¿Puedo acaso ser el primero?

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Resguardándose de la inminente ola de frío que recorría las calles del sector, aquel grupo compuesto por cuatro chicas yacía en los interiores de lo que sería la floristería Yamanaka, haciéndole compañía a la hija descendiente de dicho clan hasta que su labor por fin pudiese dar como finalizada.

–Quizás deberías considerar la opción de cerrar antes al menos por el día de hoy, ¿no te parece? –Comentó Tenten, caminando a paso acompasado por la floristería y pasando junto a los distintos tipos de flores que ahí eran expuestas. –Ya pasó un buen rato desde que tuviste un cliente.

Exhalando el aire contenido en sus pulmones, Ino contestó. –Lo sé, el problema es mi madre, se rehúsa a que lo haga porque tiene la idea en la cabeza de nunca perder un posible cliente, sobre todo en estas fechas.

–Viéndolo de ese modo, es una pena, ¿y qué hay de las fiestas? ¿también deberás tener abierto esos días?

–Esos días serían la excepción, tampoco es que aceptara que me mantuviera aquí ¿sabes? –Explicó la joven Yamanaka recargando ambos brazos cruzados sobre el mostrador, enseñando a continuación una traviesa sonrisa. –No hay manera de que no sea partícipe de las tradiciones de estas fechas.

–¿Eh, tradiciones? –Preguntó Hinata con inocencia, mirando a Ino con un toque de perplejidad adornando su rostro.

–Sí, ya sabes, como... decorar un árbol con varios adornos, beber chocolate caliente y los regalos, eso último lo recuerdas muy bien, ¿verdad Hinata?

–¿Y-Yo? ¿Por qué?

–Hehe, te he visto pasar varias ocasiones desde aquí y cuando regresas traes una enorme bolsa en los brazos.

–T-Tampoco es que haya estado comprando demasiado... –Tartamudeó Hyuga, incapaz de sostener la mirada con alguna de las presentes.

–No seas tan modesta, no tiene nada de malo. –La tranquilizó Tenten, quien procedió a formular la pregunta. –Estás preparando algo para Naruto, ¿no es cierto?

En cuanto tales palabras fueron pronunciadas, Sakura alzó la cabeza con curiosidad, escuchar aquello fue suficiente para espabilarla luego de no haber estado al pendiente de lo que ellas dialogaban.

–¿Es así, Hinata? –Preguntó apacible la joven Haruno, girando su rostro en dirección a la chica en cuestión.

–N-No es nada tan importante, no... no es mucho.

Luego de los intentos de las muchachas por sacar a relucir la información que Hinata estaba empeñando por reservar para sí misma, el famoso obsequio que esta estaba elaborando con esmero llegó hasta los oídos de todas.

–Con que una bufanda ¿eh?, es un regalo bastante lindo. –Afirmó Tenten, entusiasta, reconfortando a la muchacha con suaves palmadas sobre su hombro. –Estás tejiéndola tu misma, de seguro que ha de ser complicado.

–No mucho, tengo experiencia en el tejido. Aún me falta más para terminarla, pero... t-tengo pensado dársela pronto.

–Awww, suena tan lindo, darle un regalo hecho con tus propias manos, que un muérdago cuelgue por encima de ustedes sería la guinda del pastel. –Agregó la kunoichi especializada en el armamento ninja, quien parecía estar más que ensimismada en el tema dialogado. –Esa también es una tradición bastante bonita.

–D-De ninguna manera creo poder hacer algo como eso... –Se excusó Hinata, permitiendo que un tono escarlata se acentuara en sus mejillas.

–¿Por qué no?, siempre se ha sabido que dos personas deben besarse cuando hay un muérdago sobre sus cabezas, es casi como una regla. Además, no es ningún secreto que estás enamorada de Naruto desde hace años.

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