Prólogo.

7 1 0
                                    

El ruido de tacón avanzando por el pasillo le indicaron a Dhoreck que su hermana estaba a punto de ingresar en la oficina.
 Era algo tan típico de ella, aunque fuera de una estatura bastante alta, le encantaba ponerse esos tacones que resonaban en toda la residencia.
 — Su alteza real, la princesa Mareena de Cambridge.
  El guardia abrió la puerta, para dejar ver a su hermana. Inmediatamente se abrió paso a la habitación y el guardia se retiró con una asentamiento de cabeza.
Su hermana, elegante como siempre, le dio un vistazo a lo que estaba haciendo. Se dio cuenta rápidamente de que eran papeles sobre la Iglesia y perdió el interés. Mareena se sentó en uno de los sofás frente la chimenea.
 — Ya dejé todo preparado para nuestra marcha la semana que viene.— informó ella, con la mirada perdida en el cuadro de su padre. —¿Tu como vas con los preparativos?
— Agotado, Mera. Este inconveniente está llevando mucho más tiempo del que suponíamos. Hoy tengo que quedarme a terminar algunas cosas, supongo que calculé mal la cantidad de tiempo que lleva los asuntos a cubrir de la iglesia.
 Mareena dirigió su mirada hacia el. Era más que obvio que ella también estaba agotada. 
— ¿Quieres que te ayude a terminar algo? Tengo un poco de tiempo libre antes de acudir a la cena con el hijo del primer ministro.— Dhoreck se tomó un momento para observarla.
El cabello rubio largo estaba recogido exceptuando dos mechones que se les asomaba por el rostro. Los ojos verdes azulados lo miraban fijamente, con esa firmeza que hacía temblar a todo aquel que pasara, esperando una respuesta. Traía puesto unos pantalones negros, los cuales combinaban con la chaqueta del mismo color. Paso el mismo pensamiento que tenía desde hace años,ya no era su pequeña hermana. Sin embargo sentía que tenía que protegerla a toda costa.
— No, puedo arreglarmelas. No necesito que me ayude por el momento. Gracias de todas maneras. — Mera pareció dudarlo, pero sabía de antemano que Dhoreck no cambiaría de opinión.— ¿Sabes dónde está Aria? 
— Fue al teatro con sus amigas, parecía que deseaba despedirse de ellas de una manera menos formal. Acuérdate que mañana tenemos la despedida oficial, vendrá toda la familia.
 Dhoreck estaba a punto de responder, pero fue interrumpido por el mayordomo, quien le indicó a Mareena que tendrían que irse para llegar a tiempo a la ridícula cena.
 Luego que su hermana se fuera, Dhoreck volvió a enfocarse en sus papeles. Iba a ser una noche larga.

Salvatoris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora