Uno de los chicos nuevos

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CAPITULO 1
UNO DE LOS CHICOS NUEVOS

Para Kurt Hummel este era el primer día del mejor año de su vida (al menos eso esperaba). Estaba decidido a no permitirle a nadie arruinar su energía positiva renovada durante el verano, lejos de los típicos comentarios homofóbicos y de los batidos... sobre todo de los batidos.

Y si bien no ayudaba tener a Jacob Ben Israel siguiéndolo al baño mientras le recordaba a gritos que todos lo odiaban, o que mientras intentaba dar un poderoso mensaje a sus detractores fuera golpeado por un batido en la cara, estaba seguro de que nunca se había sentido tan tranquilo y con tanta confianza en su vida.

Simplemente, cómo se lo dijo al Sr. Shue en la primera reunión de Glee, lo que los demás pensarán de él ya no le importaba. Y de verdad estaba decidido a qué así fuera, nadie ni nada iban a afectar a Kurt Hummel...

¡Que equivocado podría llegar a estar!

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Blaine Anderson, por su parte, era el chico nuevo de William McKinley, afortunadamente para él no era el único, Sam Evans entró junto con él a la oficina del director Figgins.

-Esperen por favor un momento y tendrán sus horarios - dijo la secretaria con una amable sonrisa mientras entraba a la oficina principal en busca de sus archivos.

-¿Nuevo? - preguntó Blaine al chico alto y rubio parado junto a él.

El chico sonrió nervioso y simplemente asintió hacia Blaine.

-Blaine Anderson, también soy nuevo, undécimo curso. - dijo estirando el brazo.

-Sam Evans, también soy junior - respondió el chico mucho más relajado, estrechando la mano que se le ofrecía - es bueno no ser el único nuevo.

-Lo mismo digo Sam - respondió Blaine con una auténtica sonrisa.

-Aquí tienen chicos - interrumpió la secretaría entregando a cada uno sus horarios y algunos documentos más - horarios, combinación de su casillero, mapa del edificio y reglamento escolar. Bienvenidos a McKinley y mucha suerte en su primer día.

-Gracias - respondieron al unísono y con el mismo tono nervioso para luego mirarse sonrientes, al menos no estaban solos en esto.

Salieron de la oficina sintiéndose desorientados.

-Bien, veamos - dijo Blaine revisando el horario - tengo geometría en el aula 306.

-Genial, yo también, vamos perdámonos juntos buscando la clase - propuso Sam, sacando su mapa.

Realmente no era una escuela grande y pronto se acostumbrarían a ella pero se veía poco probable que ese día evitarán perderse, al menos, pensó Blaine, ir con otra persona hacia menos obvia su desorientación. Además Sam parecía un chico amable.

-No fue tan difícil - dijo Sam 10 minutos después al entrar al aula.

-Sólo nos perdimos cinco veces. - completó Blaine sonriendo y soltando su mochila en la primera banca libre - déjame ver tu horario - pidió revisando el suyo a la vez.

Sam leyó sobre su hombro.
-Esto es genial, tenemos varias clases juntos, eso es un alivio.

-Y que lo digas - respondió Blaine visiblemente relajado de tener algo similar a un amigo desde el primer día.

La preparatoria William McKinley no parecía que fuera a ser una pesadilla.

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Al finalizar el día escolar Blaine se dirigió a su casillero a vaciar su mochila, cuando se encontró con un chico frente a él.

-Hola - dijo sin poder evitarlo - soy Blaine Anderson, parece que somos vecinos de casilleros - dijo extendiendo su mano.

El chico lo observó desconcertado, Blaine estuvo a punto de bajar su mano un poco avergonzado ante la falta de respuesta, pero afortunadamente antes de hacerlo el chico la estrecho aún con desconfianza para soltarlo al instante.

-Kurt Hummel - murmuró.

-Linda chaqueta Kurt - agregó Blaine tratando de romper el momento incómodo y logrando exactamente la reacción contraria.

Kurt bufó molesto y dando una feroz media vuelta se alejó con paso indignado dejando a Blaine completamente confundido.

-¿Qué dije?

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-¿Qué ocurre? - pregunto Mercedes al ver la mirada enardecida de Kurt al salir de la escuela.

-Acabo de conocer a uno de los chicos nuevos.

-¿A Blaine o a Sam?

-A Blaine Anderson - respondió molesto cruzándose de brazos.

-¿Y qué te hizo? - pregunto preocupada.

-Se burló de mi chaqueta.

-¿Qué te dijo?

-Me dijo: linda chaqueta - respondió con un tono aún furioso.

-Que cretino - respondió Mercedes sarcásticamente deteniendo su camino y cruzándose de brazos.

-No lo entiendes - replicó Kurt deteniéndose también - obviamente se estaba burlando de mí por el batido que me lanzaron encima.

-¿Cuál batido?

-Azimio - añadió y Mercedes entendió sin necesidad de aclarar nada más.

-No puedo creerlo ¿Él vio cuando te lo lanzó?

-No, no creo, pero seguro vio la mancha y pensó que era divertido burlarse del chico gay.

-O quizás fue un cumplido sincero. - discutió Mercedes porque para ella aquello no tenía sentido.

-No, lo dijo porque está manchada.

-No lo está.

-Claro que sí, mira.

Mercedes observó la mancha prácticamente inexistente que Kurt señalaba sin entender bien lo que decía.

-Pues a mí me pareció muy agradable, es más creo que Blaine Anderson es todo un caballero. - dijo decidiéndose al final por no darle la razón a Kurt y emitir su opinión aunque él pudiera molestarse.

-Oh sí, lo conocí en geometría, es un encanto - intervino Tina quien había escuchado el último comentario.

-¿Quién es un encanto? - preguntó Mike saliendo tras de Tina.

-Blaine Anderson.

-Lo sé, declamó un poema en literatura, no pude contener las lágrimas fue hermoso. - añadió Rachel con dramatismo uniéndose a la plática - ¿Cierto Finn?

-No estuvo mal - declaró Finn encogiéndose de hombros.

-¿Qué? - preguntó Santana al salir del brazo de Brittany.

-El poema de Blaine Anderson.

-¿Blaine Anderson? ¿Es el chico moreno de hermosos ojos y sonrisa sexy?

-Si - respondieron Mercedes, Tina y Rachel a la vez, ganándose miradas sorprendidas de Kurt, Mike y Finn.

-Es lindo y muy listo, me ayudó a encontrar el salón de historia. - comentó Brittany con su habitual tono despistado.

-Es el mismo salón del año pasado - contestó Mercedes confundida.

-Lo sé, desde el año pasado lo buscaba, pero hoy lo encontré, gracias a Blaine - dijo sonriente - Oh allá va, ¡Adiós Blaine! - gritó Brittany sacudiendo feliz su mano.

Blaine giró la cabeza confundido pero al ver al grupo reunido al pie de las escaleras les dedico una radiante sonrisa y devolvió el gesto antes de subir a su camioneta.

Un suspiro general recorrió al grupo de chicas, Kurt suspiró también pero él con pesadez sintiendo que ese "encantador" chico le traería muchos dolores de cabeza.

Y en eso al menos no estaba equivocado.

Destino y voluntadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora