Y finalmente llegó el ARMAGEDÓN

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......Y finalmente llegó el Armagedón

Reflexiones sobre El Reino Humano y su responsabilidad por la vida en la Tierra.

El verdadero amor.
Nuestro corazón, dice el Instructor Divino, anhela vivir la fraternidad, conocer el verdadero amor, principios que en la Tierra aún no expresamos. El verdadero amor fué lo que Cristo nos trajo y nos enseñó a vivirlo, hasta el punto de donar su vida por la humanidad. Él mostró, a través de toda su vida, cómo vivir ese amor, pero no lo vivimos, no seguimos sus pasos; fuimos muy superficiales y no correspondimos a lo que Él nos enseñó. Su Instrucción fue muy clara: el verdadero amor es aquel que nos lleva a dar la vida por nuestros amigos y a perdonar a los enemigos, amándolos tal como si fueran parte de nosotros. Esta aspiración habita en nuestro interior y nuestra vida debería ser pautada por ella. Como no lo es, cada uno de nosotros se siente un poco desplazado en la vida que lleva, y no sabe el porqué. El modelo de la Creación sería ese, pero tantas cosas interfirieron que acabaron por llevarnos a una vida que no era la planeada para nosotros, ni para la humanidad. Y finalmente, el Armagedón llegó.

Así, los problemas humanos se volvieron enormes y sería de vital importancia centrarnos en algo positivo, despertar una actitud interna que perdimos a lo largo de nuestras encarnaciones, por ejemplo, el contacto fraterno con la Naturaleza. Ella, prácticamente, fué excluida de nuestra consciencia, nuestros pensamientos, nuestro corazón. Hoy se lleva una vida alienada e inconsciente en los centros urbanos, e incluso en el campo, y perdemos la verdadera consciencia de que, no solo estamos en la Naturaleza, sino de que somos parte de ella.

Formamos el Reino Humano, al lado de los Reinos Animal, Vegetal y Mineral. Nos olvidamos de eso, y los tratamos como terribles y temibles depredadores. Depredamos sus recursos, destruimos y contaminamos los ecosistemas, todo de forma brutal. Y como humanidad, fuimos todos cómplices de esa masacre, directa o indirectamente, y todo eso se refleja sobre cada uno de nosotros, y tendríamos que pasar por una profunda reforma, por una amplia transformación.

Sabemos cuándo avanzamos y cuándo regresamos
Aquellos más atentos a lo que pasa en su interior perciben que un ciclo evolutivo de la vida planetaria y humana está llegando a su fin. Así, si no establecemos una paz en nuestro corazón será muy difícil vivir ese nuevo ciclo. El camino de la involución, del retroceso, es muy familiar a la consciencia humana: sabemos cuándo avanzamos y cuándo regresamos. El Reino Vegetal, entre los Reinos de la Naturaleza, fué el que más cumplió su papel, el más fiel al Plan evolutivo Así, si nos abrimos de corazón a su energía, podemos avanzar y salir de este estado de inconsciencia, y entrar en un nivel más constructivo y elevado de consciencia.

Esta no es la primera vez que entramos en este estado de decadencia. Esto ya sucedió en la época de Lemuria, cuando la consciencia humana desarrolló un anhelo incontrolable por manipular el poder, al punto de querer sustituir la Creación. Entonces también se dio el Apocalipsis, y la Lemuria desapareció. Volvimos a repetir eso en la Atlántida, cuando la humanidad hizo una peligrosa incursión en el campo de la magia, intentando controlar el mundo con ella. Y la Atlántida pasó también por un cataclismo y desapareció. Y ahora, esta vez, la mente humana, a través de la tecnología, del falso poder de las máquinas y de las computadoras, está intentando nuevamente igualar a las fuerzas naturales, a las energías eternas de la Creación. Como se nos ha otorgado el libre albedrío, como instrumento de aprendizaje y de evolución, podemos usarlo libremente, pero tenemos que revisar seriamente este tema.

El ser humano, por ejemplo, cree que tiene poder sobre los Reinos de la Naturaleza, y puede incluso masacrarlos, como lo está haciendo, pero él no tiene ese poder, eso no está dentro de su ámbito de actuación. Existe un poder mucho mayor, que vela por todos y por todo, por todo el Universo, manifestado y no manifestado, y que mantienen el equilibrio entre los Reinos. El propio equilibrio del Reino Humano es algo que da mucho trabajo al Universo.

El hombre degradado todavía cree, por ejemplo, que tiene poder sobre la Vida, y diezma el Reino Animal, sin piedad, para usarlo para su consumo y placer; libera la cruel matanza animal para justificar prácticas corrompidas y degeneradas de supuestas investigaciones médico-científicas; libera la práctica brutal del aborto humano, que marca profundamente los espíritus y las almas de los seres no nacidos. Por esta razón, la Fuente Mayor del Amor-Sabiduría envió a sus Mensajeros Divinos, incluyendo a Jesucristo, María y San José, para que esa situación cambiara y para que aprendiéramos, con Ellos, como deberíamos ser. Y el mismo Jesucristo, encarnado en cuerpo físico, nos enseñó a lo largo de toda su vida, a reconocer el verdadero amor, el que nos lleva a dar la vida por nuestros amigos, y a perdonar a los enemigos, amándolos como si fueran parte de nosotros, y amando al prójimo como a nosotros mismos.

Nuestro Instructor Divino nos dice que muchos de nosotros no asimilamos los ejemplos de Cristo. Y eso se convirtió en una catástrofe para los Reinos de la Naturaleza, pues pasamos de Guardianes, como era el Plan, a depredadores de los Reinos............y finalmente llegó el Armagedon!

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