Estoy enamorado de un delincuente y este tipo de amor no es racional, es físico (...)
Rubén observaba la ventana de su habitación con detención, notando que no había mucho cerca. Era campo, todo rodeado de árboles y al fondo, otra casa pequeña de color granate, era bastante bonita. Había mucho espacio entre una y otra, aunque gritara todo el día era imposible que alguien le escuchara y por ahora, no sentía ganas de salir huyendo de aquel lugar.
Había pensado todo el día en Samuel.
No lograba verlo como alguien malo.
Samuel era perfecto.
Solamente era alguien que estaba haciendo su trabajo y aunque su vida dependiera de él, sabía que simplemente estaba cumpliendo órdenes. Él era una buena persona, con algún pasado caótico y ya.
La noche comienza a llegar y con ello, el frío invade su cuerpo por completo, llevaba muchos días con la misma ropa manchada de sangre y sudor, sucia e inclusive rota en ciertos lugares. Frota sus manos para entrar en calor mientras puede y enciende la luz de la habitación, al menos tenía aquella libertad. Suspira profundamente, tomando asiento frente a la librería que tenía, escogiendo un nuevo libro para leer y era algo difícil, habían muchos que no le gustaban... Como esas historias de literatura clásica, eran un asco.
Ayer y hoy, el otro chico había sido el encargado de llevarle la comida y no entendía la razón, quería ver a Samuel. En la tarde, le había preguntado acerca de la cantidad de días que llevaba allí y le había dicho que más de una semana, sentía que habían sido muchos días más. Por supuesto no era como que le molestara estar para ver al mayor, pero extrañaba a sus amigos y ahora no estaba seguro de que su familia lo estuviera buscando.
"Mamá, por favor, no llores, estaré bien."
Por otro lado, Samuel estaba dispuesto a matarlo. No dudaba, estaba totalmente sujeto a la decisión de Paul. Mañana se iban a cumplir once días y ya era hora de eliminarlo, no podía permitir que el muchacho se saliera con la suya, él ya no era un crío y no estaba para estúpidos juegos.
— Tío, ¿estás seguro de tú decisión? —Frank lo interrogaba una vez más, no le dejaba tranquilo, todo el día le había hecho la misma maldita pregunta y estaba harto de ello.
— ¡Ya te lo he dicho! Que sí. —Tensa su mandíbula mirándolo fijamente, a escasos centímetros de levantarse y darle un golpe.— Deja de preguntarme, ¿va?
— No puedes matarlo, Samuel.
— ¿De qué vas ahora? ¿Jesucristo? —El mayor ríe ante el comentario del contrario y se da la vuelta antes de caminar hacia las afueras del gran edificio en el que se encontraban.
— Estoy hablando en serio. —Frank se acerca a su amigo para adelantarse a él, quedando justo al frente del más alto.— Por primera vez alguien tiene algo de consideración por ti, por tus sentimientos y lo vas a desechar.
Samuel se sorprende, ¿él tenía algo que ver en todo?
— ¿Qué me estás contando? Me importa una mierda lo que me digáis, no os escucharé, yo quiero mi dinero y ya. Me da igual que el niño ese me quiera, aunque sinceramente creo que debe ser algo más sexual que otra cosa, no estoy para ese tipo de tonterías y mucho menos, Frank, cuando hay tanto en juego. ¿No has visto como la puta policía está todo el día aquí? Quieren sacarnos información a toda costa y tú hablando gilipolleces. —Estaba serio, cerca del contrario para que pudiera oírlo a la perfección sin levantar mucho la voz ya que estaba seguro de que alguien podía escuchar.
— Escúchame atentamente, De Luque. —El más bajo agarra su camiseta entre sus manos y lo atrae, estaba molesto.— Antes de hacer lo que sea, míralo a los ojos y dile, lo mismo que me acabas de decir.
— Vete al infierno, Garnes.
— Allí es donde pertenecemos, chaval.
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R E H É N • ʀᴜʙᴇɢᴇᴛᴛᴀ ᴀᴜ
Fanfiction(𝘌𝘭 𝘴𝘪́𝘯𝘥𝘳𝘰𝘮𝘦 𝘥𝘦 𝘌𝘴𝘵𝘰𝘤𝘰𝘭𝘮𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘩𝘢𝘣𝘪𝘵𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯.) Rubén Doblas es secuestrado por un chico de ojos oscuramente bellos. ❝ Estoy obsesionado, desesperado Muero por tenerte de frente... ❞ ✞ 𝘋𝘰�...