! ¡Nick déjalo...!

—Amber, — llamo Camille. —Amber...

Las sirenas se acercaban. Jadee hacia los lobos. — ¡Tienen que salir de aquí!

— ¡Amber!— exclamo Camille, me gire hacia ella.

—¡¿Qué?!

—¡¿Dónde está Mehgan?! — exclamo ella.

Mi corazón se detuvo.

Lycans II: ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora