S I E T E (777)

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"El amor no discrimina
Entre los pecadores y los santos
Arrebata, arrebata y arrebata
Y seguimos amando de todas formas
Nos reímos y lloramos
Y nos rompemos
Y cometemos nuestros errores..."
- Wait For It, Hamilton; An American Musical.

— ¡Samuel! —Rubén corre rápidamente hasta quedar frente a él y agarra su rostro entre sus manos, observándolo con detención, recordando cada detalle.— Quédate conmigo, por favor.

— Déjame ir, Doblas. Sabes que esto no es bueno para ninguno.

— ¿Estás de coña? Míranos, esto es perfecto... Si tú lo crees también, por supuesto. —El menor acaricia su mejilla con delicadeza, como si se fuera a romper en algún momento.— ¿Eres consciente de lo precioso que eres?

— No es cierto. —Samuel se sentía nervioso, hacia mucho tiempo no le decían algún cumplido y mucho menos, un jodido rehén.— Calla y déjame pasar.

— ¿Qué soy para ti, Samuel?

— Un rehén. —Su respuesta fue ruda y cruel, pero no quería cagarla de alguna manera que se pudiera arrepentir cuando llegara su momento.

— Claro que no...

Lo queda mirando extrañado, no sabía si el rehén era el loco o el mismo, no lo lograba comprender. O quizás... ¿Tan mal de la cabeza estaban ambos?

— Que sí, joder.

Las manos de Rubén se posan sobre sus hombros y suelta una risa boba, acercándose conscientemente hacia él, hasta quedar solo a centímetros de su rostro a lo que el mayor responde velozmente con un paso hacia atrás y niega con suavidad.

— Estoy dispuesto a esperar por ti.

La mirada del contrario se conecta con la ajena, sintiendo una ligera corriente eléctrica el su espalda y toma aire, mordiendo su labio inferior con lentitud.

— Me da igual todo tu pasado, no quiero atormentarte con ello y solo, yo quiero ayudarte. Déjame quererte.

"Esto está mal, mierda. Ni se te ocurra."

Samuel no pudo evitar sonreír de manera discreta aunque era evidente para Rubén, una de sus manos rodearon su cuerpo de forma completamente inconsciente hasta dejarlo más cerca suya si era posible y sin decir nada, sin ningún aviso, une sus labios con los del más joven en un beso suave, quizás sin transmitir mucho de sentimientos pero sí tranquilidad, aunque estuvieran aquí, en estas cuatros paredes todo parecía ser tranquilo.

"No hay nada que perder."

Lentamente, con mucha sutileza se separa del menor sin saber muy bien qué decir porque con sinceridad, no sabía por qué lo había hecho.

"Estás en problemas."

¿Por qué...?

— Me tengo que ir ahora.

— No.

— ¡Esto está mal, Doblas!

Sale de la habitación, bloqueando la puerta para subir con rapidez las escaleras, apoyando su cabeza sobre la pared para suspirar profundamente. Realmente no sabía qué mierda había hecho, se arrepentía. Por supuesto que lo hacía. Era un hijo de puta.

— ¿Samuel? —Lo que faltaba.

— Frank, no tengo ganas de hablar. —Finge una sonrisa y se da la media vuelta para entrar a la cocina, sacando del refrigerador una cerveza, abriéndola con cuidado para beber de la lata.

— ¿Qué ha pasado allí abajo? No quiero mentiras.

— ¿Quién eres? ¿Mi madre? —Una risa arrogante escapa de sus labios y Frank se acerca para quitarle la cerveza de la mano, bebiendo un largo trago y se aleja con lentitud.

— Peor que tu madre. ¿Qué pasó, tío?

— Nada, deja de joderme.

— Samuel de Luque.

No podía decirle, le creería loco o algo similar. ¿Quién besa a sus rehenes? Hoy en día, nadie.

— Lo vi todo.

— ¿Disculpa? —Estaba nervioso, se notaba a kilómetros y era nuevo, casi nunca se demostraban sus emociones fácilmente.

— ¿Por qué no me quieres decir que te besaste con Rubén?

— Porque está mal. Yo no quería... Yo no quiero nada con alguien así, sé que va a morir, joder.

— Quieres refugiarte en alguien y está bien, ¿por qué estaría mal? Y además, tienes la opción de salvarle, chaval. —El más bajo bebe otro trago de aquella lata y la deja sobre la mesa, acercándola nuevamente a él.

Hace años no estaba con alguien y nunca pensó en extrañar estar así, sabe que él no tiene perdón de nadie por hacer todo lo que hace día a día. ¿Cómo su rehén se puede enamorar de él? Estaba jodido, al igual que el mismo y era algo que en cierto modo le asustaba. Sin embargo, sabía que conocía todo y a la vez nada de Rubén.

¿Se puede estar enamorado solo con ver a alguien?

¿Es una especie de amor a primera vista?

¿Es algo enfermizo o normal?

¿Él también sentía algo por el menor o era simple ilusión?

R E H É N • ʀᴜʙᴇɢᴇᴛᴛᴀ ᴀᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora