Avonlea

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Emma decidió olvidar lo sucedido el día anterior, cada vez que lo recordaba se sentía muy incómoda y ni siquiera sabía por qué, no era algo que a ella debiera molestarla, pero aun así la ponía nerviosa. Gilbert actuaba con normalidad, o al menos eso pensaba ella, él siempre había sido caballeroso aún si ella estaba vestida de chico. Sin embargo, por dentro Blythe también se ponía in tranquilo al pensar en el día anterior.

Aunque Bash notaba a ambos actuando de forma extraña optó por no externar sus ideas pues eran dos adolescentes viviendo en condiciones nada favorables, sobre todo Emma.

Ese día se encontraban junto con un pequeño grupo de hombres en la "habitación" sin hacer nada, cada cierto tiempo el capitán se veía obligado a darle un descanso a algunos hombres y día era el turno de nuestros chicos.

Bash dormía un poco mientras Gilbert estaba leyendo un libro, que él había traído, sentado en su tumbona. Ethan estaba recostado en su hamaca jugando de forma discreta con el collar de su madre al mismo tiempo que veía el techo pensando en todo y nada a la vez.

El silencio se vio interrumpido por la torpe entrada del capataz a la habitación. Ethan se incorporó rápidamente al mismo tiempo que escondía el collar dentro de su manga, Blythe levantó la vista del libro para ver a la persona que había entrado a la estancia y Bash ni se inmutó.

—Ethan, espero que hayas disfrutado tu breve descanso porque iras a las letrinas—. El muchacho suspiró resignado y guardó el collar debajo de la sabana sin que nadie se diera cuenta. Estaba por levantarse cuando Gilbert habló.

—Pero señor es su día de descanso.

—A ti no te estoy hablando muchacho.

Gilbert gruñó enojado y se puso de pie dejando a un lado el libro, sin marcar la página en la que se había quedado.

—Si necesita a alguien que le ayude, yo puedo hacerlo.

El capataz sonrió burlón viendo de arriba a abajo a el chico de pelo rizado para después pasar su vista a el de pelo lacio, quien estaba mirando confundido a su amigo.

—¿Te preocupa tu novio? Tranquilo esto lo hará más hombre para ti.

Para ese momento Trinidad ya se había levantado y miraba atento la situación, tratando de pensar una salida rápida para los menores.

—¿Pasa algo señor? —preguntó tenso, se acercó a Gilbert y puso un mano en su hombro tratando de calmarlo.

—Pasa que nuestro Romeo no quiere dejar a Julieta ir a lavar letrinas.

Ethan se empezó a enojar, podía burlarse de él lo que quisiera, pero no iba a permitir que se riera a costa de cualquiera de sus amigos.

—Ya fue suficiente —alzó la voz sin pensar. — Limpiare las letrinas y ya.

—Oh perdón, ¿molesté a su majestad? Mis disculpas señor, no creí que fuera a importunarlo.

Todos en la habitación veían la situación callados y con una cara de lamento, la mayoría de los que estaban ahí eran buenas personas excepto por un par, y estaban cansados de los tratos del capitán.

Ethan no dijo nada simplemente bajo la mirada, sus ganas de confrontar al capataz eran grandes, sin embargo, no podía darse el lujo de ser despedido algo que aquel hombre siempre usaba en su favor. Gilbert se sentía impotente, no podía evitar el mal trato hacia su amiga, pues Bash había aplicado mayor fuerza sobre su hombro para evitar que avanzará en cuanto notó que Blythe planeaba acercarse.

—Muévete niño no tengo tu tiempo.

En ese momento un hombre con uniforme entró en el lugar. Buscó rápidamente con la mirada al capataz y cuando lo encontró susurró algo en su oído. El capataz gruñó visiblemente enojado y volteó a ver a Ethan.

Part of Your Sky (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora