Leonid

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Desde que llego a desembarco del rey, Leonid no dejó de mirar a Sansa Stark, escondida entre la realeza, con mirada gris triste y el pelo rojo tan hermosos que lo cautivo al momento.
En el banquete de bienvenida intentó investigar sobre ella.
Sentado al lado del consejero de su padre
—Una verdadera pena que tu hermana tenga que casarse con "el diablillo" — dijo Kliment secamente
—Eso no me preocupa en lo absoluto, mi hermana no apreciará jamás a un hombre por su aspecto sino por su idiosincrasia— decía Leonid con frialdad al Blagorodnyy, sabia que Kliment había querido casarse con su hermana y nunca le pareció la idea —Solo espero que el pequeño lord trate bien a Margosha— seguía sin poder dejar de ver a Sansa quien usaba un vestido gris que combinaba con sus ojos
—Dicen que es un bebedor y que gasta todo su dinero en rameras— escupió Kliment mirando con odio a Tyrion
—Si, eso he oido— afirmó Leonid mientras pensaba en lo incómodo que era que Kliment siguiera hablando mal del prometido de su hermana.
Con lentitud se acercó más a Kliment sin despegar el ojo de Sansa
—¿Sabes quien es esa chica pelirroja?, la que está entre la castaña y la anciana— preguntó Leonid en voz baja, eso hizo que recibiera una mirada divertida del hombre mayor
—Ella es Sansa Stark, es hija del traidor Ned Stark— contestó el hombre moreno. Leonid había escuchado todo sobre el asunto con Ned Stark pero no había oído de la hija.
—¿Entonces por qué está aquí? — preguntó
—Dicen que la mantiene como invitada pero obviamente es una rehén de guerra y hasta hace poco estaba comprometida con el rey— contó Kliment, las cejas delgadas de Leonid se alzaron y sus ojos azules se abrieron con pasmo
—¿El rey Joffrey?— ante el cuestionamiento de Leonid el Blagorodnyy de Liels miró con vacilidad al joven — ¿Y ahora ya no lo está?—
—No, ahora está comprometido con Margery Tyrell, la castaña que está al lado de Sansa Stark— un sensación de serenidad se acentuó en la cabeza del heredero de Zemli.
Noto que Sansa no había probado más que un poco de comida, memorizo su cabello recogido de una manera simple pero hermosa, probablemente lo recogían así por el calor, tenía un vestido rosado malva con bordes dorados y un cinturón igualmente dorado. Entonces las miradas de los jóvenes se juntaron durante sólo unos segundos, Leonid apartó rápidamente la mirada pero una sonrisa tierna se le escapó de los labios.
Sansa entonces había visto a Leonid, no le había prestado mucha atención hasta ahora, era guapo, no de una manera muy varonil pero su piel pálida y ojos azules lo hacían tan tierno y encantador que hizo pensar a Sansa en el porque no lo había visto con detenimiento antes.

Al día siguiente del banquete se organizaria una fiesta donde muchas tradiciones de Zemli serían presentadas, música y bailes típicos, combate, animales, comida y regalos para el rey y la familia real. Entonces Leonid pensó rápidamente en que podría regalarle a Sansa un hermoso vestido morado con una gargantilla de oro blanco y zafiros, este regalo lo había guardado para la reina pero siempre podía arreglárselas.
La mañana llegó y Sansa se había levantado y estaba tomando el desayuno junto con Shae, su dama. Fue entonces cuando llamaron a su puerta para revelar a una jovencita, traía una caja de madera negra de bocote con bordes de oro blanco
—Es un regalo del príncipe Leonid para Lady Sansa, espera que le agrade— Shae tomó la caja y la deposito en la cama, Sansa se acercó rápidamente y la abrió. Un vestido morado lavanda se reveló frente a ella, tenía un escote desde los hombros hasta antes de iniciar los pechos, desde las orillas de debajo de la clavícula tenía bordes color plata que se jutaban en el estómago y seguían hasta los talones, en los brazos se abría el vestido para tener pliegues de tela largos hasta debajo de la cadera. La gargantilla era como hilos tejidos de oro blanco con pequeños zafiros en los lados y en el medio uno grande y brillante. Sansa abrió los ojos con estupor y dicha, no podía dejar de ver tan hermosos vestido y de inmediato le ordenó a Shae que se lo pusiera.

Leonid estaba desayunando con su hermana y padre y aunque participaba en la conversación no conseguía dejar de pensar en cómo se vería la chica Stark con aquel hermoso vestido.
—Planeo dar una visita rápida a Casterly Rock— dijo su padre, seco — Quiero supervisar como será el lugar que mi nieto heredará— el rey Ilias volteo a ver a su hijo —¿Me acompañaras?—
—Prefiero quedarme con mi hermana, aparte no creo que sea una buena idea— manifestó el muchacho mientras acercaba un trozo de pan a sus finos labios —Se podría ver algo invasivo— la mirada de su padre cambió a sobresalto y un poco de furia — Además...—  empezó a señalar con miedo por el enojo del rey —¿Quién cuidara de que Margosha no haga sus locuras habituales? — todos sonrieron y la mirada se dirigió a su hermana menor, era hermosa con ese pelo rosa claro al igual que sus mejillas y labios redondos y cruveados, esperaba que Lord Tyrion la amara casi tanto como el la amaba. Pará Leonid no había otra mujer como ella, admiraba a su hermana, era valiente, fuerte e ingeniosa pero también era humilde y cariñosa y desde la muerte de su madre se habían vuelto entre ellos sus mayores confidentes, Leonid sólo esperaba a que su papá se fuera y los dejara solos para poder hablar entre ellos. Más tarde que temprano el rey Ilias se paro y se fue hacia sus aposentos dejando solos a los dos jóvenes.
—Entonces... ¿Qué te parece tu prometido? — preguntó Leonid a su hermana
—Es... Amable—
—Amable, ¿No te preocupa entonces que esta deforme? —
—Sabes bien que jamás me ha preocupado el aspecto físico de las personas—
— Pero el no es solo una persona, es tu prometido— la expresión de Leonid se veía preocupada pero todavía juguetona con las cejas alzadas y la frente arrugada esperando una respuesta ingeniosa de su hermana
—En este momento para mi el solo es una persona— un poco de tristeza resbaló en la cara de la joven dama, fue ahí que su hermano se dio cuenta
—No te atormenta su aspecto ¿No es así?, te atormenta el pensar que no podrás llegar a amarlo— pregunto y la mirada acongojada y cristalina de su hermana le dio la razón
—Hace poco leí un libro— empezó a explicar Leonid —Decía que la pasión podía desencadenar el amor— comentó con un poco de vergüenza sutil a su hermana quien en su mirada hizo notar su desdén al comentario
—Creo que en poniente tampoco está bien visto que una mujer no llegue pura al matrimonio—  indicó la muchacha
—No se si a tu esposo le importe eso mientras sea el quien te tome— dijo con serenidad, trataba de hacer que su hermana iniciará una relación estrecha con su marido y también quería ver que tan bueno era el diablillo. La sugerencia de Leonid no pasó desapercibida por la mente de Margosha y sabía exactamente a quién pedirle consejo.

183 Noches // Tyrion Lannister X Oc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora