Athena, estaba concentrada preparando la poción del día. Era su penúltima clase del día, la última era Defensa Contra las Artes Oscuras.
Su poción ya estaba casi lista, solo le faltaba agregar un ingrediente y esperar a que se cociera. El profesor Snape pasó junto a su lugar, mirando de reojo su poción. Athena sonrió con aire triunfal.
De repente entro Draco con aire arrogante a la mazmorra. Athena lo miró fastidio. Su brazo estaba vendando, como si fuera un heroico superviviente de una horrible batalla.
Pansy Parkinson lo miraba con una sonrisa, estaba anonada. Athena roló los ojos y se concentró en su poción.
−Siéntate –dijo el profesor Snape, amablemente hacia Malfoy.
−Profesor, he terminado –dijo Athena.
− ¿Te felicito?−dijo el profesor Snape, con una sonrisa burlona.
−No es necesario, con una reverencia estaría bien−dijo Athena retándolo. El profesor Snape se acercó hacia su lugar y la miró con repudio.
−Lo único que obtendrá son puntos menos –dijo el profesor Snape alejándose de su lugar−. ¡Veinte puntos menos para Ravenclaw!
Athena suspiró.
−Athena, no puedes ir retando al profesor Snape –dijo Hermione, quien la miraba de manera reprobatoria.
Athena, soltó una pequeña risa y se encogió de hombros.
−Veo, que la señorita Black está bastante feliz por veinte puntos menos−dijo el profesor Snape detrás de ella.
−Estoy tan de humor, profesor−dijo Athena −. Pero no tanto como usted al lavarse el pelo.
− ¡Athena!−bramó Hermione.
Sólo algunos Gryffindor soltaron una risa, los de Ravenclaw la miraban asombrados. Ahora si perderían más de 20 puntos.
− ¡Silencio! –bramó el profesor Snape−. Ya que está de buen humor, Black. Está castigada.
Athena no dijo nada, simplemente suspiró. No era nada raro.
El profesor Snape siguió revisando las demás pociones, hasta que llegó a la de Neville Longbottom. La poción tenía que ser de un verde amarillo brillante, pero no lucia así.
− ¡Naranja, Longbottom!−exclamó Snape, levantando un poco el cucharón y vertiéndolo en el caldero, para que lo viera todo el mundo−. ¡Naranja! Dime, muchacho ¿No me has oído decir muy claro que se necesitaba solo un brazo de rata?
Neville estaba colorado y temblaba. Parecía que se iba echar a llorar.
−Profesor, puedo ayudarlo a reparar su poción –dijo Athena.
−No recuerdo haberle pedido que presuma, señorita Black−dijo Snape fríamente−. Igual que tu insoportable padre, arrogante y presumido. Longbottom, al final de la clase le daremos unas gotas de esta poción a tu sapo y veremos lo que ocurre. Quizá eso te anime a hacer las cosas correctamente.
Athena no respondió nada, ya tenía bastante con sus veinte puntos menos y su castigo. Snape se alejó, dejando a Neville sin respiración a causa del miedo.
−No te preocupes, Neville –dijo Athena tomando lugar a un lado de él−. En un momento lo arreglamos.
−Gracias, Athena –dijo Neville, sus mejillas se habían tornado un tanto rojizas.
Cuando faltaba poco para que terminara la clase, Snape se dirigió con paso firme a Neville, que se encogió de miedo al lado de su caldero.
−Vengan todos y pónganse en círculo−dijo Snape. Los ojos negros le brillaban. Athena lo miró dándole una mirada enfurecida−. Y vean lo que le sucede al sapo de Longbottom. Si ha conseguido fabricar una solución para encoger, el sapo se quedará como un renacuajo. Si lo ha hecho mal, el sapo probablemente morirá envenenado.
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A Black's Desire
FanfictionAthena Saiph Black, con todas las habilidades dignas de una Ravenclaw, a excepción de una; meterse en problemas. Su vida dio un giro completo al escuchar que su padre, Sirius Black había escapado de Azkaban. En su tercer año en el Colegio Hogwarts...