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Pequeña nota: hoy casi olvido actualizar (pensé que ya lo había hecho jajajaja). Por suerte recordé que no. Aprovecho para preguntar qué tal les va pareciendo la historia👀.

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En lo que Benedetto anunció que empezaba el juego, me giré y salí corriendo hacia la cocina. No me di la vuelta, pero tras la espalda escuchaba sus gritos y sentía que el agua de las pistolas me salpicaba.

Como me dijo Dallas, abrí la gaveta que estaba junto a la alacena y descubrí que era un espacio grande, así que empujé los productos que había para meterme. Tenía las piernas pegadas al pecho y el arma de plástico pinchándome el muslo. Cerré la puerta hasta dejar un pequeño espacio para ver con cuidado de no hacer ruido y, un segundo después, escuché cómo seguían la batalla en la cocina. Aún así, no podía ver nada más que la barra.

—¡Drew, sácala de ahí! —gritó Dallas, tenso.

En un momento, la puerta se abrió y el rostro de Drew apareció un segundo después. Se veía agitado y sus enormes ojos verdes estaban abiertos a la par. Gotas de agua resbalaban de los mechones de su cabello y empapaban su camiseta. Sin decir nada, tomó mi mano y tiró hasta que salí.

Entonces, ví la pequeña guerra mucho mejor.

De un lado de la barra estaban Boston y Braeden disparando a Dallas y, del otro, Dallas nos cubría la espalda mientras Drew me sacaba de la cocina por la puerta que daba a las escaleras.

No sé cómo hizo, pero Dallas logró que los hermanos Zacharly pegaran un grito y salió luego de unos segundos. El pecho le subía y bajaba y su cabello pelirrojo se veía más oscuro por el agua.

Lo seguimos hasta una puerta entre las escaleras y bajamos otras hasta el sótano, que era la zona libre. Dallas cerró la puerta, se colocó el arma en la espalda y me miró directamente.

—¿Estás mojada?

—Bueno, si lo dices tan literal... —murmuró Drew, conteniendo una sonrisa.

Ambos estaban empapados. El agua les caía del cabello o les habían dado directamente en la camiseta. No pude ver demasiado, pero los hermanos arriba también tenían un problema parecido.

Dallas puso los ojos en blanco y no dejó de mirarme, esperando una respuesta.

—No, no me dieron.

—Yo hice de escudo humano en todo momento —dijo Drew, saltando con la cabeza ladeada y golpeándose la oreja—. Mientras el cabrón de Braeden me daba en la cara.

—Deja de llorar, Drew —Dallas me inspeccionó, comprobando lo que dije—. Paige, decidimos que serás quien complete la misión. Buscamos la pista, esperamos veinte minutos y nos vamos al ático. Te cubrimos la espalda en todo momento y ganamos. Sencillo.

Me moví por el sótano mientras me explicaban el plan. Tenía una pinta tenebrosa. No estaba muy iluminado, pero las bombillas que colgaban del techo hacían lo mejor que podían. Me pregunté dónde estarían los autos, porque todo estaba vacío. A excepción de unas bicicletas y un tablero con herramientas y tornillos al fondo.

—Nos quedan cuatro minutos para salir. —informó Drew.

—¿Qué puede ser la pista especial? —pregunté, girándome hacia ellos.

—Lo que sea —dijo Dallas, vigilando la puerta del sótano—. Puede ser literalmente cualquier cosa, pero solo rosa. No creo que sea comida, Lissie jamás lo elegiría.

—Tampoco creo que sea algún libro —dedujo Drew, acomodándose las armas en el pecho—. No comprometería nuestra educación al juego y mierdas de esas a las que nunca presto atención.

Asaf y la alerta auxilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora