Bunny the Killer.

Corriendo en medio de la noche oscura; llevando de la mano a una niña que lleva en su brazo derecha a su cachorro con toda la fuerza del mundo para no dejarlo caer; se escuchan sirenas policiales acercarse cada vez más...

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Despertando antes del amanecer en el asiento de una iglesia abandonada en un cementerio. Bunny Killer se sienta a observar su mascara. Sus ojos heterocromáticos azul y verde se vuelven vidriosos y comienzan a llorar al traer el recuerdo de su familia perdida y su amada mascota. se levanta y comienza a limpiar un poco la iglesia con una escoba gastada que había conseguido tirada entre algunas tumbas. ponía extrema insistencia en la limpieza del lugar donde se encontraba Jesucristo. Lo hacía con la esperanza de que su madre, hermano y conejo vivieran felices en el cielo junto a Dios.

Ya estando el sol bien arriba, Bunny decide ir a darse una vuelta por la ciudad. Se coloca su mascara y un casco de moto vieja. Levanta la motoneta que consiguió abandonada en uno de sus paseos por los suburbios, le vierte un poco de gasolina que tenía guardada dentro de la iglesia y la enciende. 

Pasea por la cuidad, de día, pero evita los lugares concurridos, simplemente quiere conseguir provisiones para comer durante la noche. Sentía lentamente como la brisa pasaba a través de la visera del casco y chocaba con su cuerpo, esa sensación le daba un pensamiento de libertad que la hacía sonreír recordando viejos pensamientos de su niñez, pero se mordía la lengua cuando esos pensamientos volvían ya que ser "feliz" ya no era una opción para ella. Simplemente vive por el miedo a morir por la sangre que ya tenían sus manos al haber matado a su propio padre abusador.

Con las ganas de comer algo se acerca a una iglesia que ya ella conocía donde entregan cada día un plato de comida para la gente del barrio. Se baja de la motoneta tres cuadras antes de llegar y la esconde en un callejón entre un par de casas. Guardando la llave de la motoneta en el bolsillo de su suéter, se dispone a caminar a la iglesia para tomar el tan ansiado plato de comida. Ya cerca del lugar ve a una niña pequeña solitaria haciendo su fila para tomar su plato de comida. La pequeña era de piel acanelada y de ojos verdes como un par de esmeraldas con el cabello desordenado, vestía unas pequeñas ropas manchadas que parecían sacadas de un basurero, realmente la niña parecía una muñeca de trapo gastada por el tiempo. Bunny hacía la fila mientras observaba a la pequeña niña recibir su plato de comida, la niña no se lo come, sino que se dispone a llevárselo, camina por la carretera y desaparece al cruzar la esquina.

Bunny sin su mascara se hacía llamar Ángel, así la conocían en la iglesia, la señora que entrega la comida reconoció su rostro y la saludó.

--Buenos días Ángel, ¿Cómo estás? ¿vienes a ayudar un poco?-- saluda la señora.

--¡Buenos días! Estoy bien. Estoy de paso nada más... -- Responde apenada Bunny, pero no logra soportar la curiosidad y pregunta --Disculpe, ¿sabrá quien era la niña de ojos verdes?--

--Bueno... No la conozco realmente, parece nueva en el barrio, me dio mucha tristeza verla, era una niña demasiado pequeña e indefensa para andar sola-- Responde la señora.

--Ah ok. Muchas gracias-- agradece Bunny.

Bunny comienza a caminar y a saludar a algunos conocidos buscando un lugar para comer, decidió alejarse un poco y comer en una acera al final de la cuadra. Comiendo no pudo dejar de pensar en los ojos de esa niña que vio hace solo un momento, su mirada perdida y sin expresión.

 Ya habiendo terminado de comer, toma el plato y lo lleva a la motoneta donde lo guarda para luego poder lavarlo en algún grifo cercano al cementerio, se monta en la moto y comienza a manejar sin sentido alguno.

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Con la oscuridad dominando la ciudad, Bunny llevaba su pequeño baúl de la motoneta con algunas provisiones que encontró en algunos basureros de los mercados. Vuelve a pasar por el frente de la iglesia y esta está cerrada y con las luces apagadas dando a entender que ya todos los que estaban ahí se han ido. Pero, Bunny seguía pensando en la niña, así que decidió ir a la vuelta de la esquina por donde desapareció la niña.