Capítulo 5

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Creo que no puedo más... ni con mi propio cuerpo.

Llevo más de una hora corriendo, y mi respiración suena con pequeños silbidos de lo agotada que estoy. Dejo caer mi cuerpo en el suelo, apoyando mis manos y rodillas en el frío asfalto. Decidí que después de lo que ocurrió ayer, hoy tendría que mejorar mi entrenamiento, pero creo que esto no está ayudando, lo único que estoy haciendo es quedarme al borde de un colapso. Menos mal estoy en una zona  industrial abandonada. Todo en esta ciudad parece estar abandonado, aunque para mi entrenamiento viene perfecto.

Gateo hasta una pequeña fuente, donde hay un grifo con agua potable. Sonrío levemente al encontrarlo, y con mis piernas aún temblorosas me incorporo del suelo, tomando agua del grifo. Eugh, está caliente... pero eso mismo servirá.

Bien, tengo que seguir con mi entrenamiento, ¡no puedo quedarme mucho más atrás que mis compañeros!

~📚~

Y creo que me arrepiento de haber hecho aquel entrenamiento tan intensivo el domingo, y el resto de días. Mi cuerpo entero duele, y apenas puedo caminar recta. Incluso un niño de 1-B bromeó respecto a ello, diciendo que tuve un fin de semana loco. Cada vez que lo recuerdo mi cara se torna como un tomate.

Entro a clase con un grave dolor corporal, dejándome caer en la silla. Kirishima se acerca a mi sonriente, a lo que devuelvo su sonrisa por igual, con una clara mueca en los labios.

—Hey, hoy no hemos ido en el mismo bus. ¿Y eso que has venido más tarde?

—Me he dormido... pero menos mal que aún no ha llegado Aizawa... Estaba demasiado cansada, incluso me he replanteado de no venir al colegio.

—¿¡Es en serio? ¡No puedes faltar nunca a clase!

Kirishima y yo nos sorprendemos al ver a Iida justo delante de nosotros moviendo sus manos de arriba a abajo. Suelto una risita nerviosa por ello y rasco mi nuca.

—De verdad, no iba a faltar al colegio... ¡aquí estoy! —bromeo abriendo mis manos de manera espontánea— Así que no te preocupes. Oh, ahí está Aizawa sensei.

Todos vuelven a sus asientos, aunque algo confusos sí estamos al ver como el profesor arrastra un saco amarillo en la mano. Me acomodo en mi sitio, notando el crujido de uno de mis huesos. Suelto un quejido por ello, ganándome la mirada de Tokoyami. Le sonrío mientras suelto una risita tonta, dando a entender que no ha sido nada.

—Bien clase, hoy haremos una tarea especial. Elegiremos el representante de clase. Quiero que acabeis antes de que termine mi siesta... —y así, se mete dentro del saco en un rincón del aula.

La clase comienza a volverse loca por ello. Todos parecen desear el puesto de delegado, mientras que yo me encuentro en mi esquinita mirando atónita la escena que mis compañeros han montado en nada. ¿Tantas ganas tienen de ser delegados? Pues para mi resulta una tarea difícil, ¿y para qué tener más dificultades en la vida?
Me cruzo de brazos sobre la mesa, observando tranquilamente como la clase se convierte en un centro comercial en un viernes negro.

Finalmente mis compañeros terminan de concretar una manera de votación anónima. Vale, pues no sé a quién votar... ¡a Midoriya! O... ¿Iida? Él siempre se ve atento para todo, así que por qué no votarle. Escribo en un pequeño papel el nombre del chico de gafas, para después arrugarlo y entregárselo a él, ya que propuso este método de votación. Bien, los nombres van saliendo, pero queda segunda Yaomomo y primero Midoriya.

Corazones explosivos - [Bakugou y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora