Pasaron una hora más en aquel tren y ya habían llegado a su destino, Resembool.Caminaban por un sendero rural, sólo hecho de un espacio el cual estaba libre de hierbas. Eran pequeñas colinas, un llano de hierbas y algunos árboles frondosos. Las pocas casas que se lograban ver al rededor estaban todas bastante separadas las unas de las otras. Definitivamente un pequeño pueblo con hermosas vistas.
Se acercaban a una casa en concreto, en donde afuera de ésta se encontraba un perro correteando al rededor, y una anciana sentada en una silla afuera, tomando aire.
Cuando la señora se dió cuenta de quienes se acercaban, rápidamente se levantó de su asiento y bajó esos tres escalones que separaban el porche de entrada de la casa y el bonito jardín de al frente.
– ¡Edward! ¡Alphonse! – exclamó con una sonrisa nostálgica. La anciana por alguna extraña razón era súper bajita, tenía unos lentes redondos y su cabello recogido en una coleta alta.
– Buenas vieja – saludó Edward informalmente, a lo cual Paris casi salta a darle un golpe en la cabeza por ser tan irrespetuoso, pero se contuvo al ver la preocupación en la cara de la anciana.
– Dios mío... ¿en que asuntos tan locos andan ustedes? – preguntó cuando su mirada se colocó en la caja que contenía la armadura de Alphonse hecha trizas.
Mientras seguían avanzando esta vez a tan solo unos metros de distancia de la anciana, Edward sonrió apenado – Mucho ha pasado... ¿nos podrías arreglar? – preguntó.
Caminaron hasta por fin llegar hasta el frente de la casa y al lado de la anciana. Armstrong bajó la caja que contenía a Alphonse al piso, posiblemente cansado de tanto cargarla al rededor. La señora miró expectante a las dos presencias que por su puesto no conocía. El rubio se dio cuenta de esto y se apresuró a presentarlos.
– Este de aquí es el Mayor Armstrong – señaló al fortachón, quien le dio la mano amablemente a la señora, quien se identificó como Pinako Rockbell. – Y ésta de aquí es Paris – señaló en dirección a la chica quien también le dió la mano amablemente.
– Un gusto en conocerla Pinako-san – sonrió la castaña.
– El gusto es mío – respondió la anciana.
– Ambos son alquimistas estatales – concluyó Alphonse.
Pinako retrocedió unos pasos analizando de arriba a abajo a Edward. – ¿Sabes? Tengo años que no te veo, y de alguna manera te las arreglas para estar más bajito – comentó dándole una calada a la pipa que sostenía entre sus dedos, sonriendo victoriosa.
Ese comentario enfadó a Edward de una manera que Paris jamás había visto. Una vena sobresalía de su frente y su mirada se volvió sombría, mientras mostraba una sonrisa siniestra – Oye... – gruñó el rubio, notablemente molesto – Normalmente en esta situación dices algo como "¡cuánto has crecido!" – agudizó su tono de voz, imitando la voz irritante de la mujer.
– Si en realidad hubieses crecido, te lo hubiese dicho – Pinako también adoptó una postura sombría y una sonrisa siniestra.
Paris miraba esta escena un poco confundida, pero ciertamente entretenida. »De tal palo... tal astilla« pensó divertida.
– ¡¿DE QUE HABLAS VIEJA BRUJA?! – gritó el rubio frustrado, y se iba a seguir quejando de no ser por una repentina llave inglesa que le cayó en la cabeza.
– EDWARD – la castaña se apresuró a ayudar al rubio quien ahora yacía en el piso, sangrando por la cabeza. La chica tomó la cabeza del rubio entre sus manos y alerta empezó a ver a su alrededor. ¿Quien mierda lanza una llave inglesa así como así?
– ¡TE DIJE QUE CUANDO REGRESARAS POR MANTENIMIENTO, LLAMES PRIMERO! – se escuchó la voz de una joven asomándose por el balcón del segundo piso de la casa, Paris volteó en esa dirección y vió a la dueña de la voz.
– ¡¿Winry?! – Paris ahogó su grito de sorpresa. No pudo evitar mostrar su asombro pero logró decirlo lo suficientemente bajito para que nadie la escuchase.
– ¡WINRY! ¡¿ES QUE ME QUIERES MATAR?! – el rubio se levantó del suelo alzando su puño al aire, molesto.
La rubia de ojos azules se empezó a reír como si nada hubiese pasado – ¡Bienvenidos de vuelta! – exclamó con una hermosa sonrisa en su rostro. Winry estaba feliz de ver a los hermanos de nuevo.
Edward chasqueó la lengua y desvió la mirada. – Gracias... – musitó bajito.
Paris seguía viendo a la rubia sin poder creerlo. Esa era la misma Winry de su dimensión. Bueno... mejor dicho la Winry de Amestris. También la encontró a ella. Y resulta y acontece que conoce a los hermanos Elric. »Bien. Genial. Todo bien. Todo correcto. Esto no podría ser mejor, maldita sea« pensó la castaña irónicamente intentando calmar sus nervios. »No. Espera. No hay absolutamente nada de malo. ¡Deberías estar feliz! ¡También encontraste a Winry! ¡Tu amiga! Eso no debería molestarte ni nada por el estilo... ¿verdad? Claro, por su puesto que no. ¿Por qué te molestaría? No tiene sentido. Es decir... es sorprendente el hecho de que haya dado con los tres en relativamente poco tiempo pero es demasiada casualidad que todos ellos se conozcan... y tengan relaciones ya formadas.« la mente de Paris no dejaba de maquinar, estaba por las nubes. »Bien. Mantén la calma Paris. No tienes nada por qué preocuparte, porque ese no es tu lugar. Y si Edward y Winry de Amestris tienen algún tipo de... relación amorosa... ¡Ese no es tu problema! ¡Tu no perteneces a esta dimensión! ¡ES MÁS! ¡NI SI QUIERA DEBERÍAS ESTAR RELACIONÁNDOTE CON ELLOS! ¡TU HOGAR ESTÁ DETRÁS DE ESA MALDITA PUERTA! Contrólate. Cálmate. Ten tus emociones bajo control. Estás hecha un desastre«
– ¡HIELITOS!
– ¡AH! ¡¿QUE MIERDA QUIERES?!
El de orbes ámbar se encogió del susto. Llevaba tiempo llamando a la castaña pero esta no respondía, tenía su mirada baja y ceño fruncido. Ahora que por fin había reaccionado, le había gritado a Edward sin querer.
Carraspeó su garganta – Ah~ lo lamento Edward. Tenía mi mente en otro lugar... – se rió nerviosa mientras se levantaba del suelo y limpiaba sus rodillas.
El rubio la vió desconfiado. »Esta mujer está loca...« pensó irónicamente. – Vamos adentro, Winry y Pinako-san nos están esperando – avisó mientras daba media vuelta y se dirigía a la entrada de la casa. Paris se dió cuenta de que ha no había nadie allí afuera a excepción de ellos dos, de verdad se había quedado allí como una idiota. Sacudió su cabeza para así intentar sacar todos esos pensamientos que la abrumaron y siguió a Edward.
Ella no tenía ninguna razón para haber reaccionado de esa manera... ¿verdad?
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¡Que viva BangBangCon!
Edward: ¡Esa perra está loca! .jpg
Anyways chingus, denle amor a la sepsi estrellita que no muerde ❤️
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Future Nostalgia [FMAB•Edward x OC]
Fanfiction"Regresa por favor" te extraño. - No te vayas - te necesito. "Nada es lo mismo sin ti" te quiero. - Paris... yo juro protegerte - te amo. El amor puede venir en distintas maneras; puede disfrazarse de distintas cosas. Para Paris Bennet, el amor vino...