𝐶𝑢𝑟 𝐸𝑟𝑔𝑜.
Haikyo conserva su obscuridad pasadas las cuatro de la madrugada, las sombras se mueven con una inmensa tristeza bajo la tenue luz de la luna, que a penas me ayuda a encontrar mi puto tabaco entre las sábanas. Mis dedos se enredan una y otra con la tela hasta que, de alguna manera, puedo encontrarlo cuando cae al suelo.
Cuando vuelvo a sentarme de rodillas en la cama, mirando por la ventana; no puedo evitar sentirme estúpida.
Quiero decir, no se puede hablar con una estrella, y no voy a recuperar a mi antigua pequeña yo solo por reconstruir una de mis grandes ex tradiciones, ¿Verdad? Porque recuerdo… a penas, pero lo recuerdo, todavía no me dejaban tener la habitación a mi gusto, joder como molestaron con eso, hasta hace solo unos meses todavía tenía habitación de niña repelente y gilipollas, dios. ¿Por dónde mierda iba? Mi cama aún no estaba pegada a la pared bajo la ventana, y mi pared era magenta, pero aún así, como la puta loca que he sido siempre, decidí que era una buena idea coger la almohada —de estas de Foam— y ponerla en la ventana, en la repisa, y así cuando me sentara no me haría daño, pero joder, dolió un huevo mientras trataba de subirme, y estaba a cinco metros del suelo. Y yo era medio suicida. Era enana, además.
Lo conseguí.
Mi iaia había muerto recientemente, cuándo en aquel entonces no lo recuerdo, mi memoria es una mierda.
Mi padre y yo le pusimos una estrella, la recuerdo bien, brillante y deslumbrante a la izquierda.
Joder.
Escribí un relato sobre ella, y todo. Pero olvidé con el tiempo y aunque no me lo he perdonado y el recuerdo ahora está flotando, ¿Cómo cojones se me olvidó hablar con ella?
¿Cómo… cómo me olvidé de cómo era?
Tenía el cabello rizado, corto, rebelde y claro. Un rubio medio castaño, pero era bonito dentro de lo simple. No lo sé, me arrepiento de no haberme pasado horas mirándola a los ojos, ellos dicen que son claros, pero si intento recordarla, me sale una cara arrugada, la boca sonriendo tristemente, pálida, con manchas en la piel. Pues muy bien. Nunca podré olvidar su olor, primero porque para abrazarnos nos asfixiaba en su pecho —porque sí, tenía unas tetas enormes—, y que nos daba muchísimos besos y a veces te dejaba la mejilla roja. Te dolía al rato. La cara. Pero te reconfortaba el corazón.
¿Su voz?
Creo que la recuerdo, era grave pero cariñosa.
¡A la mierda!
¡¿Cuando cojones he empezado a llorar?!
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𝐏𝐨𝐥𝐭𝐞𝐫𝐠𝐞𝐢𝐬𝐭 ✨ ░▎𝑅𝑖𝑛𝐾𝑢, 𝑣𝑜𝑐𝑎𝑙𝑜𝑖𝑑
Fanfic❝ Dicen que el niño arde en las llamas del averno tras el suicidio, que su hermana se consume en la agonía de la tierra y se funde en la desesperación del miedo. Cuidado, habitantes, porque moran fantasmas en el centro abandonado, y la gente perece...