11. SOLA ANTE TODOS.

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LETA

Recordaba a Dani entrando cada día en mi casa. Marchándose al cole con mis hermanos, compartiendo cada día la merienda, sentado en nuestra mesa. Mi madre peinándole y mi padre dándole cachetes o abrazos, según se terciara. Era uno más. Y como Jas de Martín, me enamoré de quien debió ser más un hermano, que un amor. Pero se ve, que tenemos unos corazones muy poco lógicos.

Lo que me molestaba  era que mientras yo tuve que marcharme, Dani siguió teniendo a mis padres en su vida. Ni siquiera entonces, sabiendo la verdad, dejaba de venir a tomar un café, un desayuno, siempre parecía buen momento.

Y yo, yo me sentía sola ante todos.

Mi padre no había cambiado su trato hacia él. Le dije que ya sabía todo y que Jas también había hablado con él.

—Supuse que algún día se enteraría por ti—dije molesta.

—No encontré el momento—se disculpó.

—Joder papá. Daniel casi vive aquí—protesté—

—Es verdad—

—¿Nunca te has sentido frustrado? Lo digo por el pequeño detalle de que tuve que separarme de vosotros—seguí refunfuñando—

—Leta ¡vale ya!—espetó—.Dime cuál era el momento adecuado. Era un yonqui. Su mujer cayó en coma por pincharse más de la cuenta. Tardó un mes en morir. Después la rehabilitación. Para cuando volvió, tú tenías tu vida encarrilada y empezaste una relación con Richard.

En ese momento el diablo entró en casa.


COSECHARÁS CORAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora