Margosha

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Cuando Margosha se enteró de que se iba a casar próximamente se enfadó tanto que decidió no comer

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Cuando Margosha se enteró de que se iba a casar próximamente se enfadó tanto que decidió no comer.
Cuando una de sus Gornichnaya (o doncella) se enteró de esto rápidamente aviso al rey Ilias lo que estaba pasando.
Al segundo día se presentó en los aposentos de su hija...

—Margosha— su voz ronca resonó por la habitación, el rey era ya un hombre canoso, aun así era fornido y alto con una gran presencia.
—Padre— se levantó la princesa y agachó la cabeza en una referencia, dejando ver su bello pelo rosado.
—¿Por qué has tenido un arrebato tan infantil como no comer?, pensé que serías más madura con la llegada de tu compromiso.
—Padre, la situación es que esperaba casarme con un Blagorodnyy de nuestra tierra natal— explicó la joven con sus ojos café claro con un toque de desilusión.
—Eres una guerrera Margosha, deberías de entender las estrategias, casarte con un lord de poniente ayudará a expandir nuestro territorio— mencionó Ilias.
—Los hombres de poniente pensarán que ellos están conquistando nuestro territorio, se reiran de que tienen nuestras preciosas tierras blancas y aun así fértiles y a una joven vagina real— dijo Margosha en forma de rabieta.
—¡Margosha!— rugio Ilias —Tu comportamiento es inaceptable, tendrás castigado a Svir durante tres meses.
—No importa, en tres meses estaré casada con un lord que probablemente sea un idiota— Y esa fue la última conversación que tuvo Margosha con su adorado padre antes de partir a poniente.

La hija menor del rey Ilias y la reina Yarina, nació 5 años después de su hermano Leonid, el sucesor al trono, con quien, a pesar de sus diferencias, confiaba plena y llanamente. Cómo en su cultura no distinguían entre géneros para luchar siempre fue entrenada por los mejores maestros, aun así siempre se le inculcó la idea de casarse con un Blagorodnyy (lo que sería un lord en su tierra natal), desde niña odio la idea de tener que estar apartada a la guerra y dedicar su vida a su esposo y sus hijos, aun así soñaba con enamorarse un día de un hombre inteligente y culto, que fuera divertido y fuera atractivo, pero de un modo singular, un hombre cariñoso, alegre y amable con quien podría ser ella misma y montar su enorme bestia blanca conocida como Svir, con él se quedaría en su tierra natal y correrían por las blancas montañas, ahora que sabía que se casaría con un lord de poniente sentía que sus sueños se habían arruinado. Conocía poco de la cultura de poniente y mucho menos de desembarco del rey, lo único que sabía es que los hombres no trataban como sus iguales a las mujeres en cuanto a batallas y que desembarco del rey era caluroso y húmedo, una combinación que odiaba.

Para llegar a desembarco del rey en un barco les llevó dos meses y diez lunas, en ese tiempo lo que escucho de su marido la entristeció más. "Es un borracho" "Le encanta frecuentar a las prostitutas" "Es un monstruo" "Le apodan el Gnomo". Cada una de las cosas que decían sus Gornichnaya sobre su futuro esposo la hacían sentir aún peor.

Tywin Lannister había estado negociando con el consejero del rey Ilias, cosa que le parecía degradante, puesto que para él debía de hablar con el mismísimo rey de Zemli, quien quería forjar un matrimonio con uno de sus hijos para crear una alianza. Obviamente Tywin no iba a darle a Jaime para casarse con una extranjera, todavia el reino de Zemli era una novedad y se desconocía cuál poderoso y grande realmente era. Aseguraría la alianza y alejaría a su mayor error, Tyrion, casandolo con la princesa... Algo de lo que Tywin no tendría tiempo para lamentar después.

—¿Estás listo para conocer a tu adorada esposa?— preguntó Bronn a su amigo y jefe.
—No tienes ni idea de cómo se puso Shae al saber de mi compromiso con una princesa de las tierras blancas— mencionó Tyrion bastante serio.
—Dicen que las mujeres de Zemli son horribles monstruos enormes, con músculos y cara de hombre, sumamente agresivas y con carácter monótono, jamás ríen— mencionaba el mercenario mientras veía en su amigo una leve mueca de espanto.

Toda la familia real estaba en la puerta de la fortaleza roja esperando a la familia real de Zemli, Tywin esperaba impotente en su caballo, Cersei y Joffrey uno al lado del otro con la montaña cuidando sus espaldas, los Tyrell estaban en una esquina, Tyrion esperaba ansioso junto con Bronn a su costado, Sansa esperaba dentro del castillo con todos los maestres.

Las carrozas reales de Zemli llegaron y como era la tradición cuando la novia llegaba con su prometido a su tierra un espectáculo estaba apuntó de empezar para anunciar el compromiso, en la primera carroza que llego solo había mujeres, todas altas y delgadas de diferentes razas, vestían simples vestidos rosa pastel y lanzaron un camino de flores típicas de Zemli, todas de colores pastel, después llegó otra carroza, de ella salieron tres hombres, uno con una balalaika, este era delgado y bajito al igual que poco atractivo, el siguiente traía un salterio y era un poco más alto, sus rasgos eran finos, pero no era resaltante, el último no traía ningún instrumento, era alto y robusto, tenía poco pelo y todo era de un rubio muy claro. Con los instrumentos empezaron a tocar una canción alegre mientras que el más grande empezó a cantar.
Luego llegaron otras dos carrozas más grandes, una tras otra, de una salió el rey Ilias y el príncipe heredero Leonid, ambos traían trajes color morado oscuro, el rey Ilias tenía una corona de oro blanco adornada con bastantes zafiros, se notaba lo alto y musculoso que era desde lejos, aún con la edad se podría considerar alguien atractivo, aun así su hijo lo superaba en belleza, había sacado la cara fina de su madre al igual que su cuerpo delgado y airoso, aun así era alto y tenía la espalda solo un poco menos ancha que su padre, su nariz era fina y sus ojos asemejaban a los de un gato, llevaba una corona de laurel hecha de oro blanco.
Y de la última carroza que accedió en medio de la entrada de la fortaleza roja, salió la joven princesa, al igual que su hermano tenía una corona de laurel hecha de oro blanco, su pelo rosa y rizado estaba suelto y revoloteaba bellamente en el aire, su piel era como de porcelana con sus mejillas y labios color rosa, sus ojos redondos y juveniles color miel inspeccionaban con curiosidad el lugar, su ceja delgada y redonda, su nariz respingada como la de una pequeña ninfa, su pecho en desarrollo y su definida cintura y cadera, todos esos detalles y algunos más fueron los que hicieron que todos los Lannister y compañía se sorprendieran inmensamente.
La escena de la llegada de la princesa fue épica y tierna, una combinación que casi nunca se da. Las damas que traían las flores soltaron en el aire un polvo morado detrás del paso de la princesa quien se acercaba a quien suponia (y acertaba) que era su prometido.

—Es un placer conocerlo, mi lord— dijo sin mostrar ningún sentimiento, con un acento marcado que Tyrion noto.
—El placer es todo mío, mi señora— dio una pequeña reverencia y sonrió por amabilidad.

Durante unos segundos Margosha solo miró los ojos de su futuro esposo.

183 Noches // Tyrion Lannister X Oc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora