Adam no tenía planes de mudarse a un pueblo como Triple Oaks jamás, mucho menos con 4 meses de embarazo, era pequeño, aburrido y hacía tanto maldito frío que estaba seguro de que si el estrés postraumático no lo mataba lo harían la monotonía o la hipotermia. Había una tienda de víveres, una de ropa y una de articulos en general, una biblioteca y un restaurante, nada más y nada menos. Todos iban a los mismos lugares, todos los niños a las mismas escuelas, todos sabían el nombre de todos y nada era un secreto por mucho tiempo.
Era el lugar de sus pesadillas, él era una rata de ciudad, amante de la fiesta, el licor, los bares, las cenas, galerías y sobre todo de pasar de cama en cama con gente que no volvería a ver jamás. Claro que, en retrospectiva, era eso lo que lo tenía donde estaba ahora.
Si no hubiera sido tan abierto a todas las experiencias no habría estado a punto de morir ahorcado en las manos de esa perra loca que gustaba de matar a los hombres que se jodía como una maldita Mantis religiosa. Apenas había salido con vida, había perdido la voz unos meses, pasó un año antes de que todos los médicos estuvieran seguros de que no había daño neurológico. Miles de dólares en terapia se habían asegurado de que pudiera dormir, incluso tener cosas alrededor del cuello como su bufanda verde favorita, pero jamás podría volver a tener sexo con una mujer, de eso estaba seguro y podía vivir tranquilo con esa idea.
Y luego Jean, que parecía competir con ella en quién dejaba a Adam con peores marcas para el resto de su vida. Jean se las había arreglado para dejarlo con el niño que llevaba dentro, así que no era difícil saber quién ganaba esa competencia.
Fue por casi en un impulso que se mudó a Montana, decidió encontrar el pueblo más lejano y aburrido y sin pensarlo compró una cabaña que se veía de lo más acogedora en las orillas de un lago, no estaba nada mal si ignorabas el mortal invierno que la tenía, como ahora, enterrada en casi un metro de nieve.
Maldita sea la hora en que decidió seguir adelante con eso, ahora tenía el culo congelado en su casa que más que acogedora le era extraña. Podía poner todos sus sensuales cuadros, muebles de lujo y bonitos tapetes y cortinas, pero seguía siendo rústico y desconocido. Lo odiaba, pero odiaba los recuerdos de Nueva York mucho más.
Quizás si hubiera un Alfa que valiera la pena podría hacer de la cosa algo más agradable, pero sabía que la gente de esos pueblos tenía una idea anticuada de los omega como él, querían bodas y cachorros. Aunque ¿por qué no? Después de todo ya no tenía trabajo y tampoco pareja, sería la vida nueva, tranquila que buscaba. Una vida de acostarse temprano para dormir y de despertar tarde. En la que no había nada más que hacer, ni lo habría si no hacía algo al respecto.
Pero en el fondo sabía que nadie querría casarse con alguien como él, promiscuo, caliente, independiente, experimentado y roto y con un cachorro de 4 meses ya cocinándose en su vientre, remarcándole como todas las cosas terribles que había pensado antes eran ciertas. Ninguno de esos Alfa querría cuidar hijos ajenos o un omega menos que virgen a su lado.
Así que prefería acostumbrarse a la soledad y al frío, ese maldito frío. Tenía su libro, después de todo, la idea de finalmente dedicarse a escribir novelas como había soñado desde niño, de crear mundos increíbles con solo la punta de sus dedos y su teclado. Tenía suficientes ahorros y no es como que hubiera mucho en que gastar en Triple Oaks, así que el dinero le duraría una vida cómoda durante varios años.
— ¿Cómo que no puede llegar hasta el lunes? ¿Tiene una idea de lo que me están cobrando por su servicio? —Gruñó irritado a la voz del teléfono. — No... Mire no sé qué tenga que hacer, pero no puedo estar sin internet, trabajo desde casa...
Lo que faltaba, por la nieve el servicio de internet se negaba a enviar un técnico para la instalación hasta el próximo lunes, con la esperanza de que para entonces las tormentas de nieve se hubieran calmado. Eso significaba tres días más aislados del mundo. No había ni un cine en ese maldito pueblo. ¿Qué se suponía que hiciera para no volverse loco las próximas 72 horas? Colgó el teléfono con ira, pero al menos tenía señal. ¿Cómo podían estas personas vivir así?
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En un pueblo pequeño
FanfictionAdam Towers x Duncan Vizla x Le Chiffre Adam está saliendo de una relación abusiva con el alfa Le Chiffre, lo que menos quiere cuando se muda lejos es encontrar a su pareja destinada, pero para un Omega embarazado las opciones se ven limitadas. Hist...