Al llegar a Londres, cansado hasta la médula, Tom se encontró con la sorpresa de que su madrina lo estaba esperando en el salón de su casa, al parecer, uno de sus empleados le había dejado pasar, sin importar que él hubiese dejado órdenes de no recibir a nadie en su ausencia.
—Thomas, querido... —se acercó a él y dejó un beso en su mejilla.
—Hola tía... —dijo asombrado—. No sabía que estabas aquí, ¿Cómo estás?
—Bien... —volvió a tomar asiento y lo invitó a sentarse con ella—. Te estuve llamando, pero no tuve contestación de tu parte, estaba preocupada...
—Tuve que ir a Estados Unidos... —llamó a un joven con la mano—. Omar, hazme el favor de subir esto a mi cuarto...
El muchacho obedeció.
—¿A qué fuiste allá? —inquirió ella alzando las cejas.
—A ver a Amelia... —murmuró él.
—¿Amelia?, ¿es acaso esa la muchacha de las hamburguesas? —preguntó con una sonrisa divertida.
—No, Stella... —se sentó frente a ella y restregó su frente con la mano—. Ella ya no... ya no vende hamburguesas...
—¿Qué hace ahora? —preguntó.
—Ya no trabaja, ahora está en San Petersburgo por temas familiares...
—¿Y cómo viajó a Rusia si ya no trabaja?
—Debe haber tenido ahorros, no lo sé, tía...
—Thomas, no me mientas... —lo observó con reproche—. Le pagaste el viaje, ¿no?
—Discúlpame, Stella... —Tom se puso de pie—. Pero en media hora tengo una reunión, debo tomar una ducha y cambiarme de ropa, el vuelo hasta aquí es muy largo, ¿lo sabes?...
La dama inglesa lo miró sin creer aquella mentira.
—¿Te pide dinero?
—Nunca me ha pedido ni un centavo...
—Tom... —refunfuñó ella.
—Tía, antes de que sigas con esto, hay algo que debes saber... —la interrumpió de sopetón.
La mujer se puso de pie.
—Es posible que Amelia se venga a vivir aquí conmigo...
Stella se volvió a sentar por la impresión.
—Ella es una mujer joven, y por circunstancias de la vida, no pudo terminar la universidad... —explicó con cuidado—. Yo le conseguí una beca en el Imperial College London, para que así termine de estudiar, y obviamente le ofrecí vivir aquí, después de todo, es una casa grande, y aunque ella no me haya dado una respuesta aún, es posible que cuando lo haga sea un sí...
—¿Una beca en el Imperial College London? —preguntó la mujer antes de soltar una risa.
—Sí tía, una beca en el Imperial College London. —repitió con cansancio.
—No soy estúpida, hijo... ¿una beca en el Imperial? No creo que tenga el nivel como para algo así... solo cuéntame que le pagarás la universidad, no me mientas a mí... —la británica acarició su rostro—. Dime, mi amor, ¿Qué tiene esa niña que te tiene así?, ¿otra vez...?
—Gracias por tu visita... —Tom abrió la puerta—. Me tendrás que perdonar, pero estoy muy cansado ahora como para hablar de esto.
—No te preocupes, nos vemos después... —Stella salió de la casa—. Espero tener la dicha de conocer a Amelia pronto.
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Panacea Universal
Fiksi Penggemar❝El que jamás ha llorado y sufrido en soledad, nunca podrá entender cuan dulce puede llegar a ser el verdadero amor❞ ➤En lugar de una larga parrafeada contándote de qué se trata esto, prefiero dejarte algunos comentarios de mis queridas lectoras: ❝L...