Capítulo único

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Me miró con ese par de ojos fríos mientras caminaba. Tenía una expresión indescifrable en el rostro mientras se acercaba lentamente. Mientras más lo miraba acercarse, escalofríos recorrieron mi cuerpo. Cada paso que daba hacia adelante yo daba uno hacia atrás.
- ¿Qué pasa? ¿Me tienes miedo? Hace unos segundos atrás dijiste que me amabas. – Dijo en tono burlón.
Intenté responder, pero cada palabra que pensaba desaparecía en mi garganta. Golpeé de espaldas contra la pared enladrillada del edificio, debí haber huido… Pero se siente como si no pudiera volver a caminar.
Él se detuvo, pasando su mano por su oscuro y rojizo cabellos antes de sonreírme de lado. Volvió a acercarse hasta quedar justo frente a mí; alzo su siniestra con agilidad y golpeó la pared; su puño estaba a pocos centímetros de mi cara. Me quedé sin aliento al encontrarme con su cara, muy cerca a la mía.

Llevó su mano a la base de mi cuello, bajando lentamente con un dedo hasta mi pecho.
- ¿Esto te gusta, no? – Susurró – Amas que te toque, porque tú corazón late más rápido.
Odié admitir que tenía razón, los latidos eran tan fuertes que podía oírlos… No quería que se detuviera, pero otra parte de mí me dice que corra; Me miraba fijamente con esos ojos inexpresivos…
Volvió a mi cuello, dejando húmedos besos a su paso. Alcancé a ver sobre sobre su hombro y note los restos… Los restos de una chica de secundaria, muerta en el suelo, pálida y con los ojos abiertos.
Sentí un dolor punzante en el cuello; grité mientras lágrimas rodaron por mis mejillas. Lo empujé y me deslicé por la pared hasta el piso; mi visión se volvía borrosa mientras aún lo miraba. Él se limpió la sangre de la boca y me sonrió.
- Eres mi juguete, mi fuente de bebida. Me perteneces. Tú cuerpo, tu alma y tu sangre. – Todo cambió en él, pero esos fríos ojos permanecieron. Esos ojos… que no puedo… y no olvidaré…

Me sentí flotando. Flotando en el aire, no, me estaban cargando. Abrí perezosamente mis ojos por la mitad. Y lo ví. Esos verdes ojos y rojo cabello.
- Je, ¿ya despertaste? – Se fijó en mi – Quizás bebí mucha sangre – Sonrió.
Quería golpearlo y huir, pero me sentía débil. Sus colmillos brillaron con la luz de la luna, sonriéndome; me quedé sin aliento… ¡Alguien ayúdeme! De pronto se detuvo frente a la puerta
- Quédate quieta y no grites – Idiota, si sólo tuviera la fuerza ya habría saldrido corriendo o incluso ya hubiera gritado.
Golpeó a la puerta con el pie. Tomó aire y mantuvo los ojos cerrados. La puerta se abrió, y ahí empezó todo…
- L-la encontré e-en el suelo inconsciente – Dijo en un puchero
Entré en shock. ¿Estaba a punto de llorar?
- ¡Dios Mio! ¡Mi hija! – Mi padre gritó - ¿Qué pasó?
- S-se suponía q-que nos e-encontraríamos frente a l-la p-puerta p-principal, cuando la e-encontré inconsciente c-contra el muro de la e-escuela - Lanzó fuera . ¿Estaba temblando? ¡¿Qué tan buen actor puede ser?!

- ¡Amor! ¡Ven aquí rápido! - Mi padre gritó - ¡Adelante, hijo! - Ahora estábamos dentro de mi casa. Me pusieron en el sofá y escuché a mi madre jadear.
- ¡El kit de primeros auxilios! - Ella ordenó.

Él me puso en el sofá y me miró con esa falsa, asustada, sorprendida y horrorizada cara. Mi papá lo llevó al comedor mientras mi madre atendía a mi cuello. La escuché jadear ligeramente ante la marca de dos dientes. Miró a su alrededor y rápidamente puso una venda en la herida y me acarició el pelo.

-Lo siento mucho… Lo siento mucho - Ella susurró. ¿De qué estaba mamá hablando? Ella me besó en la frente antes de dejarme en el sofá.
- Gracias Ayato. Por favor , quédate todo el tiempo que quieras - Oí la voz de mi padre. Entraron en la sala de estar y se pararon junto al sofá en la que estaba recostada.
- Gracias , Sr. ________ Realmente lo aprecio - Él sonrió con descaro.
- Mi hija tiene suerte de tener un novio como tú. Todo lo que deseo es que usted cuide de ella - Mi padre le dio una palmada en la espalda a la ligera.
¡¿Novio?!
-Oh, yo lo haré. Con todas mis fuerzas - Él me sonrió. "U-Ughh." Gemí. Todo el mundo se volvió hacia mí. Traté de levantarme, pero acabé por caer de nuevo en el sofá.
-No te exijas cariño. Estás a salvo ahora. Tu novio te trajo a casa - Mi padre me dijo.
- ¿Novio...? - Lancé al cabo.
- Soy yo. Ayato Sakamaki, tu novio – Ayato se inclinó a mi nivel y me agarró la mano como un amante haría normalmente.
- ¿Ayato… n-novio? - Le dije. ¡Vamos papá! ¡Sabes que yo no tengo un novio! ¡¿Qué pasó con esas conversaciones que teníamos en las reuniones familiares?!
-Ella todavía debe estar cansada de lo que sucedió. Yo la llevaré a su habitación.- Dijo Ayato. Mi padre acaba de dar un guiño simple en su aprobación. Ayato cogió mi cuerpo débil. - Apóyate en mí, amor - Me susurró suavemente. Yo lógicamente envolví mis brazos alrededor de su cuello. Apoyó mi peso sobre sus brazos que envolvieron la parte superior de mis muslos, cerca de agarrar mi trasero.

Hermoso demonio - AyatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora