Eran las once de la mañana, Lilith estaba de paseo en un gran parque cerca de su casa, - con un pequeño pero hermoso lago, con una estatua de un Husky siberiano en su honor por haber sido de ayuda en momentos difíciles -, en compañía de su perro Max, un Pastor alemán de color negro, sosteniéndolo de la correa con la mano derecha mientras que con la mano izquierda disfrutaba de un helado sabor fresa. Esa misma mañana, la madre de la joven, Julie, había salido de casa directo al trabajo, por lo que la adolescente de 17 años se quedaría sola por varias horas. Lilith es hija única de un matrimonio disuelto, lo que no sabe es que tiene un hermanastro de su misma edad, fruto de una amante de su padre que no ve hace años.
Max, de diez años y bastante juguetón, arrastró a su dueña hasta un grupo de perros de diferentes razas, entre ellas se encontraba una perra tricolor de la raza Pastor de las islas Shetland, junto a ella se encontraba su dueño, un joven guapo de pelo negro con mechas color granate en las puntas, alto, con dos piercings en una de sus orejas, y un pequeño tatuaje en su brazo derecho. El amigo perruno de Lilith, Max, empezó a juguetear con la perra del chico, mientras ambos jóvenes empezaban una conversación.
Tres horas después, la joven llega a casa con su amigo fiel, deja las llaves en un colgador de llaves en forma de casita, le quita la correa a Max y se va directo a la cocina a preparar el almuerzo, y el de su perro.
Julie, su madre, llega cansada del trabajo a las siete de la tarde, esperanzada de no preparar la cena. Max la recibe con alegría, lo que le saca una sonrisa sincera a la mujer. Mientras que Lilith recibe el aviso de su llegada, le sirve la cena en un plato hondo, sirviéndose a ella misma también junto con dos vasos y una jarra de agua fría. Conversan un poco para luego mirar una película romántica en la televisión después de cenar.
Lilith y su querida madre se van casi a la misma hora a dormir, acompañada de Max, que se avienta en la cama de su amiga, ella se desviste en el baño de su habitación para ponerse un pijama veraniego de color azul claro, y junto a su perro, ambos descansan. Pero una vibración proveniente de su móvil la despierta, se trataba de un mensaje de texto de su recién conocido del parque, Sebastián. Él le escribe que desea verla pronto.
Lo que ambos no saben es que comparten el mismo padre.
