Pajarito

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Corrió por la ladera, escuchando los pasos de la bestia que estaba a cada segundo más cerca de ellos. Fargan iba a solo un metro por delante de él.

Sus corazones estaban más acelerados que nunca y Auron podía oír el palpitar de su sangre en sus oídos. Empezaba a arrepentirse seriamente de haber pensado que sería buena idea soltar a Mordisquitos.

Fargan y Auron habían corrido como desgraciados para huir de esa bestia. Auron intentó acelerar más de lo que su cuerpo permitía. No había forma de matar a ese maldito bicho, o al menos no una que conocieran.

—¡Fargan! ¡¿No puedes usar tus alas?!— Gritó esforzándose por ser escuchado en mitad de todo aquel caos y los rugidos de aquel monstruo.

—¡Nunca vuelo, es ilegal!— Replicó, manteniendo él también su propio esfuerzo por no frenar su ritmo.

—¡Este bicho sí que debería ser ilegal!— Cada vez estaba más cerca. —Joder Fargan ¡Treinta niveles! ¡Treinta niveles Fargan!

—¡¿Y qué quieres que haga?!

—¡Volar!

Estuvo a punto de aminorar el paso, porque podía ver como las garras de aquella criatura se cernían sobre él. No debía tener escapatoria. Hasta que escuchó el sonido del batir de unas alas golpeando el viento y notó dos brazos agarrarlo por debajo de las axilas. En pocos segundos dejó de notar el suelo bajo sus pies y vio a Mordisquitos desde arriba.

Lo primero que sintió fue alivio por estar lejos de aquel monstruo. Lo segundo fue pánico, porque el vuelo de Fargan era de todo menos estable. Se tambaleaba de lado a lado y sus alas parecían hacer un gran esfuerzo por mantenerlos a los dos suspendidos en el aire.

—¡¿No sabes volar?!— Exclamó Auron, que veía como estaban a una altura considerable. Mordisquitos gruñía debajo de ellos y sabía que en el caso de caer, o lo mataría la caída o Mordisquitos.

—¡Nunca vuelo joder! ¡Ya te he dicho que eso es ilegal! ¡Acabaré encarcelado por esto!

—¡Mordisquitos nos matará si no lo haces!— Replicó Auron, notando que habían empezado a descender un poco. —¡¿Por qué coño bajas gilipollas?! ¡Que lo tenemos abajo!

Fargan no respondió a eso, en su lugar trató de hacer más fuerza con sus alas y elevarlos más. El esfuerzo de mantenerse en el aire empezaba a hacer mella sobre él, empezaba a estar hambriento. Sabía que necesitaría alimentarse tarde o temprano, pero no es como si pudiera soltar a Auron a su muerte para ponerse a comer. En otras circunstancias, ambos habrían pensado en lo bonito que es recorrer Karmaland desde el cielo. En otras circunstancias. En estas, solo podían pensar en su inminente muerte.

Mordisquitos pareció aminorar el paso. O tal vez era Fargan quien había acelerado. No estaba muy seguro. Fargan se decantó por la primera opción porque ya le estaba costando horrores no caer en picado como para creer que realmente había conseguido aumentar su velocidad.

Nunca volaba. Ni siquiera lo había hecho cuando había tenido que construir su casa aunque le habría facilitado la construcción de algunas partes. Sí, alguna vez había hecho el intento y sabía mantenerse en el aire más o menos bien, pero no duraba mucho tiempo antes de que empezara a notar sus fuerzas flaquear y era muy diferente el sostener su propio peso a sostener también el de Auron.

En realidad, ya estaba rozando su límite, necesitaba parar y comer o no aguantaría mucho más. Mordisquitos estaba a una distancia considerable. No como para quedarse quieto, pero sí como para hacer un aterrizaje rápido, comer y volver a alzar el vuelo.

Así que intentó aterrizar. De las pocas veces que había volado, sabía que los aterrizajes no eran su fuerte. En los últimos segundos siempre perdía las fuerzas y terminaba dándose de bruces contra el suelo. Esta vez fue ligeramente diferente. No se dio de bruces contra el suelo, si no que se dio de bruces contra la copa de un árbol. Los dos cuerpos cayeron entre las ramas, siendo arañados y sacudidos violentamente en el proceso hasta caer en el suelo.

Pajarito (Farganplay) (Karmaland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora