trece

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     El hedor a alcohol en el aire delataba los eventos acontecidos la noche anterior. Louis era más que consciente de que había bebido, porque tenía lagunas al intentar recordar lo que ocurrió después de besar a Harry para callarlo, y esa mañana también tenía a un Niall roncando contra su cuello, con el brazo rodeándole el estómago desnudo y una pierna reteniendo las suyas.

     Louis se apartó con un quejido, intentando ser cauteloso para no despertar a los dos chicos que aún dormían.

     Observó el escenario que tenía frente a él y se preguntó porque estaban los tres en la misma cama, sólo cubiertos por la ropa interior.

     Harry le estaba dando la espalda. Los rizos le caían por la cara y uno de sus pies escapaba por debajo de la sábana. Su respiración era tranquila y parecía estar perdido en un sueño, no como Niall, que roncaba provocando terremotos y yacía tendido de manera que ocupaba más de la mitad de la cama.

     Recogió los pantalones y salió de la habitación cerrando la puerta con suavidad, no sin antes cubrir con la manta el pie de Harry que quedaba a la intemperie. Ya lo había jodido demasiado la noche anterior. No quería que ahora se constipara. Se puso los pantalones de camino a la cocina. Una vez allí tomó un vaso de agua y se dejó caer en una silla.

     ―Maldita sea.

 *

     Harry abrió los ojos y se encontró rodeado por unos brazos que indicaban que no lo dejarían ir por nada del mundo. Por un momento, creyó que era Louis quien lo abrazaba, y su rostro se encandiló con una sonrisa. Pero tal como vino, desapareció. Los ronquidos de Niall lo sacaron de su ensoñación y rápidamente salió de la cama.

     El lugar donde se encontraba era desconocido para él. Dio por hecho que era el apartamento que compartían Niall y Louis. Sin preguntarse dónde estaría el joven de ojos azules buscó la puerta que daba al pasillo y lo recorrió en silencio, rascándose la entrepierna y retirándose el pelo de la cara. Buscó una goma para recogerse el cabello, pero en aquel momento no tenía ninguna. Necesitaba comer algo y tomarse una pastilla, porque la cabeza le dolía a rabiar. ¿Qué ocurrió la noche anterior? Había entrado en la discoteca siguiendo a Louis, había conocido a sus amigos, había tomado pastel y había esperado junto a Louis hasta que la noche terminara. ¿O había salido a bailar con Niall? Sus recuerdos eran un mar de pensamientos revueltos.

     Encontró a Louis en la cocina, y sus ojos azules se agrandaron y le recorrieron el cuerpo, sólo cubierto por unos bóxers. Harry se encontraba tan mal que ni siquiera se sonrojó, el sentirse intimidado era algo que no formaba parte de él esa mañana. Louis podía mirarle tanto cuanto quisiera, Harry no haría nada para impedírselo.

     Dejó escapar un chasquido.

     ―Louis, tengo…―se llevó una mano a la frente― Tengo un espacio en blanco dónde debería tener los recuerdos de la noche anterior―masculló algo similar a una maldición y perdió el equilibrio.

     Louis se levantó de súbito, saliendo de su trance en el cual reparó que había pasado la noche con ese Dios griego semidesnudo en su cama, y lo retuvo por la cintura, sosteniéndolo contra él.

     ―Eh, eh―una mano le rodeó la cadera con suavidad―. Aguanta. Siéntate.

     Lo llevó hasta la silla en la que él estuvo sentado y le apartó el pelo de la cara.

     ―Bebe un poco.

     Le acercó el vaso de agua y Harry dio un largo trago.

     ―Lo siento―musitó Louis―. Debería haber evitado que pasara esto.

Mariposas Perdidas | Louis & HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora