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Jungkook.

Estaba estresado.

Aun así no dejaba de verle el lado divertido de tener a alguien a tu merced, en la palma de tus manos. Es un sentimiento de satisfacción, tener el control de decidir y demandar.

Durante todas esas horas que habían estado en aquel lugar, en ningún momento esa sonrisa se borro de su cara. Amaba escuchar las suplicas de la mujer que reposaba atada en la única mesa que habitaba en ese lugar, era extrañamente divertido.

Tenia todo planeado, solo que tanta era su emoción que no sabia por donde empezar. Habían pasado alrededor de dos horas, desde que llegaron al sótano que poseía su hogar. Dos malditas horas en la que la castaña lloraba y suplicaba sin parar ¿No es como si Jeon le fuese a hacer algo?, Un hombre tan recto con un importante trabajo, respetado y amado.

Se hallaba sentado en un sillón de cuero y en el suelo, al lado de este reposaba una botella de vino a medio beber. Era un hombre elegante y físicamente, parecía un dios griego su manera de llevar la copa a sus delgados labios era de alguna manera lo mas entretenido que podías encontrar en aquel lugar, claro ya luego si quitabas la vista del Adonis, tu mirada se posaría en la pequeña mujer delgada que lloraba como si fuese lo único que quedaba sin forcejear ni tratar de buscar una salida, ella se lo busco y ya nada podía hacer contra Jeon.

Ya un poco cabreado del lloriqueo de la mujer, se puso de cuclillas en el frente de la mesa donde la cara de la mujer caía sin poder moverse.

-Ya no eres hermosa, Sunhee. Que lastima ¿no lo crees?.-Susurro Jeon al mismo tiempo que pasaba sus finos y largos dedos por la cara de esta.-Debes estar incomoda cariño, déjame ayudarte.

Con su característico andar lento, fue desatando los nudos de las gruesas cabuyas, al desenlazarse de la piel se dio a ver las bellas marcas que Jeon amaba, marcas rojas que de a poco se tornaban moradas. Poco le importo a Jeon el dolor que sentía la castaña en su cuerpo, al terminar su labor desatando, sin mucho cuidado la volteo en la misma mesa dejándola boca a arriba.

-Suunheee, ¿Me escuchas cariño?.-Hablo Jeon retomando el trabajo de volverla a atar a la mesa de madera, no estaba en condiciones para salir corriendo pero nunca se debe confiar. Terminando de hacer lo dicho, se dispuso a caminar alrededor de esta. Su cuerpo desnudo y pálido, era lindo. En cierta manera, Sunhee era hermosa pero no tanto como aquel pequeño, Su pequeño.

Comenzó a delinear su esbelto cuerpo a su antojo, enterraba las uñas mientras su mirada solo posaba en la cara que ponía su amante. Sin mucho trabajo se dirigió a sus piernas, delicadas piernas blancas.. Atrayendolas a su cadera al mismo tiempo que liberaba su erección.

-Recuerdo haberte escuchado llorar hermosa, venias a mi como la zorra que eres y por horas me relatabas como tu padre abuso de ti, al igual que tu marido; ¿Acaso esa pequeña criatura era de tu padre?-.Dijo empotrando a la castaña-. ¿O de ese drogadicto?.

Sin cuidado comenzó a embestir a la mujer, desgarrando su interior en el proceso. Desgarradores lamentos salían de la boca de la mujer, una y otra vez implorando que parara.

-Eres asquerosa, estas maldita Sunhee.-Dijo al mismo tiempo que metía cada vez mas profundo su falo, estaba furico. Esta mujer le recordaba a su madre, la maldita mujer que nunca se dio cuenta de lo que su padre y el vecino le hacían, era un niño..

Con toda la rabia acumulada, comenzó a embestir a la castaña sin parar posando sus manos en su cuello para atraerla, quería ver el dolor en sus ojos de cerca.

-Eres repugnante, me das asco.-Saliendo de su interior llevo su cuello a la gruesa madera, pegando fuertemente su cabeza de esta, una y otra vez repitió lo mismo-.¡Te iras al infierno al igual que yo Sunhee!, ¡por lo menos no dañe a ese pequeño maldita zorra!-.Dijo pegando nuevamente el cráneo de la mujer en la madera.

Se alejo del cuerpo ya inconsciente, no había remordimiento; su mente repetía una y otra vez que era por el, Su pequeño.. Acercándose nuevamente, saco de el bolsillo trasero de su pantalón, una pequeña cajita de hilo dental sacando en el proceso hilo de este, la mujer que reposaba inconsciente no merecía vivir, claramente no era Dios ni otro que tuviese el poder de si dejar vivir o no, pero esa mujer no merece a su pequeño.

Con ese pensamiento en mente, enrollo el pedazo de hilo alrededor del cuello de su amante no quería tortura, la quería matar; ya no le parecía divertida su presencia. Ejerciendo mas y mas fuerza, Jeon pudo notar que, había arrebato otra vida. Aquellos ojos marrones dejaron su brillo, inyectados de sangre, sin vida; cosa que provoco una sonrisa de satisfacción en Jungkook.

Habia vuelto a su cómodo sillón, admirando su perfecto trabajo. Faltaba poco para poder ser feliz, El pequeño seria feliz, el se encargaría de hacerlo.


                                                                                           💫

Sudado y con tierra por todos lados termino su labor de sembrar nuevas flores en su frente, habían pasado unas cuantas horas desde que Sunhee partió al infierno, su cuerpo yacía descuartizado en una bolsa en el sótano , luego lo mandaría a botar, su tiempo ahora era para admirar a cierto pequeño que exactamente llegaba de la escuela. Habia descubierto que al pequeño le encantaban las flores y por ello, decidió plantar unas cuantas en su frente. Este al llegar de la escuela cruzaba la acera para poder verlas, viéndolas con esa sonrisa tan dulce y angelical, pero Jungkook nunca salia a hablarle ya que desgraciadamente, su pena no lo dejaba. como planeo, hoy por fin hablaría con el pequeño chico, luego de 2 meses de estar en esa casa, conocería al amor de su vida.

2 meses de los cuales Jungkook tenia planeado todo, desde la ropa que usaría su pequeño hasta que país se mudarían. Solo esperaba ser lo que el pequeño quería y deseaba..

💫

D'cardian Off

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