VII. Hijo, hermano, compañero.

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Su padre llegó pocos minutos después, su madre salió del auto, ambos buscaron a su alrededor, las calles aledañas, preguntaron en las tiendas o negocios, pero nadie parecía haber visto nada, las calles a esa hora estaban casi vacías pues todos estaban en sus trabajos o escuelas.

— Iré a revisar a la casa tal vez esté ahí.

— Mamá, ya he llamado y nadie responde.

— Quizás esté dormido, mantente al pendiente de tu teléfono, y no le digas nada a tu hermana aún.

Su madre se alejó en un taxi, podía sentir su desesperación, incluso su padre no había dejado de buscar, de correr por las calles, de cuestionar a las personas.

— ¿Cuándo te mandó el mensaje que me dijiste?

Le mostró su teléfono, él había estado ahí, quizás había ido a sacar copias faltantes, se había movido. Ambos fueron a las papelerías cercanas, un hombre de edad mayor les confirmó que Wei Ying había ido minutos antes a buscar copias, pero no había notado nada raro en él.

Jiang Feng Mian, su padre, aquel hombre reacio que siempre se mantenía fuerte, en esos momentos era un manojo de nervios y desesperación, quiso acercarse, decirle algo, pero no podía, no sabía qué hacer, no sabía si tenía algo bueno para decirle.

Respondió cuando vio la llamada de su madre.

— No está aquí, ya pregunté a los vecinos, pero nadie lo vio regresar.

Le dijo acerca de la papelería.

— ¿Dentro de la escuela? Dile a tu padre que lo busque dentro.

Ambos, él junto con su padre, corrieron en dirección a Gusu, Jiang Feng Mian fue directo hacia la oficina del director Lan.

— ¿Puedo ayudarle en algo, señor Jiang?

— Mi hijo, Wei Ying —dijo, respirando hondo—. Él esperaba a su hermano afuera de Gusu pero desapareció, sus cosas estaban regadas en la calle.

El director Lan se puso de pie y revisó las cámaras en una pantalla frente a una pequeña sala dentro de la oficina, Wei Ying había estado ahí, Lan Qi Ren reprodujo las imágenes de las horas que Jiang Cheng le había dado, su hermano estaba ahí, incluso pudo ver que había tenido una pequeña interacción con Lan Zhan, cómo revisó su celular y cómo se fue corriendo después de eso, las imágenes desaparecían en la esquina de la calle pues el alcance de las cámaras no iba a más.

— Las cámaras de vigilancia de las calles podrían tener esas imágenes —comentó el director Lan.

Las horas después de eso fueron las más espantosas y desesperantes de su vida, había visto llorar a su hermana innumerables veces, pero no como aquel día, Yan Li estaba hecha un mar de lágrimas mientras que su madre se mantenía reacia y firme, aunque podía ver la preocupación, no se había sentado ni un momento, se la pasaba dando vueltas de la cocina a la sala mientras esperaba que su padre regresara de la estación de policía. Él mismo se sentía desesperado y tremendamente culpable, si él no le hubiese obligado a llevar aquel trabajo que ni si quiera ocupaba para ese día y que en esos momentos ya no importaba, quizás Wei Ying seguiría dormido en su habitación. O quizás si él hubiese bajado un poco antes, desde que vio el mensaje. Su cabeza palpitaba por el dolor.

Dos horas más pasaron, su padre regresó con malas noticias pues las cámaras no habían captado mucho, su hermano seguía sin aparecer, no se había comunicado, habían preguntado y buscado con todas las personas que podían haber estado con Wei Ying, pero nadie lo había visto, incluso el director Lan les había pedido a los guardias de la escuela que se mantuvieran al pendiente por si él regresaba o pasaba por ahí.

Segunda oportunidad |WangXian|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora