"... Estoy seguro de que Él es un vampiro en todos los sentidos, pues no hay ser más hermoso pero peligroso.
Y es que no recuerdo ningún mal que me sentara tan bien como su compañía, ni tampoco he conocido jamás a alguien que amenazara tanto con succionar mi vida.
Y yo le doy mi permiso,
pues nada nunca se sintió tan cálido como sus heladas manos.
Ni nada nunca me dará tanta seguridad como el enigma de estar a su lado.Oh, ¡por supuesto que es un vampiro!
Y por supuesto que yo no.
¡Yo soy su víctima perfecta!
Y es la perdición lo que me ha vuelto adicto a su ser, zarpé sin brújula.
Me dejo ahogar en el profundo vacío de sus ojos, no me resisto.
Porque si Él es el mar, yo soy el náufrago.Me entrego a su veneno una y otra vez ya que no existe en el mundo un elixir más vigorizante.
Me consume y me da vida al mismo tiempo.
Si yo soy el tesoro, Él es el ladrón...
pero si yo soy la reliquia, Él es el restaurador.Y como Él es el vampiro, yo soy la víctima.
Y como soy la víctima, estoy perdido.
Y a estar perdido soy adicto..."Jimin cerró la pantalla de su laptop para después dejarse caer de espaldas sobre el cómodo colchón de su cama.
Muy suavemente, fue relajando sus párpados hasta que se cerraron por completo. Estaba calmado. Su respiración era profunda y pausada. Parecía que su cuerpo estaba en cámara lenta pero el mundo seguía a su ritmo habitual.
Estaba satisfecho con lo que acababa de escribir. Sentía que empezaba a entender un poco más su situación, a aceptarla.
A diferencia de la noche anterior no sentía enojo, ni impotencia... ni siquiera decepción. Veía las cosas con más claridad. Jimin se percibía ahora como una persona un poco más sabia.
—¿De cuántas otras cosas me voy a enterar? —se preguntó en voz alta.
Y entonces el exquisito y familiar aroma a morrones rellenos inundó sus fosas nasales, provocando que una fresca sonrisa se dibujara en sus labios.
Tomó impulso y se levantó al fin de la cama. Se dirigía hacia la cocina, donde su abuela estaba preparando el almuerzo.
—¿Hay algo en lo que te pueda ayudar? —le preguntó alegre el castaño a su abuela.
Yang revisó si estaba todo en orden.
—Solo me falta agregarle tomillo al relleno...
—Bien, ya te traigo un poco de afuera —asintó Jimin.
Luego salió trotando por la puerta que daba hacia el fondo.
En esa parte del patio se encontraba una pequeña quinta. Allí estaban plantados algunos vegetales y varias hierbas aromáticas. El tomillo era fácil de distinguir, pues sus hojas eran pequeñas y daba una flor blanca del mismo tamaño.
Era mediodía y el cielo estaba despejado. No fue hasta estar parado dentro del cantero que notó la intensidad con la que los rayos del Sol chocaban contra su piel. Era una sensación agradable, sentía como la gran estrella le transmitía energía.
Una vez que había arrancado unas cuantas ramitas, volvió a entrar a la casa para lavarlas y así agregarle las hojitas a la mezcla.
Su abuela ya estaba terminando de poner la mesa.
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Tanofobia ☀ [KookMin]
Fiksi Penggemar[Miedo irracional al Sol] Su tez era aún más blanca que el resplandor de las estrellas, y su verdad tan oscura y profunda como el cielo nocturno.