Erick tiene siempre la sensación de que su madre lo odia, y no entiende por qué.
Cuando era un niño, actuaba diferente, pero ahora que ya creció lo suficiente, ella parece no soportarlo y no es cosa suya.
—Levántate —dice apagando el televisor y el ojiverde la mira confundido.
—¿Qué?
—Estás todo el día acostado ahí, Erick.
—Terminé de limpiar el piso —responde señalando su alrededor— me tomó horas.
—Ve a limpiar arriba.
—¿Por qué?
—¡Porque soy tu madre y te lo ordeno!
—Limpié ayer, no necesitas eso, solo quieres molestarme.
—No me hables así —susurra golpeando su rostro y Erick retrocede agarrando su mejilla.
—Mamá...
—Estoy harta de ti.
—¿Por qué te molesto tanto? —pregunta con un nudo en la garganta— parece que no soportas verme tranquilo un segundo, y yo intento obedecer, pero tú...
—Estoy cansada de verte en la casa, Erick, ojalá te fueras ya, porque este es mi hogar, y no voy a permitir que lo arruines.
—¿Por qué crees que quiero arruinar a mi familia, mamá?
—Tú piensas que soy estúpida, pero no es así, y no logro entender como mi hijo se convirtió en una puta.
Erick levanta la mirada al pasillo al oír la puerta principal y se mantiene en silencio al ver a su papá.
—¿Qué pasó? —les cuestiona el rizado confundido.
—Mi amor —responde ella caminando hasta su lado y se estira para besarlo— estoy cansada porque Erick pasa el día acostado ahí, mirando el celular, y no puedo, es maleducado y no tengo forma de corregirlo.
—Erick —dice Joel alzando la voz y el ojiverde niega con la cabeza.
—Me voy a mi habitación —suelta caminando rápido a las escaleras y ella suspira profundamente.
—¿Lo ves? —cuestiona cruzando los brazos— no tiene el mínimo de respeto.
El rizado camina detrás de él y lo alcanza en el pasillo, agarrando su brazo.
—Erick, soy tu padre y quiero hablarte.
—¿Para qué? —pregunta con sus lágrimas corriendo por sus mejillas— tú no vas a creerme.
—¿Creerte qué?
—Ella miente, papá.
—No digas eso de tu mamá, ella te ama y quiere que seas un buen chico.
—No es cierto, pero no tienes idea de lo que ocurre porque jamás pones atención, solo te importa el trabajo y me dejas en casa con esa mujer.
—¡Erick!
—¡Papá, ella me ha golpeado!
—Erick —susurra negando con la cabeza— es obvio que mamá va a perder la paciencia si no obedeces.
—Limpié la casa entera esta semana, tengo tareas también aparte de lo que me pide y me acosté por 3 minutos, pero se dedica a hacerme la vida imposible.
—No puedo creerte.
—¿Lo ves? —suelta con un nudo en la garganta— ella me ha dicho puta y quiere que me vaya de casa.
Joel se apoya en la pared al verlo meterse en su habitación y mira el techo tratando de pensar.
Quizás debe pasar un poco de tiempo en casa, para entender por qué se llevan tan mal.