Los Malditos del 21

Mensaje para mi madre

Para mi madre:

Me encuentro en este preciso momento desconcertada; por un lado, tengo algunas sensaciones nuevas y por otro dudo. Tengo frente a mi, un cuerpo frio, que lleva conmigo desde su deceso. Es un hombre cercano a los 50 años o quizá más, en este punto no tiene importancia. Y tampoco encuentro ese tiempo vivido, no encuentro sus desventuras, sus pasiones. Esperaba que este encuentro fuera mas grato. Pienso en dos aspectos: en la materialidad de esta forma que está allí y la relación con los aspectos del planeta que hicieron posible en algún momento su existencia. Es el caso en el que este cuerpo vivió gracias a las condiciones ambientales que así lo permitían y posterior a esto, la disposición en un mundo de otros cuerpos que desde sus posibilidades físicas y móviles eventualmente se relacionaron. Relaciones abiertas y descontroladas entre dos entes. Encuentros posibles desde la energía suministrada por el sol, los alimentos y demás.

Pienso en la apertura de esa individualidad que se abrió a la vida, se reconoció; y en sus venturas logró construir elementos demasiados personales. Todo un sistema de gustos, de estilos, de certezas en la poca funcionalidad humana. Años cimentando una idea, unos lenguajes; participando a medias de los banquetes sociales.

Una apertura a cualquier cosa, con múltiples posibilidades de encuentro y de rechazo. Con el fin en nuestra aproximación, en el amor. En el único sentido de participar de esta vida, tu, y que ahora te me presentas tumbado sobre esa lamina. De ese color, con ese aspecto, con esa pesadez. Prefiero verte, así como te veo, que como una maquina móvil de sueños. No soportaba tu especificidad por fuera de mi control, ni tu voz en otras direcciones.

No tenia sentido mi vida con tu vida, decidí vivir sin ella y con la nobleza de hacerla definitivamente mía. Me queda tu cuerpo y nuestra descomposición.

Sé que apenas leas este mensaje, mi vida cambiará.