29 - CELOS

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Christen

Trato de reprimir un bostezo cuando siento como alguien me da un codazo. Me vuelvo y, al ver que es Kael, enseguida muestro mi desagrado.

—¿Es que nunca me vas a perdonar?

Cojo aire muy despacio para evitar ponerme a gritar. Eso quedaría muy mal en medio de un velatorio.

—¿Cuándo te he dado permiso para que me tutees? —pregunto molesta.

Él se sorprende, pero enseguida recupera la compostura.

—Disculpad, princesa —contesta con una media reverencia —. Pensé que tal vez vos y yo...

—Estás con mi hermana, ¿no?

—¿Acaso no sabéis por qué lo hago?

—¡Por supuesto que lo sé! Y me parece repugnante —respondo en voz baja para que nadie me escuche —.  Así que vete con ella y a mí déjame en paz.

Veo tristeza en los ojos del elfo, pero no me ablando por ello. No me gusta nada lo que ha hecho y es algo que no le pienso perdonar. ¿Por qué no aparecerá ahora un hombre más impresionante que él? ¿Alguien que me haga olvidarle? Me vendría muy bien en estos momentos. 

—Hola hermanita.

Me vuelvo al escuchar esa voz y me encuentro con Lorie quien se ha metido entre Kael y yo. Por un lado lo agradezco, pero por otro..

Sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos y le dedico a Lorie la mejor sonrisa de que soy capaz.

—Hola, Lorie. ¿Qué haces aquí? ¿No tenías que estar en el lado de papá?

Ella agacha la cabeza avergonzada mientras se acerca cada vez más a Kael. Yo suspiro resignada. Ya me da igual. He decidido alejar al elfo de mi vida y es lo que pienso hacer. En cuanto a ella... Se le ve tan feliz... 

—Han venido los de primero —reconoce con tristeza —. Y no me apetecía nada tener que saludarle a él.

Vuelvo la vista hacia la puerta del jardín y me doy cuenta de lo que Lorie quiere decir. Allí están todos los de primero y en medio de ellos, Luke. Entiendo perfectamente que mi hermanita se haya ido. Ese asqueroso no debería acercarse a ella, y menos después de lo que sus padres han intentado hacer. Y no hablemos de lo que su hermana quiso hacerle a Ángela.

—Tranquila —le indico cogiendo su mano —. Puedes quedarte a mi lado. 

—Gracias, hermanita —responde dándome un beso en la mejilla.

Yo le sonrío y vuelvo a adoptar mi pose de reina. Ahora que Lorie se ha interpuesto entre el elfo y yo, me siento más tranquila. Sé que estando ella delante no se atreverá a intentar nada, aunque conociéndole... Éste es capaz de cagarla sólo por estar a mi lado. 

¡Pero qué ilusiones me hago! Basta, Christen. Ese elfo no es para ti. Tú te mereces algo mejor.

En ese momento me doy cuenta de que me están cogiendo el brazo. Me vuelvo y veo a Lucie con una extraña sonrisa.

—Mira, Christen, te voy a presentar —me indica —. Éste es Rufus, hijo del alfa de la manada del norte.

—Majestad...

Siento cómo me cogen la mano y la besan y, de repente, me quedo muda al ver quién lo ha hecho. Frente a mí tengo a un chico de unos veinte años, atlético, con una preciosa cabellera castaña revuelta y unos profundos ojos verde claro. Me quedo muda al verle.

—Mucho gusto —respondo confundida —. ¿Rufus...?

—Ese es mi nombre —contesta dedicándome una bonita sonrisa —. ¿Acaso os parece divertido?

DC XII:LA REINA DEL MUNDO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora