Narra ella
Habían pasado ya unas semanas desde que la boda entre el príncipe de los enanos y yo se había celebrado y aún así el pueblo de mi prometido seguía festejándolo.
Oro y alcohol vertiéndose por todo Erebor como si fueran la sangre que mantenía el corazón de la montaña con vida. Gritos de dicha y canciones alegres haciéndose eco por las paredes de la fragua, la cual no se había detenido ni un momento.
La fabricación de riqueza era el estilo de vida de los enanos y por ello ni siquiera algo como la boda de su futuro rey era motivo de su detención.
Yo, como mestiza entre maga y elfa no entendía esas tradiciones y aborrecía estar metida entre tanta piedra y oscuridad. Prefería las ciudades al aire libre repletas de luz solar, música sinfónica y el canto de los pájaros (mucho más dulce que el de los toscos enanos).
Entre estas divagaciones me deslizaba por las largas escaleras de Erebor. Aún sentía el cuerpo cálido de mi esposo sobre el mío.
Nunca deseé prometerme con él y sin embargo había sido obligada a hacerlo. Y eso conllevaba la noche de la consumación, donde Thorin hijo de Thrain, se llevó todo rastro de inocencia en mí. A pesar de mi temor, no había sido rudo o tosco. Me había tratado con respeto y cuidado. Podría decirse que incluso se había esforzado por darme placer... aunque sin mucho resultado pues había sido demasiado incómodo para mí.
Desde ese día no había vuelto a tocarme. Sin embargo sí que me había estado observando. Intensas miradas azules cuidándome con fervor. Intensas miradas como la que me dirigía ahora.Me detuve en la escalera, devolviéndole la mirada. Su cabello negro caía suelto por su espalda y hombros. Llevaba dos trenzas a cada lado sujetas por arandelas de hierro forjado. Sus ropajes eran típicos de su pueblo pero conservaba los distintivos del monarca: la chaqueta de un tono azul marino y los ribetes dorados que salpicaban su armadura.
—Princesa —me llamó, ofreciéndome su mano para ayudarme a bajar los últimos peldaños.
Le hice una corta reverencia y luego estiré mi brazo hacia él. Un escalofrío me recorrió cuando noté la rudeza de su mano acariciando mi suave piel. Me hizo recordar esa noche, cuando esas mismas manos habían viajado por todo mi físico, apretando y empujando.
—Os veo pálida, ¿estáis bien? —se interesó, suavemente tirando de mí hacia él.
—Es solo la humedad, alteza —esquivé su fija mirada—. Tardaré en acostumbrarme al ambiente bajo la montaña.
—Podéis dirigiros a mí por mi nombre —buscó y encontró mis ojos—. Y si lo deseáis, en cualquier momento ordenaré que os escolten hacia el exterior... hacia donde queráis —Thorin entrelazó sus dedos con los míos, haciéndome sentir la calidez de su anillo de prometido—. Podéis ir al Valle, incluso al bosque —soltó mi mano—. Solo debéis pedirlo.
Caminó hacia el extremo del suelo que nos amparaba de un precipicio que caía hasta las más oscuras profundidades. Era increíble como jamás un enano se había precipitado hacia el abismo. A veces me daba miedo tropezar y desvanecerme en él.
—Thorin —le llamé sin intención alguna de decir nada importante.
Tan solo me había apetecido pronunciar su nombre. Saborearlo, dejar que él se girase para obervarme con una sonrisa complaciente.
—Gracias —incliné la cabeza—. La verdad es que sí que me gustaría poder salir de aquí... sin ofender.
—No me ofendes —negó, caminando hacia mí—. Eres mi esposa, princesa de Erebor —volvió a cogerme de la mano como si ansiase el contacto físico conmigo—. Cualquier cosa que desees y pueda ofrecerte será un regalo —sonrió para luego besar el dorso de mi mano—. Haré los preparativos —dijo, dándose la vuelta para empezar a caminar lejos de mí.
Mordí mi labio inferior, intentando mantener mi boca cerrada. Sin embargo, no pude contenerme.
—¿Me acompañaríais? —pregunté, haciéndole detenerse.
Por un momento solo oí el eco de las voces de los enanos retumbando en la roca. Sabía que por cada paso que diese hacía él, él daría dos más hacia mí. No era como si el joven príncipe hubiera deseado desposarme. En absoluto. Nunca me había visto hasta el día de la boda. A pesar de ello, hasta yo me había dado cuenta de que estaba complacido por la elección de su padre. No me conocía, no me había cortejado ni habíamos tenido tiempo para intimar de antemano. Pero a pesar de todo ello, parecía que algo nos atraía. Más a él que a mí por el simple echo de ser mucho más mayor y experimentado.
No era amor ni nada perfecto pero estaba claro que no nos desdeñábamos.—Por supuesto —me respondió con una media sonrisa que reflejaba satisfacción.
Le sonreí de vuelta, sonrojándome débilmente como si fuera una niña.
Thorin se alejó a paso firme, portando la figura de un rey, de un guerrero.
Le vi reunir a la guardia, quién nos escoltó hasta las afueras.
Respiré el aire puro del exterior. Finos rayos de sol que se colaban por entre las nubes acariciaron mi rostro.
Había echado de menos esa calidez, esa sensación de inmensidad al observar el vasto mundo extenderse ante ti.
La ciudad del valle rebosaba vida a lo lejos.—¿Estáis seguro, alteza? —oí a uno de los enanos preguntar a mi esposo, quien lo despachó con un simple asentimiento.
Sorprendida, vi cómo los enanos entraban otra vez en su morada, dejándonos tan solo a Thorin y a mí a las afueras.
Miré a mi prometido, inquisitiva.—Pensé que preferiríais pasear solo conmigo y no con todo un séquito de personas pisándonos los talones —explicó.
—Habéis acertado —sonreí, viendo cómo me ofrecía su brazo.
Tomé su firme apoyo sin decir nada y, así, ambos caminamos por el puente en dirección a la ciudad.
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Hola a mis lectores!
Adoro LOTR y el Hobbit y para ser honesta el personaje de Thorin es 11/10. Es por eso que he decidido incorporarlo a estos shots.
Puede que así haya más acción y amor carnal 🤭
Espero que os haya gustado ^^
Un achuchón!!
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One shots 《Actores》
FanfictionOne shots de los actores más guapos de Hollywood. 🔞 Contenido adulto. ❣Admito peticiones.