4. peces que beben

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Jungkook.

Sumergirme en el océano era lo equivalente a los humanos cuando salen a la superficie después de nadar unos minutos. Como tomar aire y sentirte pleno.

En este mismo instante mis pies se movían sincronizados hasta llegar al castillo a tiempo... solo si el consejo fuera menos exigente con sus reuniones.

— Pero mira a quien tenemos aquí... Jungkook, hueles a humano y luces como uno.

— Tu hueles a bagre y te pareces a uno, ahora largo de mi vista.

— Ugh, ¿otra vez de mal humor? — su cabello naranja resaltaba en la oscuridad del reino y llegamos a las calles apedreadas. A esta hora todos dormían, algo que los humanos nunca aprendían. — creí que cambiarias cuando tu humana amnésica despertara, ahora luces peor.

— Hoseok, le dices así otra vez y te mando al polo sur de una patada en el culo.

— Alto ahí caballito de mar.... primero cámbiate de ropa y ponte más imponente. Los viejos del consejo se preparan para dejarte expuesto hasta los calzones. Segundo, nos vemos en el despacho, compré alcohol barato.

— Hoseok, solo- déjame. Hablaremos después, dile a Raeki que prepare los informes para hoy.

— Como ordene jefecito. — saltó hasta una gárgola del puente y desapareció sin más.

No había dejado sola a Hanam en la superficie en las últimas semanas, pero tenía trabajo acumulado en el reino y si no hacía algo eran capaces de ir a buscarme y encontrarme en cosas menos gratas que honrar el maravilloso reino de la profundidad. Sí, yo era el rey, pero no por eso gozaba de privilegios y demás mierda que salen en las películas humanas.

Desde los quince años cuando mis padres murieron tuve dirigir a mí pueblo.

Aunque a esa edad solo me interesara jugar videojuegos y hacerle bromas a los humanos bañistas que se acercaban demasiado.

— Su alteza, ya todo se encuentra listo en su habitación, ¿desea algo más?

— Prepare aquellas algas del jardín como le pedí la semana pasada, recolecte las mejores y envuélvalas en seda. Al amanecer me llevaré unas.

— Señor, ¿no se quedará a dormir? — las criadas, que se acostumbraban a mis visitas imprevistas, me miraban todas curiosas.

— No. Dormiré en la oficina del consejo si no logro terminar de firmar algunas cosas... ustedes solo vayan a descansar. Si necesitare algo más llamaré a Hoseok.

— Como ordene mi señor, buenas noches. — se inclinaron todas al mismo tiempo y yo subí las escaleras de dos en dos hasta llegar a la habitación.

El palacio en sí era demasiado grande, por eso los empleados se quedaban a dormir ahí y tras la muerte de mis padres decidí que lo mejor sería construir una escuela en el ala derecha. Que nuestros niños se expusieran a la vida de la superficie no me daba gracia, al final fueron mis peores años ahí arriba... bueno, hasta que Hanam entró casi al iniciar la secundaria.

Esa era otra historia.

Nuestros pueblos no eran tan diferentes, a decir verdad, lucíamos iguales al ponernos en contraste, solo nuestra piel era más bronceada y tenía efectos holográficos al exponernos al sol. Lo que llaman escamas. Aquí abajo también había casas, hechas de piedras y barro. Teníamos calles, supermercados, canchas de juegos e incluso recientemente unos hombres había decido utilizar un espacio para construir un coliseo.

Nuestras costumbres eran muy marcadas, a diferencia de los de la superficie que solo seguían "tendencias".

— Mi señor, el consejo lo ha esperado por tres minutos. — un guarda me abrió la puerta cuando me cambie a mi atuendo más sofisticado.

𝕽𝖆𝖎𝖓 ♛ JJK¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora