Solo falta una semana para que te marches y yo aún sigo sin aceptarlo. Dices que siempre pensaras en mí, que cada segundo de tu instancia en ese lugar sería pensando en mí. Yo haré lo mismo aquí afuera, aunque extrañarte era lo único que pudiera, te esperaría ansiosa el día de tu regreso.
Ahora me encuentro en mi casa recostada en mi cama con la mirada hacia el techo, pensando en todas las cosas maravillosas que he pasado contigo desde el día que te conocí.
Recuerdo la primera vez que nuestras miradas se cruzaron. Ese día tenía que maquillarte para el programa que te encontrabas gravando con el resto del grupo.
Hoy te soy sincera y tal vez ya te habías dado cuenta pero, ese día, mis manos temblaron como nunca antes lo habían hecho. La razón era porque estaba muy cerca de ti.
—¿Cómo te llamas?
Preguntaste, con esa voz que al escucharla hacia mi corazón latir a miles de latidos por segundo.
Te respondí con voz temblorosa, no me imaginaba que te pudiera importar. Seguí maquillándote hasta terminar.
—¡Wow! eres buena —dijiste mirándote al espejo, observando el trabajo que había hecho.
—G-Gracias —dije haciéndote una reverencia, pero mis piernas estaban a punto de tirarme al piso.
Desde ese día, siempre pedías que yo te maquillara y yo no podía, mejor dicho, no quería negarme a hacerlo. Conversábamos de tantas cosas que fuimos acercándonos más y más, hasta convertirnos en amigos.
Solías esperarme fuera de la agencia hasta que mi turno terminara. Siempre con una sonrisa en el rostro, esa que aun en este momento sigue sacándome un suspiro. También esperabas con una rosa en la mano, mi habitación se podría decir que ya estaba llena de tantas que me habías regalado, aun así siempre encontraba un lugar especial para ponerlas.
Hasta que un día al salir de la agencia y llegar a donde estarías mi sorpresa fue... que no estabas ahí. Mi corazón se sintió triste pero inmediatamente pensé que estarías ocupado en tu trabajo.
Segundos después Daesung se acercó a mí y me pidió que lo acompañara, tenía algo importante que decirme. No lo pensé dos veces y lo seguí. Admito que a mi mente vino la opción de que algo malo te había sucedido para que él estuviera en tu lugar.
Subimos a un auto el cual él manejaba. No conversamos en todo el camino. Tú me conocías perfectamente y sabías que era tímida con respecto a tus compañeros.
Minutos después detuvo el auto cerca del mar.
—Tú sigue derecho, ahí te espera alguien —dijo sonriéndome—. Yo me tengo que regresar.
Se despidió y subió al auto. Dudé si seguir adelante. Estaba nerviosa a más no poder.
—Descuida, no te pasará nada malo, confía en mí —se asomó por la ventanilla para darme fuerzas y seguir.
Lo obedecí y comencé a andar, los nervios seguían pero confiaba en Dae.
Caminé con la mirada baja por la orilla del mar, los zapatos me estorbaban para sentir el agua rosando mi piel, así que me deshice de ellos. Estaba perdida en esa emoción que al alzar la vista me asusté y sorprendí a la vez.
Ahí estabas de pie, a solo unos cuantos pasos frente a mí.
El traje oscuro te quedaba perfecto, todo te hacía lucir verdaderamente guapo. Detrás de ti se encontraba una mesa redonda y pequeña. Sobre ella un juego de velas encendidas, una botella de vino, dos copas y varios platillos.
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ONE SHOTS
FanfictionEn éste álbum encontrarás historias cortas (de un solo capítulo) de varios artistas de Asia.