Gritándole al silencio.

Capítulo 10: La cena.

Día 24 de diciembre. Hoy es el día decisivo que marcará el futuro de ellos, del bebe. Hoy no es tan solo noche buena, hoy es el día en el que darán a conocer a sus padres que pronto tendrán un hijo, o no. Ya que cada uno va con intenciones muy distintas. Áfrika va con la intención de dar a conocer la noticia, pero sin importarle lo más mínimo la opinión de los demás. Ella quiere tener si o si al bebe. Y poco podrán decir sus padres, sus suegros, o incluso su novio. Y Franky, que quiere encontrar el apoyo necesario para convencer a Áfrika de que no es el momento de ser padres. En definitiva, aquella noche en una misma mesa se reunirían muchas bombas a punto de explotar en un millón de problemas. Nada esperan los padres de ambos de tal noticia. Tan solo una cena algo especial, conocerse, y pasar un rato ameno y agradable. Estos 4 días han sido fríos. Y no me refiero solo al clima. La relación de ellos se ha tornado algo fría y distante. Apenas hay besos, caricias, o cualquier atisbo de amor incondicional, ese que antes no encontraba segundos suficientes para florecer en los lunares de cada uno. Áfrika empieza a cambiar de forma progresiva, y sin mostrar esperanza alguna de que pueda dar marcha atrás. Tal vez el amor le hace ver las cosas de forma totalitaria, donde el "yo hago lo que quiero" es el que manda. Eso, y el miedo a perderle hacen una combinación muy triste y cancerígena. Pero ya no es como al principio, ahora quiere mantenerlo a su lado, pero sin importarle lo más mínimo si el de verdad quiere, o es feliz. Eso es algo secundario, su sola presencia en el futuro es más importante que todo eso. Pero Franky no es tan ciego, al menos como aparenta. Poco a poco se da cuenta del cambio de su chica. Ya no es tan dulce, tan cariñosa. Ahora es algo más agresiva, orgullosa, celosa, posesiva .. y todo se resume en que ella es la que al parecer es la dueña de la relación. Ya no parece que exista un "nosotros", no, definitivamente no. Ahora los intereses de ella, y su orgullo, va por delante de todo. No es un buen camino por el que llevar una relación, y el más que nadie lo sabe. Los fantasmas del pasado parece que vuelven a pisarle los talones, recordándole fracasos pasados. Fracasos conseguidos por casi las mismas circunstancias. Pero ante él se planteaba una nueva situación, rendirse, y ver como poco a poco cae todo el mundo que juntos han construido, y con un bebe que crecerá en medio de esta tormenta de sentimientos muertos. Eso, en el caso de que decidieran tenerlo. O luchar, pero sabía que podría no hacer marcha atrás al declive personal de Áfrika, que esa chica dulce de la que se enamoró, no volvería. Pero nada de eso, la solución era más simple a todo esto. Tan solo esperar, que las cosas pasen como tengan que pasar. No tomar decisiones a lo loco. Total, el creía en el destino. Si pasa algo, que pase, que el lo aceptará con orgullo y valentía. Y esa noche, el destino tendría que dar un golpe en la mesa. Era hora de coger aire, armarse de paciencia y valentía, y esperar a que llegase la hora. 

De mientras llegó la noche, a las 8 llegaron los padres de Áfrika, Áfrika y su hermana pequeña. Llevaron una botella de vino de las caras, no fuesen a quedar en mal lugar. Tras las típicas presentaciones, se acomodaron rápidamente a la mesa, a la vez que bebían y picotean entre risas. Los padres de ambos discutían sobre sus equipos de fútbol, absortos de los otros temas de conversación que se desarrollaban en la mesa. 

-Madre de Áfrika: Pues tu hijo es un encanto, nos cuida muy bien a nuestra niña.

-Madre de Franky: Ella también se porta genial con nuestro niño, la verdad que nunca había visto tan enamorado a mi hijo.

-Franky: Mamá, no digas esas cosas que me dejas en vergüenza.

-Madre de Franky: ¿Es que no quieres a Áfrika? (Dijo con un tono de broma.)

-Áfrika: Eso, ¿no me quieres?

-Franky: Claro que te quiero, pero decirlo delante de tus padres da corte. Tu no me hagas mucho caso suegra, que estoy con tu hija por el dinero. (Ríe.)