Capítulo 11: San valentín.

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Han pasado ya dos meses de todo lo acontecido en navidades. Y todas aquellas dudas y rechazo al bebe se han convertido en cariño para Áfrika. En el instituto, los pocos días que va, sus compañeros le ayudan a cargar la mochila, y los profesores dan su brazo a torcer concediéndole descanso en las clases para que se tome un respiro. Sus padres y su familia la tratan con mucho mimo, consciente de lo difícil que es llevar un embarazo. Incluso Franky es habitual que se quede allí a dormir con ella. Ahora es más común ver a Franky en casa de ella. Aquella rutina de verse a diario en casa de él cambió para que fuese en la de ella. La excusa era perfecta; "en ese estado no me apetece que salgas a la calle, o que andes mucho, mejor iré yo a verte todos los días". Con mucha entereza Franky ha sabido aceptar y adaptarse a esta nueva situación. Incluso encontró trabajo. Trabaja con el padre de ella en su empresa. No es un mal trabajo, ya que su horario de trabajo consta solo de la mañana. Disponiendo así de tiempo libre para su novia y su bebe. Gana un buen sueldo, lo suficiente para ir ahorrando para comprar las cosas del bebe, y más adelante, irse de alquiler como tanto ansiaba Áfrika. Todo marcha como planeaba. No ha sido un invierno excesivamente malo para ambos. Aunque las peleas y los roces son diarios, y cada vez más fuertes. El carácter de ella aumenta por días, y se excusa en el embarazo. Franky solo calla, y aguanta la lluvia de orgullo de ella. Es tal el punto al que ha llegado Áfrika que cualquier persona que besará a Franky en el pasado le provoca un ataque de ira con tan solo imaginárselo. Es habitual en ella recordarle cada vez que hacen el amor que el ya probó otros cuerpos antes de salir con ella. No acepta que eso pasará, y lo que tendría que ser una simple anécdota, un recuerdo borroso del pasado, se convierte en una fuerte pelea. Pero estamos en febrero, y la primavera asoma a la vuelta de marzo. Franky aguanta valiente ante todo. Nada le tumba. Ni el bebe, ni sus obligaciones, ni su futuro, ni tan siquiera su novia. Tiene una última bala en el cartucho. San valentín. Ha planeado intentar recuperar por millonésima vez a la chica de la que se enamoró. Por el bien de los dos, y sobre todo el suyo. Aunque aguanta todo esto, no le termina de convencer de que siempre será así. Ya aceptó lo del bebe, ahora aguantar esta relación le pesa mucho. Y es un peso que no está dispuesto a cargar en sus hombros. Supongo que lo último que se pierde es la esperanza, y eso no es siempre algo bueno. Él tiene la esperanza que con lo que tiene planeado despertará el cariño latente en ella que tanto le falta últimamente. Aunque su cabeza le dice que ya nada de eso volverá, e irremediablemente, han caído ya en el triste precipicio de la rutina y del orgullo, su corazón le otorga la fe de que puede no ser cierto, y que luchando todo puede ser como antes. Lo imposible solo existe en mentes limitadas a aceptar lo que viene, sin meditar si se puede mejorar o cambiar. Aunque su horario es algo apretado, ha conseguido sacar tiempo para todas sus obligaciones, y sacrificando algo de sus horas de sueño, prepara una sorpresa entrañable. 

Un día, justo después de trabajar, se dirigió a la papelería mas cercana, y compró un libro, cuya particularidad era que en sus hojas nada había escrito. Como una especie de diario. Pero sin portada, ni nada. Simplemente un libro en blanco de poco más de 100 páginas. Al lado, había una tienda donde vendían cámaras de fotos. Entró aprovechando que aun le sobraba dinero, e imprimió alrededor de 50 fotos donde salía junto a Áfrika, y también una ecografía del bebe. ¿Su regalo? Algo tan simple como un libro donde ellos serían los protagonistas de la historia de amor más bonita que ha existido jamás. Tuvo la idea de hacer un libro donde contará desde su perspectiva, lo que sentía antes de conocerla, sus primeros días de relación, las peleas, lo del bebe .. toda su historia hasta el momento en el que le regalara el libro.

 Al llegar a casa se dispuso a empezar, pensaba que lo mejor y mas bonito sería salirse de lo típico de regalar algo costoso por el día de los enamorados, y hacer algo con sus propias manos. Que ella viera todo el esfuerzo que el realiza por mantener a flote su amor, que lo apreciara y pusiera más de su parte. Al terminar de ducharse empezó con todo el mimo del mundo a crear la portada. Pegó con cuidado una foto, pero no una cualquiera, sino la primera que se hicieron, en la que ni tan siquiera salían besándose. De título le puso; "Porqué el amor aveces también es bonito". Tardó en completar todo algo más de un mes. Dedicándose cada noche después de volver de casa de ella a escribir pagina por día. Despacito y con buena letra. No dormía mucho ya que se iba muy en la madrugada a dormir por completar aquel libro. Pero una vez que terminó se sintió orgulloso. Tantas paginas en las que podrían leer como comenzó todo. Se imaginaba de anciano con ese libro en sus manos, mientras se mecía en una silla, mirando a Áfrika tan guapa como siempre. Y sonreía como si todo lo malo no le importase. Pero no contento con tantas horas de trabajo en ese regalo, decidió hacer aun más bonita la sorpresa a su novia. Fue a la pastelería, y encargó una tarta enorme de chocolate, con una pequeña inscripción que decía que la amaría toda una vida. El chocolate no era algo que le entusiasmara en especial, pero como la tarta era para ella daba igual. 

Gritándole al silencio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora