Shadow Guns [SUSPENDIDA]

11.El mundo real

Despertó de golpe, como si su corazón se hubiera quedado dormido y de un sobresalto vuelto a trabajar. Le faltaba aire, y respirar parecía difícil. Mientras trataba de recuperar la calma, apretaba con fuerza sus manos hasta hacerlas puño.Sentía como su cuerpo temblaba, y el frió se apoderaba poco a poco de ella.

Tenia tanto miedo que no quería abrir los ojos.

Agnes se acerco lentamente hasta estar frente a frente con el criminal. Tenia su mirada fija en ella, y aquel temor volvía a apoderarse de su cuerpo. Era difícil de creer que iba a tomar la vida de una persona, y perder su inocencia en el proceso. Pero, no era eso lo que los defensores hacían todo el tiempo, matar y arriesgar sus vidas para protegerlos? Si ellos podían llevar esa carga todo el tiempo, porque ella debería de ser una excepción?

A pesar de sus pensamientos, sentía mucho miedo. A sus 18 años, jamas pensó verse en la situación de hacer justicia a varias muertes, de gente que ella nunca conoció. Todo esto fue el impulso de querer hacer las cosas bien, descubrir el misterio sobre la muerte de James y dejar de sentirse loca por sus alucinaciones. Podía tratarse de un propósito egoísta, pero a ella no le parecía importarle. Quizás en un futuro, cuando todo sea resuelto, pueda enfocarse en lo que realmente había decidido meterse.

Nunca decidió contarle a Wilmer, su mejor amigo, lo que estaba planeando. El había dejado muy en claro que siempre la protegería, pero esta situación quedaba muy lejos de su nivel. Wilmer era una buena persona, y de vez en cuando Agnes se preguntaba que había hecho ella para merecerlo. Ademas, le habría dicho que todo esto era una locura, y probablemente usado a su padre como defensa y ambos sabian que eso solo la lastimaria mas.

-Tu padre fue una buena persona-le habia comentado una vez

-Pero si tu no lo conociste por mucho, Wilmer

-Lo se, pero no se necesita conocerlo de toda la vida para saber que dio su vida por los demas

Alguien se acerco a Agnes, y le toco suavemente el hombro

-Ha terminado

Ella no pudo evitar llorar

 Aquellos ojos no dejaban de mirarlo, incluso Elliot quien se encontraba en la esquina mirándola como si la esperara en un domingo casual de compras.

-Agnes, odio ser insistente pero...-su voz era impaciente, y detestaba que la presionaran

-Si, lo se-dijo ella sin dejar de mirar al criminal-es solo que...

Vacilo, sin saber porque. Era extraño tener dudad, cuando ya había tomando una decisión. Por alguna razón, recordó cuando iba a seleccionar el postre de fresa que tanto le gusta de su restaurante favorito, pero luego vio el helado de vainilla con chispas de colores y cambiaba de idea. La fila atrás de ella le gritaba que se apurara, y eso debería de estar haciendo Elliot en estos momentos. No entendía porque pensamientos sin sentido debían alterarla en momentos como estos.

Entonces, el criminal hablo. Su voz era grave, y aterradora.

-Vamos, princesa

Agnes sintió como su cuerpo volvía a paralizarse, y la mano que sostenía el arma temblaba. Una gota de sudor se deslizo poco a poco desde su frente, y cayo hasta sus labios. Al mojarselos con saliva, logro distinguir un ya conocido sabor.

El hombre no dudo en volver  a abrir la boca

-Es increíble que no tengas las agallas necesarias para esto, pero era de esperarse en una chica