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Bien, estábamos a salvo de Madison. Nos encontrábamos sentados juntos en el camión de camino a nuestro vecindario.

- Gracias por acompañarme, pero me hubiera gustado despedirme de Jimin como corresponde - solté con un suspiro cansado.

- Cassandra...- no sé porque, pero escucharlo pronunciar mi nombre me hacía sentir escalofríos. - el otro día... ¿Llorabas por mi culpa?

Qué clase de pregunta es esa?
¿Se siente culpable?
¿Le importa ser el culpable de mis lágrimas?

- En parte, Jungkook...

- ¿En parte?

- Si... Fuiste un motor, pero no tuviste toda la culpa

- Entonces, que...

- Recuerdos. - no alcanzo a terminar su pregunta porque lo interrumpí. - recordar, me hace mal.

- Lo siento...

Se está disculpando. Es un gran avance, talvez cambié después de esto.

- Está bien, creo que todos necesitamos desahogarnos...

Ninguno de los dos dijo nada el resto del camino. Aun así, no era un silencio incómodo, lo agradecía hasta cierto punto.

Llegamos a nuestro destino. Creí que se iría directamente hacia su casa, pero me acompaño hasta la puerta de la mía.

- Nos vemos a la hora de la comida, no lo olvides. – me recordó, mientras tenía sus manos metidas en los bolsillos de sus pantalones.

- No lo hago.

Estaba a punto de irse, pero lo detuve con mi voz.

- Jungkook...- él se dio la vuelta para que continuará. - Gracias.

Mi sonrisa era amplia, pero en su rostro solo se formó una sonrisa burlesca.

- No lo hago porque quiera. Mi madre me dijo que debía acompañarte hasta tu casa.

Se acercó un poco más a mí y en un susurro agrego:

- No te emociones, si por mi fuera, no te vería ni en pintura.

Y seguido de eso se fue como si nada a su hogar. En serio es un idiota. Bueno no. La idiota soy yo por creer que cambiaría, aunque sea un poco, su actitud hacia mí.


Arregle mi vestido antes de tocar el timbre. Aunque Jungkook sea un idiota, su madre es muy linda conmigo y quiero seguir causando una buena impresión en ella. Pocos segundos pasaron y la puerta se abrió dejando ante mí a un Jungkook, que después de verme parecía un poco sorprendido.

- ¿Puedo pasar? - pregunte ya que parecía pasmado en su lugar.

¿Pero qué le pasa?

- Mi mamá no está - dijo volviendo a su postura sería e intimidante. Que cambio más repentino.

- Oh, entonces regresaré más tarde.

Estaba a punto de irme, pero me tomo de la muñeca para que volteara a verlo.

- Pasa. Puedes esperarla en la sala.

Dicho esto, me dejó el camino libre para pasar mientras el cerraba la puerta a mis espaldas.

- Mi mamá me dijo que no tardaba y que pusiera la mesa.

- ¿Puedo ayudarte?

El me vio sorprendido.
¿Qué le sorprende?
Aunque sea un grosero y no me caiga muy bien que digamos, no voy a ser grosera. Estamos en su casa.

- ¿Por qué? - dijo más para el mismo que para mí y dio un suspiro cansado mientras veía hacia otro lado.

- ¿Por qué quiero ayudarte?

- No, solo...- pensó un poco y dirigiéndose a la cocina continuo. - Vamos.

La mesa estaba casi lista cuando la puerta frente a nosotros se abrió y sin pensarlo una amplia sonrisa se formó en mis labios solo por pensar que sería la señora Jeon y efectivamente, entraba con algunas bolsas de compras.

- Ya lleg... O...- no pudo terminar pues le di un fuerte abrazo en cuanto cruzo la puerta.

Al darme cuenta de mi reacción espontánea me separé tomando algunas de las bolsas y haciendo una reverencia.

- Lo siento.

Con la vergüenza hasta las mejillas salí corriendo a la cocina para dejar las bolsas allí. Al darme la vuelta unos brazos me acunaron entre ellos y unas manos acariciaron mi cabello.

- Puedes abrasarme cuando quieras. Quiero que veas en mí a una amiga. Puedes confiar en mi...- dijo mientras me veía a los ojos.

Sin darme cuenta algunas lágrimas empezaron a salir de mis ojos sin poder detenerlas. Al parecer los Jeon me ponen sentimental. Volví a abrazarla escondiendo mi rostro en el abrazo.

- Gracias...

- ¿Pero linda, porque lloras? ¿Dije algo malo? - pregunto angustiada por mi reacción.

Retomé un poco de aire separándome del abrazo.

- No... Estoy muy feliz. Jamás había escuchado algo tan lindo, más que de mi madre - los sollozos apenas y permitían que mi voz fuera entendible.

- Pues ten por seguro que eres una gran hija y no solo lo digo porque lo he visto. Tu madre también me lo ha dicho. Ella lo sabe y te adora - su mano se dirigió a un mechón de mi cabello que se encontraba cubriendo una pequeña parte de mi rostro para colocarlo detrás de mi oreja. - ahora ya, dejémonos de cursilerías y vayamos a comer. Ve a sentarte, ándale.

Al decir eso dio unas palmaditas en mi mano para que me retirará. Vi como sus ojos se habían humedecido un poco, pero se los seco con el dorso de su mano antes de que las lágrimas salieran. Sin lugar a duda es una gran mujer.

Me dirigía al comedor y al llegar a este Jungkook me extendió un poco de papel sin siquiera verme. Yo lo tome y antes de que le pudiera agradecer se fue a su habitación sin siquiera decir algo.
Qué extraño.

Nos encontrábamos todos en el comedor como la vez pasada. No sabía el nombre de lo que comía, pero sin lugar a duda era delicioso.

- Como se llama? - pregunte refiriéndome a uno de los platillos que más me gusto.

- O, se llama Mandu. Creo que lo más parecido aquí son los dumplings ¿No los has probado? - pregunto la señora Jeon con una sonrisa.

- No he probado los dumplings, pero al menos el Mandú me encanta.

- Se pronuncia Mandu - me corrigió Jungkook, aunque para mí no había sonado tan distinto.

- ¿MAndu~? - trate de corregirlo, pero enserio no encontraba diferencia.

- No le hagas caso mi niña - dijo con voz dulce la señora Jeon. - de seguro está celoso porque me ayudó a hacerlo y no le he dado crédito.

- No es por eso - se quejó Jungkook con el ceño fruncido.

- Entonces deja de ser tan grosero - dijo entre dientes. - Cassi ¿has probado el Kimchi?

Vino a mi mente cuando Jimin y yo estábamos en receso y me ofreció probar un poco el delicioso Kimchi ¿Lo habrá hecho él? ¿Por qué no pregunte?...

Aaaa~ ya recordé. Porque me llamó niña. Qué manera de arruinar una sonrisa Park Jimin. Aunque también ha provocado muchas.

- Si...- conteste porque al quedarme pensando los Jeon me miraban extrañados. Incluso Jungkook.

- Pues no importa. Probarás el mejor Kimchi de todo el mundo, porque conozco a dos personitas que lo hacen muy bien. Lo haremos el fin de semana para que vengas ¿sí?

- Claro. - dije con una sonrisa para seguir comiendo. Pero que delicia.

La comida avanzo de los más normal con risas de parte mía y de la señora Jeon. Mientras, Jungkook intentaba seguir serio, pero se le escapaban pequeñas risas que logré escuchar. Debería reír más seguido.

Lo Ideal .- Jeon Jungkook, Park Jimin -.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora